Son desplegados para operaciones de mantenimiento de paz y ayuda humanitaria en lugares que atraviesan conflictos armados o han sido afectados por desastres naturales. “Mantener la paz no es un trabajo para soldados, pero solo ellos pueden realizarlo”. Así reza una de las máximas de los Cascos Azules de las Naciones Unidas (ONU), cuerpo militar encargado de realizar Misiones de Mantenimiento de Paz en los países miembros que lo requieran.
El mayor Daniel Noboa, jefe de planificación de la Escuela de Misiones de Paz “Ecuador” (UEMPE), explica que esto hace referencia a que solo un soldado, por su formación militar, puede desplegarse en zonas hostiles para realizar esta labor. La UEMPE, fundada el 10 de octubre de 2013, es la unidad militar encargada de capacitar a militares, policías y civiles en Operaciones de Mantenimiento de Paz, bajo principios y estándares de la ONU.
Actualmente Ecuador cuenta con 1.200 cascos azules, muchos de ellos desplegados en misiones en zonas en conflicto como Siria, Liberia, Sudán del Sur o Sahara Occidental. La selección de un peacekeeper -palabra inglesa para referirse a los soldados de Misiones de Paz-, se realiza tras rigurosas pruebas físicas, psicológicas y de conocimientos de inglés.
Una vez seleccionados, se los capacita a través de cursos a lo largo de 11 semanas; al concluir la instrucción, están preparados para cumplir sus labores como Cascos Azules. “Se los forma en el cumplimiento de los mandatos de las Naciones Unidas, Derecho Internacional Humanitario y otros temas que son imprescindibles para el desarrollo de una misión de este tipo”, dice Noboa.
Además de la formación general, los peacekeepers reciben un entrenamiento específico previamente a ser desplegados en una operación internacional. Esta inducción dura 15 días y consiste en profundizar nociones geopolíticas, la cultura y las tradiciones de los países que visitarán, además los antecedentes del conflicto al que buscan poner fin.
Tipos de misiones
Existen las de observadores militares, donde los soldados no participan en situaciones hostiles, sino que median y supervisan el cumplimiento de acuerdos. Sin embargo, las misiones de paz no siempre logran este fin. El teniente coronel Jean Hidalgo, subdirector de la UEMPE, recuerda una anécdota en una misión realizada en Sudán.
“En cierta época del año los habitantes del Norte migran al Sur por agua y comida para sus animales, esto provoca enfrentamientos internos, pero a los del Norte no les queda de otra, es ir a pelear por los recursos o dejar morir a sus animales. Así no hay forma de alcanzar la paz”, manifiesta. También está el contingente militar, que protege a los equipos de ayuda humanitaria y asegura las zonas desmilitarizadas. Estos son los únicos autorizados a usar la fuerza, solo cuando es necesaria.
Además, hay misiones de carácter multidimensionales, que incluyen policías y civiles, y se encargan de restablecer el estado de derecho y las funciones del Estado. Óscar Montero, decano de la escuela de Relaciones Internacionales del Instituto de Altos Estudios Nacionales, considera que la eficacia de una Misión de Paz no solo pasa por el aspecto militar, sino también por la voluntad política.
“El diálogo y los acuerdos los debe generar la diplomacia; los militares están para supervisar el cumplimiento y para evitar que el conflicto encone a la sociedad civil”. Los cascos azules también realizan tareas de ayuda humanitaria en lugares que han sufrido los estragos de desastres naturales. Así, por ejemplo, en Haití (2010) los cascos azules de Ecuador y Chile integraron una Compañía Combinada de Ingenieros para ayudar en la reconstrucción del país, tras los daños causados por el terremoto.
Para el general Marcos Villegas Ubillús, director nacional de Antinarcóticos de la Policía, los cascos azules “son un contingente que suma esfuerzos internacionales para cooperar en eventos adversos. Trabajan con compromiso, solidaridad y abren la oportunidad de capacitación”. (I)
Tags : ONU, misión de paz, cascos azules, mantenimiento de la paz, conflictos,
Be the first to comment