Sultana Sid Brahim Khaya es la presidenta de la Asociación de Protección de Derechos Humanos y contra el Expolio de los recursos naturales de Sahara. Lleva 195 días bajo arresto domiciliario. El pasado 10 de mayo ella y su familia fueron asaltadas en su domicilio por 50 policías marroquíes.
El pasado 10 de mayo, aniversario de la constitución del Frente Polisario, Sultana Sid Brahim Khaya y su familia fueron asaltadas por 50 policías marroquíes que irrumpieron en la vivienda en horas de la madrugada, tapando sus rostros con pasamontañas. Ella narra que vivió una verdadera pesadilla: les amordazaron, golpearon y les obligaron a inhalar gases tóxicos hasta perder el conocimiento. “Nos han violado con palos, me pegaron por todo el cuerpo, patadas y golpes en este ojo, me taparon la boca, no podía respirar, me agarraron las manos”, denunció en sus redes sociales horas después de sufrir esta brutal agresión.
Sultana Sid Brahim Khaya es la presidenta de la Asociación de Protección de Derechos Humanos y contra el Expolio de los recursos naturales y lleva más de 190 días bajo arresto domiciliario, sin orden judicial, por su activismo y su postura a favor de la autodeterminación del Sahara Occidental. Nació hace 41 años en la ciudad saharaui de Bojador, ocupada ilegalmente por Marruecos desde el abandono de la potencia colonial española en 1975.
Desde que era una niña ha crecido en un estado de alarma por la guerra del Sahara Occidental contra la invasión marroquí. Su vida, al igual que la de la sociedad civil saharaui en los territorios ocupados, fue muy dura. Eran los años de hierro del reinado del monarca Hassan II de Marruecos, donde impuso una dictadura feroz que se caracterizó por el miedo a las autoridades policiales marroquíes y la falta de libertad en todos los ámbitos. Hassan II hizo del Sahara el lugar más hermético y prohibido del mundo, especialmente para los periodistas y los observadores Internacionales de Derechos Humanos.
Como cualquier ciudadano saharaui, Sultana Khaya no dudó en mostrar su alegría por la decisión del Frente Polisario por la vuelta de las armas el pasado 13 de noviembre. Es por ello que ella decidió abandonar España para viajar a su tierra natal. A los pocos días, el 19 de Noviembre, fue arrestada en el aeropuerto por su activismo y durante el trayecto a su ciudad fue torturada sin piedad y le impusieron un arresto domiciliario junto con su hermana Waara y su madre Metu, de 84 años.
Desde entonces, Sultana Khaya denuncia que es víctima de agresiones físicas y es vigilada las 24 horas del día. Algunas noches, asegura, le echan productos químicos tóxicos y malolientes por las ventanas, por la fachada y por debajo de la puerta.
¿Cómo fueron tus inicios como activista?
Desde niña viví en un estado policial y de guerra donde reinaba el miedo entre la gente. No podían hablar del Sahara, ni podían escuchar la radio, ni había libertad de expresión, por cualquier cosa te llevaban a la cárcel. Yo preguntaba a mi madre por mi abuela y me decía “está al otro lado”[se refiere a los Campamentos de Refugiados]. Mi familia es militante y luchadora por la causa de nuestro pueblo, escuchaban las noticias a escondidas y te vas dando cuenta de que tenemos un enemigo que convive con nosotros, que nos quitó nuestra tierra y encima nos reprime, nos persigue, nos encarcela. Eso hace que tengamos más amor y más resistencia para luchar por nuestros objetivos.
Es muy duro ver a tus familiares y vecinos sufriendo desapariciones forzosas, violaciones y vejaciones a las mujeres. Eso me marcó. Ya en mi juventud decidí ser activista. En el año 2005 fue el inicio de la Intifada saharaui, las mujeres jóvenes encabezamos la lucha en las calles y mi familia abrió las puertas de su casa para los y las militantes, eso me ayudó muchísimo a continuar defendiendo nuestros derechos esenciales y sobre todo el derecho a decidir nuestro deseo de independencia de ser un país libre.
