Catégorie : Estudios y análisis

  • La geopolítica del conflicto en el Sáhara Occidental

    Las rentas estratégicas del reino marroquí y la fabricación de terroristas del desierto

    El conflicto en el Sáhara Occidental carga el estigma de la geopolítica desde su inicio. En realidad, es posible afirmar que la geopolítica impregna todo lo que se relaciona a la cuestión de la independencia en el Sáhara Occidental, teniendo en cuenta que el tema se ha inserido sistemáticamente en la agenda de seguridad de las grandes potencias, influyendo y siendo influenciado por cálculos militares y por la estrategia y construcción de amenazas -lo que contribuyó significativamente con su permanente ímpase-. La propia Misión de Paz para el Referéndum en el Sáhara Occidental (Minurso), creada en 1991 y encargada de realizar una consulta de autodeterminación que hasta hoy no se ha concretado, es incapaz de imponer un mandato de monitoreo de los derechos humanos por cuenta del persistente veto de Francia, una de las principales aliadas de Marruecos –que a su vez ocupa militarmente el territorio desde 1975- en el Consejo de Seguridad de la ONU.

    En contra de la tendencia liberal predominante que tiene por objetivo comprender la etapa actual del conflicto únicamente por la óptica de la misión de paz o bien a través de los esfuerzos de negociación y construcción de medidas de confianza , en este breve artículo valoramos la geopolítica como factor explicativo y necesario para cualquier reflexión o tomada de decisión política sobre la resolución de ese conflicto que ya dura cuarenta años.

    La geopolítica de los recursos naturales

    Localizado en la región del Magreb árabe, al noroeste de África, el Sáhara Occidental es el único territorio africano cuya descolonización aun está pendiente, lo que le hace figurar, en el ámbito de Naciones Unidas, como territorio no-autónomo. Alcanzando un área de cerca de 266.000 km2 en pleno desierto saharaui, el territorio es rico en recursos naturales, con una de las más grandes reservas de fosfatos del mundo, al lado de la extracción de mineral de hierro, pesca y arena. En los últimos años, también han crecido las especulaciones sobre su potencial en reservas de petróleo y gas natural.

    El condicionamiento del Sáhara Occidental a una verdadera geopolítica de los recursos naturales es bastante antigua y remite a la llegada oficial de los españoles en 1884, en pleno periodo de reparto de África por las potencias europeas. La seguridad del territorio para fines de interiorización, exploración económica y colonización del pueblo autóctono (bereberes nómadas) estuvo garantizada por su asimilación progresiva a la Corte española: en 1884, se alegó utis posidetis sobre el territorio en la Conferencia de Berlín, asegurando el derecho de ocupación contra ataques externos; en 1885, el territorio ascendió a la condición de protectorado español; y en 1957, tras perder una guerra contra el recién-independiente Marruecos, el gobierno español cambió el estatuto jurídico del territorio, que dejó de ser colonia para convertirse en una provincia española, también conocida como “Sáhara Español”.

    Con la creación del Frente Popular de Liberación de Saguía el Amra y Río de Oro (Frente Polisario) en 1973 y el surgimiento del movimiento nacionalista saharaui, sumado al cuadro de crisis del régimen franquista en España, se iniciaba el camino para la descolonización. En 1975, sin embargo, el rey de Marruecos, Hassan II, tenía un plan geopolítico que transformaría el destino de los saharauis [1]. Tras la sentencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) estableciendo que no había “ningún lazo de soberanía territorial entre el territorio del Sáhara Occidental y el reino de Marruecos” (CIJ, 1975:100), Hassan actuó rápidamente para garantizar que las “rentas estratégicas” de la Guerra Fría le favorecieran. Inició un lobby político en Estados Unidos con el objetivo de garantizar apoyo de aquel país en caso de guerra, presentando el movimiento nacionalista como una amenaza a los intereses de Estados Unidos en la región.

    El primado de la geopolítica luego mostró las cartas. En la mañana siguiente al pronunciamiento de la CIJ, el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, informó al presidente Gerald Ford sobre la evolución de la situación: “Marruecos está amenazando con una marcha masiva en el Sáhara Español. La CIJ dio una opinión que decía que la soberanía había sido decidida entre Marruecos y Mauritania. Eso es básicamente lo que Hassan quería” (Mundy, 2005 [2]). Habiendo claramente distorsionado la decisión final de la CIJ, Kissinger pasó a presionar España para que aceptara una solución favorable a Marruecos. En el día 6 de noviembre de 1975, Hassan II inicia la llamada “Marcha Verde”, que reunió alrededor de 350 mil marroquíes para apropiarse del Sáhara Occidental, representando un acto simbólico de “reconquista”. Mauritania también decidió invadir el territorio y, a partir de ese momento, se inició el periodo de guerra que duró hasta 1988, año en que se firmó el alto-fuego [3].

