Mohamed VI: Un periodista revela los secretos de la monarquía

Una vez más la monarquía marroquí se ve sacudida por un los ataques de libro. Una investigación detallada, escrita por el ex corresponsal de la AFP en Rabat, que revela el rostro oculto del rey Mohammed VI.
Así, más de 20 años después de la salida del libro “Nuestro amigo el Rey”, de Gilles Perrault, que dio a conocer la cara del régimen autoritario del rey Hassan II, dos años después de la publicación del libro “El Rey predador”, de Catherine Graciet y Eric Laurent, que revela cómo el nuevo rey de Marruecos Mohammed VI se había acaparado de las riquezas de su país y unos meses después del lanzamiento del libro “Diario de un príncipe desterrado”, que revela el secreto de la corte real a través del testimonio único de un primo del monarca marroquí, el Príncipe Moulay Hisham, el Palacio Real de Rabat es sacudida de nuevo por las revelaciones de un nuevo opus ,“Mohammed VI, detrás de las máscaras”.
Esta vez, es un periodista marroquí, Omar Brouksy, que aporta materia al tema con un libro muy documentado, que revela con gran detalle y precisión, algunas claves del poder de la monarquía marroquí. Escrito en el mismo estilo que “Nuestro amigo el rey”, el primer libro que había osado revelar los poderes autoritarios del Palacio y el Majzén en los años 1990, este nuevo libro, “Mohammed VI, tras las máscaras”, expone las mismas críticas, esta vez, hacia el reinado de Mohammed VI, que acaba de completar sus 15 años en el trono.
A través de sus 230 páginas, el libro de Omar Brouksy, descifra, con mucha precisión, los años en el poder de Mohammed VI, desde el año de la muerte de Hassan II en 1999 hasta hoy. Como lo indica el título, hace caer la máscara de Mohammed VI, revelando la cara oculta de un rey a la vez tímido y prudente que aprendió con el tiempo a mantener su poder casi absoluto. En su presentación del libro, el autor es claro: « 15 años después de su acceso al poder, el rey de Marruecos sigue siendo un desconocido y un intocable. Detrás de las máscaras del rey moderno, cercano a su pueblo, único dirigente del mundo musulmán que supo liberalizar su régimen sin problemas, se esconde un personaje más ambiguo.
Comendador de los Creyentes (pero primer vendedor de alcohol en el país), jefe del ejército (cuyos generales le dan miedo), marionetista de la vida política (de la que desprecia los tenores), M6 “se apega a sus poderes casi absolutos sobre la justicia, la política y la economía. Al riesgo de dejar el Palacio Real y las grandes empresas del país en manos de unos pocos, calificados por la opinión como la « monarquía de los amigos ». Preocupado por su imagen, muy discreto sobre los problemas de salud que trata en Francia, Mohammed VI tolera mal la contradicción, ya sea de una prensa cada vez más amordazada o de su familia. Aunque el libro evita atacar la persone del rey, contiene un retrato detallado donde se pueden ver algunos detalles casi íntimos del rey como su timidez y su salud.
En un capítulo titulado “El rey silencioso « , describe cómo el nuevo rey prefiere la acción y el terreno más que los discursos que dominaba a la perfección su difunto padre Hassan II. Mohammed VI era, a diferencia de su padre, una persona poco comunicativa y no le gustaban los periodistas. Además, Omar Brouksy forma parte de las víctimas de las violaciones de las libertades de la prensa del régimen de Mohammed VI, ya que su semanario Le Journal fue cerrado por haber revelado la primicia sobre la implicación de la oposición en un golpe de Estado contra Hassan II. El autor también habla de presiones e intimidaciones cometidas contra Ali Lmrabet.
Si el libro habla de cosas conocidas por la prensa internacional y los especialistas del asunto marroquí, revela sobre todo algunas informaciones y secretos del palacio, que no todo el mundo conoce. El periodista y autor habla sobre todo en su libro del clan del rey, las personas clave que han sido en su mayoría compañeros de clase en el Colegio Real de Rabat: Fouad El Himma, consejero personal del rey desde 2011, Mohammed Yasin Mansuri (jefe de la DGED, los servicios de espionaje marroquíes), Mohammed Rochdi Chraïbi (director del gabinete del rey), Noureddine Bensouda (tesorero general del reino), Fadel Benyaiech (embajador de Marruecos en España).
Es más o menos con este pequeño grupo que el rey Mohammed VI mantiene su poder y su influencia política, social y mediática sobre el reino. Por otra parte, el autor narra con muchos detalles cómo el Rey Mohammed VI había descartado varios poderosos visires del difunto rey Hassan II, empezando por el omnipotente ministro del Interior Driss Basri, que le espiaba por orden de su padre Hassan II. El autor también narra cómo « M6 » se deshizo del primer ministro Youssoufi. Detalla este abandono a través del encuentro entre Mohammed VI y Youssoufi (USFP), el Primer Ministro no reelegido, a pesar de la mayoría obtenida por su partido en 2002. El autor indica que la reunión con el rey sólo duró unos diez minutos. 
En los secretos del palacio, sólo André Azoulay, consejero económico escapó a la purga del joven rey. El libro que se puede leer de un tirón, no se para en los detalles y ofrece justo lo básico para un lector curioso por los secretos de Palacio. El autor tampoco profundiza en la vida de la familia real, sólo cuenta algunas anécdotas conocidas por la prensa especializada. La corrupción y los privilegios concedidos a algunas personas cercanas al Palacio son también evocadas en este libro balance. Como cuando el rey cedió al atleta Hichem El Guerroudj dos grandes fincas del Estado que valían 27 millones de euros por la módica suma de 200.000 euros. Un caso que había suscitado muchas críticas en aquel entonces.
El periodista Omar Brouksy no profundiza tampoco sobre el tráfico de drogas en Marruecos, que aporta a Marruecos cada año más de 10 mil millones de euros. El libro que editado y vendido en Francia, podría causar un escándalo a la hora de descifrar los privilegios concedidos a algunos altos funcionarios franceses como el presidente Hollande, el primer ministro Valls o Najet Valaud-Belkacem, a la que el rey otorgaba un estatus privilegiado. Por último, el autor evoca en un capítulo muy detallado el hundimiento de la diplomacia marroquí hasta el punto de hablarse de « diplomacia torpe ». Para ello relata algunas historias que afectaron la imagen de Marruecos en el mundo.
Que se trate del reciente indulto real acordado a un pedófilo español condenado a 30 años de prisión por haber violado a más de 11 niños (agosto 2013), de la decisión de Marruecos (abril de 2012) de retirar la confianza en Christopher Ross, el enviado de la ONU para el Sáhara Occidental, el caso Aminatou Haidar, la activista saharaui a la que las autoridades marroquíes negaron, en noviembre de 2009, la entrada al Sáhara Occidental, donde vive; o en el caso de la isla de Perejil, al norte del reino, que Marruecos « ocupó » en una tarde de julio del 2002. Estas faltas reales, el autor afirma que a veces fueron cometidas bajo el efecto de la ira incontrolada, muestran cómo, en Marruecos, el vínculo entre responsabilidad política y ejercicio del poder es débil, por no decir inexistente. Tantos hechos históricos conocidos, anécdotas reales y juegos políticos malsanos que dan una imagen novelesca a un palacio real hasta ahí cerrado a la prensa y a los curiosos.
 

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