por Haddamin Moulud Said
Antecedentes:
A lo largo del año 2011, la UA, aprobó, no una, sino dos Resoluciones pidiendo a los Estados miembros de la organización que votaran a Togo y a Mauritania, para los dos puestos que correspondían a África en el Consejo de Seguridad. ¿Y porqué la UA tuvo que aprobar esas resoluciones en una materia que, a priori, no requiere de tanta orientación?
Muy sencillo: Marruecos, un país africano, pero ajeno a la UA, también, venía peleando por ese mismo puesto en el Consejo de Seguridad.
Sin embargo, en octubre de 2011, la votación en la Asamblea General de NNUU, reveló que, contra lo que deseaba la UA, Marruecos, había ganado por goleada en la primera votación, sin necesidad, si quiera, de acudir a una segunda vuelta. Más aún, los 151 votos que Marruecos había conseguido en aquella votación revelan que hubo una auténtica fuga de votos. Es decir, varios Estado miembros de la UA, desoyendo las recomendaciones de la organización africana, habían otorgado su voto a Marruecos, en lugar de darlo a Mauritania.
El 21 de octubre de 2011, El ministro de Relaciones Exteriores de Marruecos, Taieb Fassi Fihri, dijo a los periodistas que su país había triunfado « a pesar de los intentos que se hicieron, en vano, para excluir a Marruecos de su competición » por no pertenecer a la UA.
« Hoy una amplia mayoría de países africanos decidieron mostrar solidaridad con Marruecos, mostrar confianza en Marruecos, apoyar a Marruecos », dijo.
Más recientemente, y después de la mayor disputa entre la ONU y un Estado miembro, Marruecos, salió prácticamente indemne de su pulso con la Secretaría General de NNUU. En su enfrentamiento con la ONU y, especialmente, con la Secretaría General, Marruecos, no ha salido tan malherido. Si resulta evidente que la Resolución del Consejo de Seguridad, de abril de 2016, fue tan inocua para Marruecos gracias a las gestiones de ciertos Estados, más evidente será imaginarse el alcance y capacidad de mover palancas, en África, de esos mismos Estados.
Por otra parte, según ‘Jeuneafrique’, existen 27 Estados africanos que han pedido la expulsión de la RASD del seno de la UA. Y aunque dicha pretensión tiene escaso recorrido jurídico, es evidente que su carga política es elevada. Más aún, viene a avisar que Marruecos no sólo desea ingresar en la UA, sino que pretende expulsar a la RASD del seno de esa organización. Sólo en este sentido, es como se entienden las palabras de Paul Kigame, Presidente de Rwanda, cuando dice que ‘no se puede expulsar a un Estado miembro de la UA’, lo que termina por dar absoluta credibilidad a la noticia aparecida en esa revista promarroquí. No obstante, esta tesis de la expulsión de la RASD, como condición para el ingreso de Marruecos, es la hipótesis que manejan tanto argelinos como sudafricanos, nigerianos y otros, y a la que, por su puesto, se oponen.
Resumiendo. Aunque la posibilidad de expulsar a la RASD de la UA, tiene un recorrido bastante escaso, no es menos cierto que la relevancia política de esa pretensión es notoria. Y Marruecos, por lo visto, ha puesto toda la carne en el asador. Si jurídicamente, las cosas le vienen cuesta arriba, Marruecos y sus aliados utilizarán el peso político de esa pretensión para diluir la cada vez más creciente actividad africana en la cuestión del Sahara Occidental. Es decir, a Marruecos, lo que realmente le molesta es el activismo de la UA en la cuestión del Sahara Occidental.
Marruecos, envalentonado por su victoria ante la ONU, la emprende ahora contra la UA, último bastión prosaharaui. Y desde luego que no lo hace por amor a los africanos, sino por terminar de engullir el Sahara Occidental.
Haddamin Moulud Said.
19.07.16
ibnuabirabiaa@[at].es
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