A finales de la década de 1950 comenzaron a sentirse vientos de cambio en África. Presiones. Las metrópolis hacían esfuerzos importantes para conservar sus dominios ultramarinos. Bélgica empezó a sentir que se encarrilaba un momento de definiciones para su gigantesca colonia.
En 1958 Lumumba, un antiguo empleado del servicio de correo, fundó su partido nacionalista, el Movimiento Nacional Congoleño (MNC). Por la soberanía y unidad territorial, sin divisiones étnicas. Congo es uno de los países étnicamente más diversos del mundo, con unas 200 etnias.
El MNC, junto a otros partidos políticos, comenzó a presionar por la emancipación a las autoridades belgas. La situación se fue de control el 4 de enero de 1959 cuando una protesta en Leopoldville (actual Kinshasa), la capital, resultó reprimida. 49 bajas, según cifras oficiales.
A partir del episodio de Leopoldville, las autoridades belgas comenzaron a ver que la independencia negociada era una opción viable para no llegar a algo como la guerra de Argelia, muy recordada por su salvajismo. Bélgica comprendió también que el Congo se hacía ingobernable.
Se llegó a un arreglo. Entre enero y febrero de 1960 tendría lugar una mesa de negociación belga-congoleña, en Bruselas. Una vez convocada, allí se consensuó conferir la independencia el 30 de junio de 1960. Lumumba participó, aunque llegó más tarde por haber estado preso.
Antes de junio, comenzó a armarse el futuro gobierno congoleño. No hubo mucho tiempo. La independencia se otorgó de forma precipitada y con poco orden. En elecciones locales, y entre arreglos internos, el tándem fue Lumumba, Primer Ministro, y Joseph Kasavubu jefe de Estado.
El partido de Kasavubu, Abako, priorizaba lo étnico, representante del grupo bakongo. En el sur, otro dirigente político, Moïse Tshombe defendía el interés étnico y buscaba la independencia de Katanga (partido Conakat). Lumumba buscó un proyecto de Estado unificado y laico.
La República parlamentaria en Congo nació tambaleante el 30/6/1960. Con un gabinete muy heterogéneo, de 36 integrantes y nula formación para los cargos designados. De ellos, sobresalió el secretario personal de Lumumba, un militar formado por Bélgica, Joseph-Désiré Mobutu.
Lumumba desconfiaba de Bélgica. Temía que esta saboteara un proyecto autónomo. Kasavubu, más moderado, se mostró mejor predispuesto a colaborar con Bruselas. El tono del Primer Ministro lo marcó su discurso muy radical de independencia, denunciando el colonialismo belga.
Dijo: “¿Quién podrá olvidar los tiroteos que mataron a tantos de nuestros hermanos, o las celdas en las que eran arrojados sin piedad aquéllos que no estaban dispuestos a someterse por más tiempo al régimen de injusticia, opresión y explotación usado por los colonialistas…?”.
Frente al rey Balduino, en la ceremonia, las palabras del líder congoleño fueron interpretadas como insulto. En cambio, Kasavubu fue complaciente, agradeciendo a Bélgica por el colonialismo. Se piensa que la intención de eliminar a Lumumba haya surgido en ese momento histórico.
El gobierno empezó con problemas. El 5 de julio estalló un motín en el ejército. La decisión de Lumumba de “africanizar” las fuerzas no fue bien recibida. Cinco días más tarde Katanga se secesionó bajo el liderazgo de Tshombe. Congo pidió auxilio a la comunidad internacional.
Katanga es una región riquísima en recursos naturales al día de hoy. La secesión la instigó Bélgica, que auxilió a las fuerzas del líder rebelde. Lumumba y Kasavubu pidieron auxilio a Naciones Unidas. Sin embargo, el foco sedicioso recién desaparecería en enero de 1963.
Kasai del Sur, a comienzos de agosto, también estuvo en sedición. Allí intervino el gobierno. El 5 de septiembre Kasavubu, por medio de una alocución radial, anunció que destituía a Lumumba, acusado de reprimir salvajemente esa revuelta. El Primer Ministro respondió a la inversa.
Allí intervino Mobutu, entonces con primacía en el ejército, e inclinó la balanza. Por orden presidencial, detuvo a Lumumba el 14, con apoyo de la CIA. Se dio el primer golpe desde la independencia. La comunidad internacional reconoció a Kasavubu como única autoridad del país.
Había que hacer algo con el Primer Ministro depuesto. Bélgica, EEUU y varios congoleños lo veían como amenaza. Lo acusaban de comunista, de aliarse con la Unión Soviética y de hacer todo lo posible para lograr el caos y desestabilizar. Su eliminación fue la solución más práctica.
La muerte al héroe congoleño lo convertiría en un mártir. Lumumba cayó como producto de intrigas de la Guerra Fría. Él había pedido, por fuera de la ONU, ayuda soviética para lidiar con la crisis en Katanga. Lumumba denunció un complot neocolonial, Bélgica ante todo.
También Lumumba cerró filas con otros líderes africanos. Con Kwame Nkrumah había construido una muy buena relación desde su visita a Accra, a fines de diciembre de 1958, para la Conferencia Panafricana. Lumumba fue un panafricanista de primera línea.
Bruselas y Washington pensaban que Moscú era más culpable de la agitación en el Congo que Lumumba. No obstante, avanzaron en el plan asesino contra el supuesto agente soviético. Temían una reacción lumumbista. Detenido y en arresto domiciliario en la capital, el 10 de octubre.
Lumumba temía por su vida pero no le importó. Desesperado por salvar a su familia, envío a dos de sus hijos a Egipto, recibidos por Gamal Abdel Nasser. A fines de noviembre huyó para reunirse con sus apoyos en Stanleyville (Kisangani). No lo lograría. Fue apresado en el intento.
El detenido fue conducido a Leopoldville. Naciones Unidas no intervino (el tema era interno al momento de escapar él, alegó). Luego se lo trasladó a Katanga, junto a dos colaboradores y exMinistros, Joseph Okito y Maurice Mpolo, donde fueron torturados y brutalmente golpeados.
Los tres fueron fusilados el 17 de enero de 1961. El 10/2 se anunció oficialmente la fuga de estos prisioneros y el 13 que habían sido masacrados por una turba en una pequeña aldea. La reacción al anuncio fue de protestas en todo el mundo, en particular contra Bélgica y USA.
Omer Freixa
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