En el mismo año sufrí una desaparición forzosa, con todo lo que conllevan los interrogatorios y las torturas. Nos retienen en las comisarias, nos golpean, nos amenazan, me han desterrado a la fuerza al Aaiun, luego a Esmara y a veces me enviaban al desierto donde se cuida a los ganados, que se llama Badiya en Hassaniya.
En 2005 fui desterrada sin poder entrar a mi ciudad, Bojador. Decidí acabar con este nomadismo impuesto y le comuniqué a mi familia que me iba a la ciudad de Marraquech, donde empecé en el Instituto a estudiar francés y en el 2006 compaginé mis estudios con mi activismo hasta ahora, que llevo 173 días bajo arresto domiciliario.
¿Tenéis algún tipo de organización femenina? ¿Qué papel juegan las mujeres saharauis en los territorios ocupados?
Claro que las mujeres saharauis estamos organizadas en los Campamentos de Refugiados, las que estamos aquí y las que viven en la diáspora, todas pertenecemos a la Unión Nacional de Mujeres Saharauis. Somos luchadoras natas, defendemos la dignidad de nuestro pueblo, la independencia y la construcción del Sahara Occidental como un país libre. Nuestro papel está reconocido a nivel internacional y desde aquí trabajamos en la sensibilización, en la denuncia de la invasión ilegal y las violaciones que sufrimos por parte de Marruecos y participamos en las manifestaciones y foros de Derechos Humanos.
Estoy contenta con lo que hacemos. Nuestra labor es real y nos encontramos en la primera línea de lucha, desafiamos al ocupante marroquí. Mi hermana y yo, como mujeres, somos defensoras de nuestra patria y de la dignidad de los saharauis. Con nuestra resistencia queremos que el mundo y los organismos internacionales que ven y juzgan no se olviden del pueblo saharaui. Especialmente, que velen por nuestras mujeres, que la justicia y la legalidad tienen que hacerse valer y ayudarnos a lograr nuestro derecho a la autodeterminación. Este mensaje también lo queremos dirigir a las mujeres libres que aman la libertad y la dignidad de otras mujeres que presionen al ocupante marroquí que nos tortura y que viola nuestros derechos esenciales.
Como mujer saharaui y activista, ¿has sufrido amenazas o algún tipo de racismo o machismo?
Los marroquíes me han amenazado tantas veces que ya no me acuerdo de cuántas. Desde el 2005 me amenazaron con encarcelarme, con violarme y con matarme. Han amenazado a mi familia hasta nuestros días. La semana pasada me dijo uno de mis verdugos que iba a sacar su pistola para acabar conmigo. Para ellos soy una piedra en sus zapatos.
En materia de racismo, a nosotros, los saharauis, nos odian a muerte. Los marroquíes rechazan nuestra lengua, nuestra vestimenta y si vamos al interior, nos insultan. Aquí los colonos marroquíes son los dueños de todo, son los funcionarios que llevan la Administración y sus propiedades son de lujo. Les pagan bien y a los saharauis, que somos los verdaderos dueños del Sahara, nos tienen exiliados y empobrecidos, nos dan un pequeño subsidio y si eres militante te lo cortan y te quedas sin nada.
En cuestión de machismo, a nosotras, las activistas, nos insultan, nos llaman cualquieras por el mero hecho de ser mujeres y de reivindicar nuestros derechos al trabajo, a la educación, a una vida digna e igualitaria. Los marroquíes no nos respetan como mujeres y la violencia de género es lo que practican hacía nosotras: la física, la religiosa, la social, la política y, sobre todo, la económica. No quieren que accedamos al mercado laboral para ser dependientes de los hombres o de la monarquía a través de los subsidios que da Marruecos, y que no alcanzan ni la mitad del mes.
El 13 de noviembre del 2020 el Frente Polisario declara la vuelta a las armas por las violaciones de derechos humanos que sufren, por parte de Marruecos, durante el alto al fuego, ¿cómo es el ambiente en los territorios ocupados?
