Todo empezó cuando Sidahmed Bero envió, a principios de este mes, una nota a todas las instituciones estatales anunciando un recorte del suministro de gas-oil del orden del 10% lo cual dió lugar a numeros problemas sobre todo a nivel de las Wilayas donde el suministro de agua en estos días de sofocante calor se redujo drásticamente porque las cisternas no encontraban diesel.
El pretexto dado por el SG del Gobierno es que la reserva nacional de carburantes se agotó a causa de las cantidades de carburante gastadas en los eventos nacionales. Un pretexto que nadie avaló y que lanzó motivos para sospechar que había gato encerrado en el asunto.
Las quejas llegaron al Parlamento de todas partes, sobre todo de las zonas rurales y las dairas establecidas en los territorios liberados. Gran parte de los carburantes destinados a estos últimos era desvíado para ser comercializado en Mauritania por elementos que dependían directamente del SG del Gobierno. Se estiman en 170 toneladas las cantidades desvíadas por los amigos de Beri.
De esta manera, Beri, hasta ahora conocido como ejemplo de militantismo e integridad se encontró mojado hasta el cogote en este escándalo de estafa de carburantes del que es el principal responsable. Beri, desde hace más de 20 años lleva una vida de hermitaño. Vive en la estación de la radio a unos 10 km al norte de Rabuni para evitar todo contacto con la sociedad. En la sociedad saharaui, un hombre de su edad que no está casado y tiene una familia es una vergüenza. Pero su carácter insociable no le permite ser como los demás.
Cuando era ministro de sanidad, 80.000 euros desaparecieron de la caja de su ministerio. Culpó a su secretario de haberlos robado, pero otras opiniones le acusan a el de estar detrás de esa estafa.
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