La reanudación de la lucha armada en el Sáhara Occidental ha tenido el efecto de restablecer el sentimiento de dignidad en el seno de la población saharaui. El apoyo a la decisión del Frente Polisario de poner fin al alto el fuego ha sido unánime. El júbilo es tan grande que se diría que el objetivo de los saharauis no es la independencia, sino la guerra. ¿Por qué?
Porque el alto el fuego y el plan de paz de la ONU fueron concebidos como cadenas que imponían la sumisión a los caprichos colonialistas de Marruecos y Francia. El primer disparo lanzado contra las posiciones marroquíes fue como un grito de liberación de una dominación que lleva desde el 6 de septiembre de 1991.
Desde el 14 de noviembre, los campos de refugiados saharauis se encuentran vacíos de de sus hombres. En las escuelas de formación militar no hay lugar para todos los voluntarios que desean alistarse en el Ejército de Liberación del Pueblo Saharaui. El deseo de combatir al ejército marroquí es indescriptible.
Según el bloguero saharaui Essid Hamdi Yahdih, el impacto de la guerra, aunque aún está en su inicio, ha tenido más efecto que 30 años de proceso de paz bajo los auspicios de las Naciones Unidas.
En un artículo titulado « una salva vale más que 30 años de negociaciones estériles », Essid indicó que el mero anuncio del fin del alto el fuego empujará al mundo a apresurarse para devolver la situación a la falsa calma que reinaba porque la reanudación de las hostilidades podría inflamar a toda la región, incluido el Sahel.
Essid Hamdi afirma que la declaración de guerra es como una medalla de honor porque permitió a los saharauis demostrar la ineficacia de la ONU en un tema cuya naturaleza no pasa de ser un mero caso de descolonización.
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