Unas 200 personas reclaman la demolición de esta barrera militar de 2.720 kilómetros, la más extensa del mundoLos saharauis demandan la implicación de la comunidad internacional para solucionar un problema que dura 34 años.
EN CIFRAS
2.720KILÓMETROS DE MURO
El muro del Sahara Occidental tiene una longitud superior a los 2720 km construidos por Marruecos entre 1982 y 1987 en el Sahara Occidental. Es una zona militar construida con el fin evitar las incursiones del Frente Polisario e impedir la vuelta de los refugiados saharauis al territorio ocupado por Marruecos. Se considera “el mayor obstáculo militar operativo del mundo” según algunos analistas internacionales.
ESTRUCTURA
Es un conjunto de seis muros de arena y piedra de entre dos y tres metros de altura. Está protegido por búnkers, zanjas, parapetos, trincheras, alambradas, minas y sistemas electrónicos de detección y defendido por más de 160.000 soldados marroquíes. Cada 5 kilómetros del muro hay una base militar de alrededor de 100 soldados. Distintos grupos de radares fijos y móviles, de un alcance de entre 60 y 80 kilómetros, están colocados a lo largo del muro. Según algunas fuentes, Marruecos gasta dos millones de dólares diariamente para mantener el muro.2.500
VÍCTIMAS
El muro representa una amenaza continua a la seguridad debido a los 7 millones de minas sembradas a lo largo de su extensión además de grandes cantidades de restos explosivos de guerra y municiones en racimo. Las víctimas de las minas ascienden a 2.500.
BOJADOR (ARGELIA) –
Cerca de 200 personas, autóctonos y visitantes, protagonizaron el pasado día 12 una manifestación en el Sáhara Occidental para reclamar el fin del muro de la vergüenza que separa los territorios ocupados por Marruecos, de los territorios liberados de la República Árabe Democrática Saharaui (RADS). Un muro que recorre 2.720 kilómetros, que supone la mayor barrera militar existente en el mundo y que, sin embargo, apenas ocupa titulares en la prensa internacional. Coincidiendo con la fiesta de la unidad nacional saharaui que tuvo lugar el día 12 de octubre, la plataforma Gritos Contra el Muro organizó una jornada en la que se reclamó el fin de esta barrera levantada por Marruecos en distintas fases desde hace 34 años y que divide a la población saharaui en dos. Precisamente para conmemorar y denunciar estas más de tres décadas de partición, representantes de la Asociación de Víctimas de las Minas (Asavim) colocaron ante el muro 34 flores como continuidad de la obra Una mina, una flor del artista Moulud Yeslem.Un miembro de la asociación reclamó en su discurso la necesidad de la implicación de la comunidad internacional en este conflicto. “Los países deben presionar a Marruecos para que se termine con la vigencia de este muro. Supone una gran inseguridad para toda la zona del Magreb y para toda la paz internacional”, destacó. Al término de la manifestación se lanzaron globos con el eslogan La independencia del Sahara es posible y se celebró un acto en una jaima habilitada en el desierto del Sáhara Occidental. Todo bajo un estricto control para que los participantes, que atravesaron en caravana más de 80 kilómetros en el desierto, no se salieran del perímetro de seguridad habilitado ante el peligro que suponen las minas antipersona que están sembradas por toda la zona.Entre los asistentes se encontraban reconocidas personalidades como el presidente de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias (CEAS) con el Sáhara, Pepe Taboada; el activista prosaharaui navarro Carlos Cristóbal, o los parlamentarios de la Cámara Vasca, Juan Carlos Ramirez-Ecudero, del PNV, y Diana Urrea de EH Bildu, así como el cooperante andaluz Pepe Oropesa. “Estamos aquí para que Marruecos nos escuche y sean conscientes de que el pueblo saharaui no está solo”, apuntó Taboada, en nombre de CEAS, grupo que organizó un viaje desde España y en el que participaron cerca de 40 personas.
HISTORIA
En los años 70 y en el marco de los fuertes enfrentamientos entre el pueblo saharaui y Marruecos por el Sáhara Occidental, y ante el avance de las victorias del Frente Polisario, el rey Hassan II de Marruecos, aconsejado por franceses, estadounidenses e israelíes, ordenó construir una inmensa línea de muros defensivos cuyo levantamiento se hizo en seis fases y duró siete años.Hoy en día, las consecuencias de este muro son tan evidentes como que, de facto, parte en dos un país y aísla y separa los territorios ocupados de las zonas liberadas y de todo el mundo. Los 2.720 kilómetros sirven a Marruecos también para consolidar la ocupación del territorio como un hecho consumado y para negar la existencia de territorios liberados administrados por el Polisario y la RADS. Además de la influencia económica, ecológica y humanitaria, el muro tiene un gran impacto social porque daña el tejido de la sociedad saharaui y divide a sus familias entre las zonas ocupadas y los campamentos de refugiados.Con el mismo objetivo que construyó el muro, Marruecos sembró con más de 7 millones de minas el terreno que le rodea para evitar los acercamientos. Hoy, pese a no haber conflicto armado, todas esas minas y restos de guerra siguen presentes y cobrándose víctimas cada año.
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