Los atentados criminales de Atocha del 2004 engendraron un giro radical en la posición de España con respecto al conflicto del Sahara Occidental. De defender la legalidad internacional, Madrid pasó a convertirse en el primer defensor de los intereses marroquíes en las instancias internacionales. Hoy en día, los gobernantes españoles justifican esta posición alegando que la monarquía alauita podría desaparecer si Marruecos pierde el Sáhara. Una declaración que puede esconder otra razón mucho más grave : España está siendo groseramente manipulada con el tema de la amenaza terrorista.
Hoy, en el momento en que el Consejo de Seguridad de la ONU se dispone a pronunciarse sobre el crítico informe de Christopher Ross, París es objeto de una terrible matanza cuyos autores, al igual que la de Atocha, son todos marroquíes. Un par de días después del atentado, François Hollande recibe al rey de Marruecos para felicitarle por la información proporcionada por Rabat para acabar con una célula relacionada con el acto terrorista.
Estos sucesos garantizaron el alineamiento de París con Rabat. Francia impidió una resolución en el Consejo de Seguridad que focaliza sobre el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.
Como dice el refrán saharaui, al que no sea bobo le basta un guiño para comprender.
Be the first to comment