    Con la ocupación militar marroquí, el reino encontró una causa para garantizar la estabilidad del régimen y hacerlo viable económicamente. Las inversiones billonarias para la explotación de recursos naturales del Sáhara Occidental convirtieron a Marruecos en uno de los más grandes exportadores de fosfatos del mundo. Se estima que, apenas en el 2013, haya sido exportadas 2,2 millones de toneladas de fosfatos del Sáhara Occidental –un valor que representa alrededor de 330 millones de dólares (WSRW, 2014). Diversas empresas multinacionales operan en el territorio ocupado, con actividades de prospección, extracción y comercialización de los recursos naturales en detrimento de los intereses del pueblo autóctono, lo que constituye una violación de diversos dispositivos jurídicos internacionales como la IV Convención sobre Derechos y Costumbres de la Guerra en Territorios y sus Anexos, el artículo 33 de la IV Convención de Ginebra de 1949 y el artículo 16 de la Carta de Naciones Unidas sobre Derechos y Deberes Económicos de los Estados, de 1974. La geopolítica de los recursos se mostró aun más evidente cuando, en el 2015, periodistas denunciaron que la pre-candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, estaría recibiendo donaciones de cerca de cinco millones de dólares para su campaña a través de la OCP, estatal marroquí que controla una de las mayores minas de fosfatos del Sáhara ocupado (NCR, 2015).

    La fabricación de terroristas del desierto

    Como uno de los principales aliados de Estados Unidos en el mundo árabe, Marruecos ha recibido un significativo apoyo económico y militar, en razón de sus agendas de seguridad y tácticas geopolíticas, que se convierte en rentas estratégicas para que la monarquía persista con su política de ocupación del territorio saharaui. Durante la Guerra Fría, los Estados Unidos temían una expansión soviética en África Subsahariana y convirtiese el Sáhara Occidental en un centro de irradiación de los ideales socialistas. Por lo tanto, no solo era importante que mantuviesen la monarquía estable en aquel periodo, sino que también aseguraran que el Sáhara Occidental no se hiciera independiente, por la “amenaza” que representaba a sus intereses. Eso explica en gran medida porque, entre 1975 y 1990, Marruecos obtuvo más de 1/5 del auxilio total de Estados Unidos para África, siendo más de mil millones de dólares en asistencia militar y 1,3 billones de dólares en asistencia económica (Zoubir, 2010:985).

    Con el fin de la Guerra Fría, la “amenaza” no dejó de existir, sino que cambió de rotulo, cuya característica actual es la Guerra Global contra el Terrorismo, liderada por Estados Unidos desde el 2001. La región del Magreb árabe pasa por una reconfiguración de sus dinámicas de seguridad desde que Estados Unidos empezaron a invertir en iniciativas contraterroristas, como la Pan-Sahel Initiative (2001) y el Trans-Sahara Counterterrorism Partnership (2005), con el objetivo de derrotar a Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQIM) y otras organizaciones terroristas regionales, como el Boko Haram. Fortaleciendo las capacidades coercitivas de regímenes regionales, sobretodo de Marruecos, esas medidas, con su perspectiva esencialmente militarista, repercutieron negativamente y alimentaron, paradójicamente, grupos que se radicalizaban como respuesta a la represión policial interna de determinados regímenes del Magreb y del Sahel.

    En esa dinámica, el reino de Marruecos pudo aprovecharse una vez más de las rentas estratégicas de la geopolítica global, construyendo mayores barreras para el proceso de independencia y corroborando la construcción de un imaginario (geo)político en el que los saharauis son percibidos como amenaza y los campamentos de refugiados, como un espacio no-gobernado que fomenta actividades de trafico y reclutamiento por organizaciones terroristas locales.

    Pese la presión internacional cada vez más grande para que Marruecos se retire del territorio y acabe con la explotación de los recursos naturales, la estrategia utilizada por el reino como intento de desviar la atención de los problemas internos de su país (paro, represión, pobreza, etc.) y de la comunidad internacional, con tal de conquistar apoyo a la anexión del territorio, se ha dado en gran medida a través del mecanismo de adjetivación del movimiento saharaui como terrorista.

