Las decisiones que ha tenido que tomar la ONU con respecto al conflicto del Sahara Occidental, vienen desarrollándose a partir de los procesos de descolonización que se dieron en el continente africano en la década de los sesenta, por medio de la resolución 1514 de 1960, en la que se pronunció explícitamente por el derecho a la autodeterminación de los pueblos como principio universal de descolonización.
Así, la ONU se muestra en el caso del Sahara Occidental como un ente funcional importante para la garantía de los derechos humanos y la autodeterminación de los pueblos. Sin embargo, por la importancia geopolítico-económica del territorio, el Sahara Occidental comenzó a convertirse en un difícil problema internacional, en el que las partes involucradas no estaban dispuestas a ceder en cada una de sus pretensiones.
Es importante tener en cuenta que la MINURSO es la misión más antigua de todas las que existen en el continente africano. Por tanto, se crea la incógnita de que si la ONU, principal organismo internacional garante de los Derechos Humanos y de la democracia, ha logrado la finalización de otros diferendos internacionales, como el de Timor Oriental o el de Kosovo, ¿por qué no ha logrado dar una solución definitiva al conflicto en el Sahara Occidental?
Es importante resaltar que cada uno de los pronunciamientos realizados, favorecen la posición de la RASD con respecto a su autodeterminación, y limita las intenciones de Marruecos sobre el territorio del Sahara Occidental.
Esta realidad hace que si el Frente Polisario y los saharauis, en general, se sienten favorecidos por el Derecho Internacional que defiende la autodeterminación, Marruecos se atrinchera detrás del apoyo de Francia en el Consejo de Seguridad. París y Estados Unidos velan por la protección del reino alauita intentando imponer una solución favorable a Rabat.
El Consejo de Seguridad no ha querido considerar ninguna solución que no sea la resultante del acuerdo entre las partes —Marruecos y el Frente Polisario — obviando la naturaleza descolonizadora de la situación.
El hecho de que el Sáhara Occidental no constituya una prioridad en las agendas políticas de los Estados miembros, así como que éstos concedan gran importancia a la continuidad de las buenas relaciones tanto con Marruecos como con Argelia hace que el Consejo se encastille en el capítulo VI de la Carta (“Arreglo pacífico de controversias”), sus resoluciones, prácticamente se limitaron a bendecir el status quo e ir prorrogando más o menos a cuenta gotas el mandato de la Misión de las NU para el referéndum del Sáhara Occidental (Minurso).
Marruecos y Francia confían en que el mantenimiento del status quo pueda facilitar el cambio de naturaleza jurídica de la situación, esto es, consolidar la ocupación por Marruecos del Sáhara Occidental. Sin embargo, el carácter especial del presidente Clinton y de su equipo escoñaron los planes franco-marroquíes que se vieron, de la noche a la mañana, enfrentados a la necesidad de resolver este conflicto que lleva más de 43 años y es el más antiguo del continente africano.
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