Desde la aparición en 2014 del pirata que actúa bajo el pseudónimo de « Chris Coleman », lo que se les da por llamar diplomacia marroquí ya no tiene secretos para los saharauis.
En efecto, gracias a este misterioso hacker, fueron revelados los métodos seguidos por las autoridades y diplomáticos marroquíes para arrebatar el apoyo de países africanos y latinoamericanos en la cuestión del Sáhara Occidental. Métodos aprendidos de la metrópoli que brinda sus consejos y protección al reino medieval de Marruecos y por los que mantiene a sus lacayos en varios países del continente africano. Métodos basados en la corrupción, el soborno y el chantaje y que constituyen la base de la persistencia de la mafia conocida con el nombre de « Françafrique ».
Las citadas revelaciones del « Snowden marroquí » fueron conocidas bajo el nombre de « Marocleaks » destaparon la estrategia de cabildeo (lobbying) marroquí para burlar la legalidad internacional en el contencioso que opone Marruecos a los saharauis. Del presupuesto marroquí, varios millones de dólares son destinados a comprar conciencias de dirigentes, personalidades y periodistas internacionales.
En Africa y América Latina, Marruecos se aprovecha de la difícil situación económica que atraviesan los dos continentes, americano y africano, a causa de los efectos colaterales de la presión ejercida por los elementos de la economía mundializada, para expresar falsas promesas de ayuda y de cooperación económica a unos países donde la fuente de información sobre Marruecos procede de medios de propaganda creados por este país para dar una imagen de potencia que sólo existe en la imaginación de los dirigentes marroquíes.
Algunos países africanos se dejaron llevar por la diplomacia de la mitomanía ingeniada por los inquilinos del palacio real de Rabat. Años después, aquellos países que corrieron con Marruecos con el fin de impedir que la organización panafricana se involucre en la búsqueda de una solución al conflicto del Sáhara Occidental, chocaron con la desagradable sorpresa de que, en realidad, el rey Mohamed VI sólo ofrecía espejismos similares a los que se pueden ver en el desierto del Sáhara bajo los aplastantes rayos de un sol de verano.
Ahora, los únicos países que Marruecos puede movilizar en Africa son Senegal y Costa de Marfil, dos países cuya economía está dominada por las empresas marroquíes Telecom y Attijariwafa Banque.
Igual será la decepción del nuevo presidente salvadoreño, Nayib Bukele, que seguramentue se llevó una fea intoxicación tras haber comido un cuscús marroquí condimentado con algunas falsas promesas.
Actúando de esta manera, quizás Marruecos registre un éxito diplomático como el gesto de Bukele que revela, por su rapidez, que se trata de una iniciativa premeditada. Pero más grande será su caida cuando Bukele&Cía se dén cuenta del embuste de los discípulos de Su Majestad el rey de todas las estafas y malas jugadas cuyas víctimas pecaron por credulidad.
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