Horst Köhler dimitió de su cargo como Enviado Personal del Secretario General de la ONU para el Sáhara Occidental. Según la ONU, lo hizo el miércoles aunque es muy posible que lo haya hecho antes. Antes de anunciar la noticia, Guterres tuvo que hacer consultas con el mal llamado Grupo de Amigos del Sáhara Occidental, Francia en especial. Una dimisión sorpresa que supone un considerable revés para las mesas redondas que consiguió arrancar a las partes, sobre todo a Marruecos que se negaba a sentarse con los negociadores saharauis.
El ex-presidente alemán empezó su misión en el Sáhara Occidental con mucho optimismo y confianza, pero no tardó en chocar con la amarga realidad : Francia no está dispuesta a aceptar una « solución mutuamente aceptable » que no sea la ocupación definitiva de la antigua colonia española por su aliado marroquí. Se dió cuenta de que detrás del apoyo que le fue expresado verbalmente por París se encuentra otro apoyo mucho más sólido y sustancial : el que brinda a Marruecos por razones de pura geopolítica.
La dimisión de Köhler supone también una decepción para todos aquellos que habían nutrido un cierto optimismo en los encuentros de Ginebra y en los buenos oficios de la ONU para resolver este conflicto cuadragenario sobre la base del respeto del derecho de autodeterminación de los pueblos colonizados.
Desgraciadamente, esta dimisión va a retrasar, una vez más, el proceso de paz en el Sáhara Occidental si el SG de la ONU no hace un esfuerzo para reavivar la dinámica iniciada por Horst Köhler a pesar de que deberá afrontarse a los obstáculos colocados en su camino por Francia y Marruecos, además de las ambiguas resoluciones del Consejo de Seguridad en las que tiene la fastidiosa manía de jugar al equilibrismo entre las partes alabando a la autonomía marroquí al mismo tiempo que recuerda el derecho a la autodeterminación. Dos soluciones incompatibles y de sentido contrario.
Guterres evocó razones de salud porque Francia le tiene prohibido hacer cualquier declaración que irritaría a las autoridades de Rabat que son las culpables del fracaso de la mediación del Señor Horst Köhler al igual que son las responsables de la instabilidad que sacude la región del Magreb desde hace 43 años. La ONU y Francia defienden los intereses de un país en conflicto conflicto con todos sus vecinos y cuya política interior está basada en la represión y la violación diaria de los derechos humanos más fundamentales.
Con certeza, se puede decir que con el fin de defender los intereses de su protegido, Guterres habrá pedido a Horst que, además de evocar las razones de salud, se abstenga también de hacer declaraciones contra Marruecos.
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