Fue un día histórico para los saharauis. La sociedad civil no puede soportar tantas promesas y mentiras durante 45 años de conflicto. En los territorios ocupados antes llevaban a la gente a la cárcel, ahora han convertido nuestras casas en mazmorras asediadas y vigiladas las 24 horas. Yo soy un ejemplo: llevo 175 días de arresto domiciliario y tortura solo por defender nuestras ideas y convicciones.
Por alzar nuestra bandera y por repetir nuestras consignas de libertad, cerraron el territorio y sacaron a la policía para meternos miedo. Persiguen a algunas personas y cortan los subsidios que cobran para mantener a sus familias; les obligan a firmar que no van a ir a manifestaciones ni a sacar las banderas. Hay familias que no trabajan y se han quedado sin manutención.
Ahora estamos confinados, no por la pandemia, sino por la política y la guerra. Hay más represión y más vigilancia por parte de los miembros de la seguridad y los policías de paisano. Han movilizado a todo el personal para que ocupe las calles. Las casas de las militantes están bajo sospecha, las vigilan. Tienen miedo a perder el Sahara y los recursos naturales. Pero nosotras no nos callaremos. Pedimos protección a los saharauis en los territorios ocupados.
¿La campaña internacional de romper el bloqueo a tu arresto domiciliario ha cumplido sus expectativas?
Llevamos 173 días de arresto domiciliario en casa. Mi familia no puede salir, nadie nos puede visitar, nos han golpeado y maltratado. A mi madre de 84 años, a mi hermana y a mí nos pegan y nos humillan a diario, pero nosotras seguimos firmes con nuestra lucha y con nuestras banderas saharauis. La Campaña Internacional se hizo para romper el bloqueo informativo y para que los organismos de Derechos Humanos y el mundo vean lo que estamos pasando, agradecemos todos los solidarios que nos apoyan y tengo confianza que la dicha Campaña va a cumplir sus objetivos, aunque mientras el Sahara está ocupada la familia Khaja va a seguir asediada al igual que muchos activistas en otras cuidadas ocupadas.
Queremos acabar con la ocupación y necesitamos protección civil que salve nuestras vidas como ciudadanos saharauis, poder disfrutar de la libertad en nuestro territorio. Hoy por hoy estamos en tiempos de guerra y de pandemia. Son situaciones extremas y graves.
¿Vuestra organización cuenta con apoyos de otras asociaciones de mujeres y del Movimiento Feminista Internacional?
Somos las hijas del Sahara de Saguia, El Hamra y Rio de Oro, defendemos el principio de libertad y nuestro legítimo representante es el Frente Polisario. Muchos jóvenes sacrificaron sus vidas por nuestra causa. Pertenecemos a diferentes asociaciones, somos activistas. Yo soy la Presidenta de la Liga de Asociaciones de Defensa de los Derechos Humanos y Protecciones de los Recursos Naturales Saharauis en Bojador. Las mujeres perteneces a distintos grupos y asociaciones en El Aaiun en Esmara y en Dajla.
Nuestro papel es muy importante para la sociedad saharaui, no recibimos ningún tipo de ayudas externas y debido al bloqueo al Sahara Occidental son pocas las asociaciones de mujeres extranjeras que se atreven a visitarnos. Sí que nos gustaría formar redes de solidaridad y hermanamientos con otras mujeres para seguir mejorando nuestra lucha hacia la igualdad de género y el empoderamiento.
La Unión Nacional de Mujeres Saharauis en los Campamentos está muy avanzada en temas mujer y forma parte de la Marcha Mundial de las Mujeres por la Paz y del Movimiento Feminista Internacional. Participan en todos los foros mundiales pero a nosotras, las que estamos en los territorios ocupados, no se preocupan por ofrecernos oportunidades para crecer. A pesar de las represiones y de la soledad intentamos ser mujeres autosuficientes y de muy poco sacamos algo bueno y de calidad que favorezca la supervivencia.
*Nota de la autora: Esta entrevista fue hecha horas antes de la agresión sexual y física a Sultana, a través de forma telemática, el 9 de mayo de 2021.
Pikara Magazine, 26 mayo 2021
Etiquetas : Sahara Occidental, Marruecos, Sultana Khaya, represión,
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