En el reino de Marruecos, poco o nada ha cambiado desde los llamados “años del plomo”. Se impide la presencia en el Foro, de las verdaderas Organizaciones saharauis de defensa de los DDHH, actualmente ilegalizadas en el territorio ocupado del Sahara Occidental, y por el contrario se presentan otras como tales, que no representan a nadie solo sirven para la propaganda del Régimen Marroquí ante los participantes en el Foro Mundial.
Según el informe mundial sobre la tortura, publicado en mayo de 2014 “La tortura y los malos tratos son una realidad y por lo general quedan impunes en los centros de detención de Marruecos y el Sahara Occidental”.
En el Sahara Occidental continúan las violaciones sistemáticas de los derechos más elementales de las personas, la represión, arrestos arbitrarios, desapariciones forzadas, secuestros, deportaciones, fosas comunes, intimidaciones, las más elevadas formas y prácticas de la tortura. También la negación de las libertades de expresión y de circulación, los juicios sumarios, y otras prácticas comprobadas por el Relator de la ONU contra la Tortura, el argentino Juan Méndez, y denunciadas por la casi totalidad de los organismos internacionales.
En los últimos años se han detenido miles de personas, de las cuales decenas murieron en las cárceles marroquíes y otras cientos desaparecieron. En Marruecos y en los territorios ocupados del Sahara Occidental, hay decenas de presos políticos saharauis, víctimas de gravísimas e irregulares condenas como, por ejemplo, la severa sentencia dictada por el tribunal militar marroquí contra los 25 civiles, conocidos activistas saharauis de Derechos Humanos del campamento de Gdeim Izik: una protesta pacífica de miles de personas, en la que las fuerzas marroquíes irrumpieron de noche, durante el descanso de jóvenes, ancianos, mujeres y niños, incendiando las jaimas y arrasando con todo lo que había a su paso, dejando como saldo detenidos, muertos y desaparecidos.
El Reino de Marruecos, además de saquear los recursos naturales de un territorio que no le pertenece -porque, de acuerdo al derecho internacional y a la ONU, está pendiente de descolonización-, mantiene muros militarizados (de más de 2.700km de extensión) que dividen tanto la tierra como a la población, con millones de minas anti personas, sembrando muerte y destrucción a diario entre civiles inocentes. Sus fuerzas de seguridad cierran a cal y canto el territorio para la prensa extranjera y los observadores internacionales, mientras cometen todo tipo de atrocidades contra manifestantes pacíficos y defensores de derechos humanos. Todo esto sucede en un territorio oficialmente bajo supervisión de la ONU.
El Reino de Marruecos sigue rechazando el control de los Derechos Humanos por la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara Occidental (MINURSO) que es hoy, la única misión de paz de la ONU sin competencias en materia de Derechos Humanos. Esta supervisión es reclamada por infinidad de organismos nacionales e internacionales de derechos humanos. El establecimiento de esta protección de los Derechos Humanos es considerado por el mismo Secretario General de la ONU “urgente y necesario”, como lo declara en su último informe pidiendo, además, que sea independiente e imparcial.
El reino de Marruecos es el país que más resoluciones de la ONU incumple, después de Israel: sabotea impunemente la legalidad internacional y se niega a recibir al Enviado Personal del Secretario General de la ONU para el Sahara Occidental, el Embajador estadounidense Christopher Ross. Asimismo, se opone a que la Sra. Kim Bolduc -la nueva Jefa de la Misión de Paz en el Sahara Occidental, designada por el secretario General de la ONU en mayo pasado- pueda viajar al territorio saharaui y empezar sus trabajos, por el simple motivo de declarar sus intenciones de interesarse por los Derechos Humanos en el territorio.
En la misma sintonía, se niega oficialmente a colaborar con el Enviado Especial de la Unión Africana (UA), el Ex Presidente de la República de Mozambique, Joaquim Chissano.
Por todo ello, desde CEAS-Sáhara repudiamos el hecho de que Marruecos sea la sede del II Foro Mundial de Derechos Humanos, y hacemos un llamamiento a las Naciones Unidas, y a las Organizaciones de Derechos Humanos para que no se presten a participar en esta FARSA que solo persigue lavar la cara de un régimen que viola diariamente los DDHH en el Sahara Occidental y en el propio Marruecos.
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