Para los marroquíes, el Sáhara Occidental no es más que una provincia marroquí. Están convencidos de eso ya que son víctimas a diario del bombardeo con bombas de propaganda tóxica confeccionadas en los laboratorios de los servicios secretos marroquíes.
De hecho, el hacker Chris Coleman no deja de aportar pruebas de que las redacciones de todos loe medios de prensa en Marruecos reciben instrucciones y directivas de la DGED.
Pero hace unos días, los marroquíes se despertaron de un sueño que más bien parecía una pesadilla. La empresa americana de transporte por Internet, Uber, se instaló en Marruecos y puso al alcance del público un menú desplegable de paises en el que figuraba el Sáhara Occidental con su respectiva bandera. No podía tener otro efecto que el de una bomba en una sociedad modelada por manos expertas como las del Majzén marroquí. De la epopeya homérica hecha de la conquista del Sáhara, el público marroquí se da cuenta de que 40 años después de la mítica marcha verde, ningún país y ningún programa virutal del mundo reconoce la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.
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