    La propaganda ideológica del reino de Marruecos, denunciada por muchos académicos y periodistas [4], es difundida por agencias de noticias y think tanks reputados. Un titular de la revista Time, por ejemplo, afirma: “Hay una nueva amenaza terrorista emergiendo en el Sáhara Occidental, y el mundo no está prestando atención” (Time, 2004). De modo semejante, un titular del periódico The Washington Post declara: “Afiliada de Al Qaeda tensiona sus músculos en el Magreb” (The Washington Post, 2011), en referencia a los campamentos del Sáhara Occidental; y en el think tank Carnegie Endowment, vemos el título de la siguiente investigación: “Hirviendo descontentamento en el Sáhara Occidental” (Boukhars, 2012).

    Ese imaginario político, adherido por algunos de los principales centros de tomada de decisión de Occidente, es extremamente contraproducente para cualquier esfuerzo de reconciliación. Como argumenta la antropóloga Kristina Isidoros:

    “Los Saharauis son notables por observar un islam pacífico y una tradición literaria milenaria. Ellos son el grupo menos probable de querer estar involucrado con alguna ‘entidad de Al Qaeda’ porque su objetivo principal es el de conquistar derechos internacionales aceptables. (…) Cualquier involucración con ‘fundamentalismo extremo’ y ‘terrorismo’ devastaría sus posibilidades de alcanzar su derecho internacional y de retornar a su tierra. (…) Aún, en cuanto refugiados habitando campamentos, ellos están bajo una extrema observación publica por centenares de visitantes extranjeros como funcionarios humanitarios, políticos y académicos.” (Isidoros, 2010:65)

    Comentario

    Cualquier decisión política para avanzar el proceso de independencia del Sáhara Occidental debe llevar en cuenta la configuración geopolítica que ha propiciado la prolongación del conflicto a un permanente ímpase. Aunque la Minurso aun sea relevante para la manutención del alto-fuego y de la estructura de apoyo humanitario, la ONU ha agotado todas las posibilidades de una reconciliación con base en la negociación y concesión mutua entre las partes, el Frente Polisario y Marruecos. Apenas una visión realista basada en las dinámicas locales e internacionales del poder dan cuenta del hecho que los actuales esfuerzos diplomáticos de la ONU terminaron por beneficiar el reino de Marruecos y su infraestructura millonaria de explotación de los recursos naturales saharauis, además de la urbanización e integración crecientes de la sociedad en territorio ocupado a la monarquía.

    Mientras tanto, los saharauis que sueñan con la independencia permanecen susceptibles a ese gran juego de estrategias políticas cruzadas. En ese sentido, las alternativas políticas para el fin del conflicto pasan necesariamente por el activismo de la sociedad civil de cada país en el mundo, presionando sus respectivos gobiernos a reconocer la independencia saharaui y prohibiendo empresas de participar de actividades de prospección, explotación y comercialización de los recursos naturales del territorio ocupado, que constituye una violación del derecho internacional.

    Lejos de idealizadas, tales iniciativas siguen una tendencia establecida que ya ha surtido efectos bastante positivos para los saharauis. Apenas por dar un ejemplo reciente, el Frente Polisario acabó de ganar una batalla judicial en el tribunal europeo que excluye el territorio ocupado del acuerdo comercial entre Marruecos y la Unión Europea. Según explica la sentencia, sobre la formulación del acuerdo, el Consejo Europeo “debería haber asegurado que no habría indicios de una explotación de los recursos naturales del territorio del Sáhara Occidental bajo control marroquí que pudiese ser realizado en detrimento de sus habitantes y en violación a sus derechos fundamentales” (El País, 2015).

    Pese al vibrante movimiento alrededor del mundo de resistencia no-violenta, los saharauis no descartan la opción de retomar el conflicto armado, en la medida en que hay una sensación de frustración creciente por la marginalización y el silenciamiento frente al mundo. Así, resta la concientización política de una sociedad civil solidaria e involucrada con la independencia saharaui, que presione sus gobiernos para revertir ese cuadro de crisis humanitaria.

    Notes

    1) Tras la independencia, con el reino extremamente fragmentado, la élite marroquí vio la necesidad de centralizar el poder bajo el sultán Mohamed V, que estaba alineado con los intereses de las potencias occidentales. Entre los partidos políticos marroquíes se destaca el ultranacionalista Istqlal, que redefinió las fronteras políticas del país con el proyecto geopolítico expansionista del “Gran Marruecos”. El nuevo territorio pasaría a abarcar, según el proyecto, un pedazo de Argelia y otro de Mali, toda la Mauritania y el Sáhara Occidental. Como los demás países ya habían se constituido como Estados independientes, la usurpación del Sáhara se ha convertido en el principal eje de la política exterior marroquí.

