12 abril, 2016
Por Ana Camacho @anacamacho70
El Gobierno de Marruecos está decidido a desafiar la comunidad internacional con una escalada bélica que dirige inequívocamente a la guerra en el Sáhara Occidental. Esta estrategia comenzó inmediatamente después de la expulsión de más de 70 miembros de la MINURSO con un movimiento de tanques en la región de Smara y la movilización militar junto al muro.
La delegada del Frente Polisario Jira Bulahi, lamenta que la opinión pública y los medios de comunicación españoles no reflejen esta nueva amenaza a la paz que “avanza a pasos de gigante”, desde la crisis de Marruecos con la UE, sucedida de la crisis con la ONU y su Secretario General, el Sr. Ban Ki-moon.
Para el Frente Polisario estos gestos no tienen otro sentido que un alevoso empeño por parte de Marruecos por echar más leña al fuego a la indignación y decepción que ha suscitado en el pueblo saharaui la pasividad del Consejo de Seguridad de la ONU ante las provocaciones marroquíes y sus ataques a la acción de Naciones Unidas. Este interés marroquí por disparar la tensión también se refleja en el recrudecimiento de la persecución de las y los activistas saharauis de derechos humanos en las zonas ocupadas del Sáhara Occidental, el empeoramiento de la situación de los saharauis detenidos y acciones como la desaparición y salvajes torturas que han sufrido los dos hijos del preso político Embarek Daoudi, que fueron a visitar a su padre a la cárcel. Los dos jóvenes fueron liberados tras dos días de sufrir malos tratos y se encuentran en deplorables condiciones físicas y psíquicas.
Para el Frente Polisario es evidente que la estrategia marroquí busca acabar con el plan de paz que la ONU puso en marcha con su acuerdo, en 1991, creando la MINURSO, la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental. Por un lado, Rabat incita a los saharauis a la vuelta a las armas. Por otro, en el campo diplomático, con estas acciones beligerantes intenta presionar en Naciones Unidas, de cara al próximo debate sobre la renovación de la MINURSO, para imponer un cambio que acabe con la R de Referéndum de la misión de los cascos azules. Pero esta opción también conduciría a la guerra ya que el Frente Polisario no está dispuesto a aceptar un cambio que supondría una misión rehén de la administración marroquí y que legalizaría su ocupación sobre el territorio.
Es más, tras esta crisis, el Frente Polisario no está dispuesto a aceptar otro formato de la MINURSO y exige que, de volver su personal al Sáhara Occidental, sea con un programa definido con fecha para la celebración del referéndum y de cumplimiento de su finalidad inicial.
España como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, no está ayudando a la aceleración del proceso para alcanzar una solución definitiva. Con ello, en lugar de cumplir con el papel que le corresponde respecto a sus responsabilidades jurídicas, históricas y morales, está jugando claramente a favor del anexionismo marroquí y de su absurda carrera hacia la guerra.
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