por Abdalahi Salama Machnan
La actual – vieja dirección del Frente Polisario se adentra en una senda autoritaria, después de celebrar su XIV Congreso, cuyo resultado arrojó un Secretariado Nacional totalitario en la forma, los nombres y el contenido.
La capacidad de esta vieja – nueva dirección de autoengañar es infinita. Tanto en la facilidad con que presenta la asunción de los objetivos últimos – “El XIV Congreso del Frente Polisario”, como en la lectura de los resultados y en la apropiación para su propia causa, de votos que ella misma había diseñado sigilosamente asignando una cuota de participación a un número de congresistas que supera la horquilla del 50%. Dicha cuota la representan los leales huestes al poder, y al líder supremo. El 16 de Diciembre tuvieron a bien los Saharauis dejar el futuro en manos de unos congresistas para trazar políticas trascendentales y determinantes para los próximos cuatro años en: Política Exterior, Política Interior, Alternancia, la Corrupción, la Plaga del Tribalismo, la Juventud, la Educación, el papel de la Mujer, la Economía, las Puertas Giratorias…
Ocho días después del 16-D, y de orquestadas deliberaciones dignas de un guión de las obras de Shakespeare. Desde la Wilaya Dajla se divisa una columna de humo blanco anunciando una fumata blanca, que hubo una votación exitosa y que sigue el mismo presidente desde hace cuatro décadas, y la misma jauría en el Secretariado Nacional, un conclave de veinte y nueve personas cuya edad media es de 60 años, y que en su mayoría han repetido en todas las quinielas de los últimos catorce congresos del Frente Polisario. Entre todos suman en edad la friolera suma de 1595 años aproximadamente.
Muchas personas hablan del desastre en el que nos hemos metido, refiriéndose al resultado de este congreso. A mí me parece desastroso este resultado y su deriva totalitaria. Vivimos en un país fraccionado, los políticos no han entendido que llegado al punto donde en el que estamos no hay más camino que el entendimiento, y aún así, prefieren blindar su parcela de interés y bajar al barro. Y ahora sienten el correspondiente pánico de dar un paso en falso ante el líder supremo, y temen que no los ubica en puestos de relevancia.
Otto Von Bismarck dijo algo que deberían saber nuestros políticos: “El político piensa en la próxima elección; y el estadista, en la próxima generación”. Y así es como ha de mirarse la situación: hay que tener talla suficiente para ganar el respeto del pueblo, y la memoria de los caídos en el campo de batalla. Cosa que vosotros la han perdido y carecen de autoridad moral para seguir dirigiendo los designios de nuestra causa.
La partida de cartas que se ha jugado últimamente en el XIV Congreso del Frente Polisario, para anunciar nuevos cambios, ha determinado el desenlace del litigio; La Cúpula de la antigua – nueva dirección del Frente Polisario y la base Popular es: lo Estático o el Cambio.
La estrategia de la vieja dirección es la del miedo. El cambio para ellos es la Apocalipsis: sonarán las siete trompetas, Rabuni se tornará sangre, las estrellas caerán, una humareda negra saldrá del pozo de los abismos, la bestia tribal emergerá de nuevo. La estrategia o más bien lo que demandaba el pueblo Saharaui, es el cambio, inyectar sangre nueva, oxigenar, recomponer, savia nueva. Al final del XIV Congreso del Frente Polisario no se ha hecho eso que algunos, cándidamente, llaman CAMBIO. Se ha desvanecido el optimismo, se ha diluido la esperanza, el cambio prometido es un espejismo. Estos señores habían propagado a los cuatro vientos a través de sus corifeos, que pronto verá la luz un nuevo decreto de la providencia, anunciando un cambio radical en la nomenclatura de la dirección actual, y que dicho cambio está al alcance de la mano. « In illa die stillabunt montes dulcedinem… »: Ha llegado el día, donde las montañas destilarán dulzura y de las colinas manará leche y miel. No me burlo, aunque con frecuencia estos señores usan argumentos risibles. Sus montañas de cambios, solo han destilado ocurrencias siniestras y han manado a la casa Amarilla de las mismas caras y en los mismos puestos. En momentos como los actuales, donde la crisis económica embiste con virulencia por doquier. Y aún con la resaca de las últimas inundaciones que devastaron a los campamentos de Refugiados, se han dilapidado unas ingentes sumas de dinero para la celebración del XIV Congreso del Frente Polisario, cuyo resultado ya predecíamos muchos. Y cuyo coste económico es un secreto de sumario.
Ante este panorama hosco, no vale con amagar, cuando en la sesión de la apertura del XIV Congreso del Frente Polisario, la misma vieja dirección reconoce explícitamente el “agravio cometido” por la sangrante corrupción que pulula por todas las instituciones del estado Saharaui. Este reconocimiento “no resarcía” en modo alguno con las magras disculpas ofrecidas” por la misma casta que lo ha practicado constantemente. La misma, cuyo mejor pasatiempo en el que empeñan sus neuronas, es recurrir a lo ocurrencia infausta anunciando a la misma lista para el Secretariado Nacional.
Ahora bien. Estamos contemplando los hechos consumados, donde nuestra causa, nuestra vida social y nuestro destino los marcan un grupo reducido. Estamos atrapados cabalgando sobre unas olas colosales, las olas del tribalismo y el clientelismo, que nos empujan de aquí para allá como si fuéramos una pelota. Vivimos un grado de descontento social potencialmente peligroso. Intentamos encontrar la verdad, o algo que se parezca de forma coherente a la verdad. Y solo encontramos a un grupo y sus secuaces cebando su obús con tanta metralla para devastar a nuestra causa.
La campaña #SecretariadoNacional, a la que ahora se ha sumado todo el aparato de la casa Amarilla, fía su suerte al reparto tribal de la tarta, y se adorna con pomposas apelaciones a la estabilidad y unión del pueblo Saharaui. Y al sentido de estado, de la que ellos no hicieron gala cuando en verdad era preciso tenerlo. La cuerda sigue tensando entre los de arriba y los de abajo.
Abdalahi Salama Machnan, Barcelona
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