19 de noviembre, 2014 – La inseguridad ha vuelto a apoderarse de la región del Sahel y cualquier esperanza de una mejora en la situación de millones de personas allí se ha evaporado. Esa es la conclusión a la que ha llegado Robert Piper, el coordinador humanitario de la ONU para el Sahel.
Según él, los actores regionales deben abordar la cuestión de la inseguridad o arriesgarse a sufrir problemas aún más graves en 2015.
Tradicionalmente, los habitantes del Sahel han sido víctimas de sequías y hambrunas y últimamente, la violencia también ha disparado el número de refugiados. La mayor preocupación ahora mismo es Nigeria, donde 1,5 millones de personas han huido de los fundamentalistas de Boko Haram.
Estos desplazados han buscado refugio en países vecinos como Níger, donde la inseguridad alimentaria ya alcanza un 60%, calcula Piper. « Lo que ha cambiado es la escala del problema de Boko Haram. Está generando cada vez más sufrimiento y más desplazamientos.
En el curso de cuatro meses, ha habido un salto de 600 a 1.000 y luego a 1,5 millones de personas, según las autoridades nigerianas », dijo Piper. Hace 10 años, la región recibió 200 millones de dólares en ayuda pero las necesidades de asistencia ya se han disparado a más de 2.000 millones de dólares, según cifras de la Oficina de la ONU de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). Según Piper, esta situación es insostenible. Por eso, hizo un llamado a los nueve gobiernos en la región para que implementen soluciones a largo plazo para ayudar a los más vulnerables.
A corto plazo, la región también necesita otros 40 millones de dólares para implementar medidas para combatir el ébola.
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