(Capítulo VIII)
Co. 11 de septiembre de 2016
Después de largos enfrentamientos por ocupar el territorio de Ifni, el gobierno español tomó la ciudad en abril de 1934, en función de los artículos III y IV del Convenio hispano-francés, firmado en Madrid, el 27 de noviembre de 1912, en aplicación del artículo 8º del Tratado de Paz de 1860. A pesar de haber sido tomada la ciudad, los ataques a los puestos militares españoles no cesaron, el 30 de julio de 1956 Marruecos obtiene la independencia de Francia. Con un Marruecos Estado, bajo el reinado de Mohamed VI, se reinician los ataques más virulentos a la ciudad de Ifni. España que se oponía a entregar “una provincia” española, se defendía internacionalmente justificando la posesión del citado territorio colonial por los acuerdos mencionados anteriormente.
El 30 de junio de 1969 España abandona la ciudad y todo el territorio de Ifni, argumentando que frente a lo que se mantenía por el gobierno desde 1958, de que Ifni era una provincia más equiparable a las peninsulares o insulares, y que sin embargo, el Consejo de Estado se vio obligado a reconocer que únicamente era una provincia de naturaleza «funcional». Pero la principal labor de desmitificación de los vínculos históricos estaría a cargo del ministro de Asuntos Exteriores, José María de Castiella, que en reunión secreta de la Comisión de las Cortes, dictaminó: “que la existencia de las antiguas pesquerías españolas de Santa Cruz de Mar Pequeña, en realidad se trataba de un fortín español en la costa africana construido en 1478 por Diego García de Herrera para comerciar y realizar razzia que obtendrían mano de obra para las azucareras canarias”. Además, no constaba en ningún documento que tal emplazamiento se situara precisamente en el actual Ifni. España no podía sostener indefinidamente la defensa de Ifni, por lo que después de miles de bajas españolas en las guerras interminables de la ciudad, era necesario de una justificación al entregar Ifni a Marruecos, sin que menoscabara la honra de los españoles caídos por defender lo que ya era indefendible.
Para justificar la salida española de Ifni, el ministro Castiella recurrió a argumentos estratégicos y económicos. En primer lugar, que las comunicaciones con la capital resultaban penosas, lo cual, en caso de hostilidades, hacía que el mantenimiento del territorio supusiera unos gastos materiales y humanos desmesurados. Además, no constaba en ningún documento, que tal emplazamiento se situara precisamente en el actual Ifni, se había hecho de modo unilateral, sin contar con los franceses y con una extensión superior a la que correspondía. Igualmente, el enclave era «una mera cabeza de puente inviable e ineficaz», en la que resultaba imposible la pesca, lo que contradecía la concesión hecha por Marruecos en 1860, en que se cedía a perpetuidad un “territorio suficiente para la formación de un establecimiento de pesquería como el que España tuvo allí antiguamente”. Así justificaba el gobierno español en documentos internos de su salida de Ifni, (en aquel entonces, Ifni era secreto de Estado). Cuando España se retiró de la ciudad de Ifni, abandonó también los territorios de Xibica y Juby, replegándose al Sur de Cabo Bojador.
Hubo un hecho que, por lo relevante, es sospechoso. El gobierno español también justificó la salida de Ifni con un Acuerdo de Pesquero de máximo interés para los pescadores españoles, especialmente andaluces, con una duración de diez años, prorrogables. Se había acordado con anterioridad a la entrega de Ifni a Marruecos. El Acuerdo permitía a todos los pescadores españoles efectuar las pesquerías en el litoral marroquí en el mediterráneo y en atlántico, hasta la frontera con el Sahara Occidental Español (Bojador), sin pago de canon alguno. A los siete días de bajar de bandera de la ciudad de Ifni, y posterior retirada de los españoles, Marruecos anuló el Acuerdo de Pesca, expulsando de sus caladeros a todos los barcos españoles.
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