Desde el inicio del proceso de negociaciones de Manhasset en 2007, Marruecos contaba con el peso de Francia y su apoyo para imponer la pseudo solución autonómica al conflicto del Sáhara Occidental.
Doce años después, la repentina dimisión del emisario onusino Horst köhler tuvo como efecto un sentimiento que mezcla decepción y cólera. Decepción porque ni siquiera con el apoyo de dos grandes como Estados Unidos y Francia se pudo doblegar la voluntad de independencia total de los saharauis. Cólera, porque el sueño de ver el territorio saharaui anexado definitivamente empieza a evaporarse por los aires y con él el sueño de poderío hegemónico que habita en la conciencia de los reyes de Marruecos y de sus protectores galos.
El fracaso marroquí a nivel diplomático es traducido al lenguaje que mejor domina el régimen expansionista de Rabat : la represión.
Desde 2013, las autoridades de ocupación apuestan por la represión y el apoyo de Francia en el Consejo de Seguridad. En este contexto, consiguieron que en cada resolución, los saharauis sean dirigidos en sus quejas al presunto Consejo marroquí de Derechos Humanos cuyos miembros fueron nombrados por el palacio real. Así, el verdugo y el juez provienen de la ocupación. Lo cual es un claro gesto para alentar Marruecos a proseguir su política de represión en los territorios ocupados.
De esta manera, con el apoyo de los grandes del Consejo de Seguridad, Marruecos transformó los territorios saharauis bajo su dominio en una carcel a cielo abierto. Una carcel gigantesca a dos horas de Madrid y París donde el cotidiano de la población es la arrestación, el secuestro, la tortura y la devastación de las viviendas de las familias de los activistas saharauis cuyo único delito es el defender los derechos humanos y el derecho del pueblo saharaui a manifestarse pacíficamente.
Para disimular su complicidad con el agresor, la ONU manda de vez en cuando relatores especiales cuyos informes son inmediatamente archivados sin el menor efecto al mismo tiempo que el cerrojazo es impuesto al territorio contra las visitas de la prensa y personalidades políticas internacionales.
El vídeo de la horrible paliza asestada a los dos jóvenes de Smara muestra que el agresor marroquí ha decidido por la opción de la escalada como respuesta a su fracaso en la tentativa de conducir las negociaciones por la vía que satisface sus caprichos expansionistas y sueños imperiales.
Esos dos jóvenes no se dedicaban a la venta de drogas, ni cometieron un delito de lesa majestad. Ni siquiera llevaban una bandera de la RASD. Tan sólo preparaban una calurosa recepción a un periodista que acababa de ser liberado después de 4 largos y oscuros años de injusta prisión.
Estos graves hechos no parecen alterar, en los más mínimo, a las autoridades de Nueva York. Como si esta salvaje represión no tuviera ninguna repercusión sobre el curso de las negociaciones organizadas bajo los auspicios de una ONU que no para de apelar las dos partes a hacer gestos de buena voluntad. Quizás para autoridades tan sádicas como las de Rabat, la cachiporra sea un gesto de buena voluntad.
Tags : Sahara Occidental, Marruecos, Frente Polisario, ONU, represión,
#Sáhara Agredidos tres saharauis durante el recibimiento a un preso liberado por Marruecos en Esmara, según @Equipe_Media https://t.co/ie1XgcOhhN pic.twitter.com/Vtvmku7nzl
— EP Internacional (@EPinternacional) 8 juin 2019
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