    2) Traducción libre y grifo del autor.

    3) Entre el final de 1975 y el inicio de 1976, millares de saharauis fueron forzados a buscar refugio fuera del territorio por los ataques aéreos marroquíes con bombas de napalm y fósforo blanco –lo que culminó con la muerte de millares de personas. Los saharauis encontraron refugio en la ciudad de Tindouf, sureste de Argelia, donde construyeron los campamentos de refugiados que los abriga hasta hoy. Mauritania se retiró del conflicto en 1979 por cuenta de la fragilidad interna del país.

    4) Ver, por ejemplo, Conrad (2014) y Isidoros (2010).

    *Rodrigo Duque Estrada es investigador en el Programa de Posgrado en Relaciones Internacionales “San Tiago Dantas” (Unesp, Unicamp, PUC-PSP) y miembro del Grupo de Estudios sobre Conflictos Internacionales (Geci-PUC). Contacto: rodpanzera@gmail.com.

    REFERENCIAS

    BOUKHARS, Anouar. Simmering Discontent in the Western Sahara. Paper para el Carnegie Endowment for International Peace, 2012.

    CONRAD, David. Nowhere Land: After 40 years of fighting in the desert for their unrecognized country, the people of Western Sahara may be on the cusp of collapsing into extremism — and it could be the thing that saves them. Foreign Policy, 2014. Disponible en: https://foreignpolicy.com/2014/06/25/nowhere-land/

    EL PAÍS. La justicia europea anula um pacto comercial com Rabat por el Sáhara. Artigo de Lucía Abellán, 11/12/2015. Disponible en:

    INTERNATIONAL COURT OF JUSTICE. Summaries of Judgments, Advisory Opinions and Orders: Western Sahara. Disponible en: http://www.icj cij.org/docket/files/61/6197.pdf. Acceso en 2/11/12.

    ISIDOROS, Konstantina. Western Sahara and the United States’ geographical imaginings. Concerned Africa Scholars: US militarization of the Sahara-Sahel Security, Space & Imperialism, Boletim nº 85, Primavera 2010, p. 63-71.

    MUNDY, Jacob. How the US and Morocco seized the Spanish Sahara. Le Monde Diplomatique, 2006. Disponible en: . Acceso en 2/11/12.

    NATIONAL CATHOLIC REPORTER. Hillary Clinton, phospates, and the Western Sahara. Artículo de Stephen Zunes, 12/05/2015. Disponible en:

    THE WASHINGTON POST. Al-Qaeda affiliate flexing its muscles in the Maghreb. Artículo de Jennifer Rubin, 06/11/2011. Disponible en:

    TIME. There’s a New Terrorist Threat Emerging in Western Sahara, and the World Isn’t Paying Attention. Artículo de de Per Liljas, 08/08/2014.

    WESTERN SAHARA RESOURCE WATCH. P for Plunder: Morroco’s exports of phospates from occupied Western Sahara, 2012 & 2014. WSRW Report. Junio, 2014.

    ZOUBIR, Yahia. The United States and Maghreb-Sahel Security. International Affairs, nº 85:5, 2009, p. 977-995.

    Source : RITIMO, 1 avr 2016

    Tags : Sahara Occidental, Maroc, Front Polisario, ressources naturelles,

  • El Sahara y el derecho de autodeterminación

    flicto de descolonización tardía, puesto que es el último territorio africano en ser descolonizado por una potencia europea.

    La presencia española en la región se remonta al siglo XVIII cuando España y el sultán de Marruecos firman el tratado de Marraqués, donde éste, ya reconoce que no puede hacerse responsables de los accidentes o desgracias que sucediera, a causa de no llegar allí sus dominios y ser la gente que habita el país errante y feroz. El artículo 18 de dicho tratado de considerarse la primera expresión de Marruecos, reconociendo su falta de dominio y potestades en dichos territorios. Este tratado es básicamente una potestad que el sultán concede a los españoles para permitir la pesca en esas aguas del Atlántico, sin que ninguna otra nación pueda hacerlo.

    Desde el año 1886 comienza la colonización, a base de acuerdos con los líderes locales.

    Es un territorio que España disputará, Francia, ya que ésta dominaba Marruecos, Mauritania, Argelia, siendo así para Francia el Sahara el único obstáculo para comunicar sus regiones entre sí.

    En 1934 los Saharauis para evitar la estrategia francesa de despoblar el Sahara firman con España un sometimiento amistoso. A partir de allí se comienza a llamar a la región como el “Sahara español”. España utilizando a los Saharauis logra penetrar el Sahara sin derramamiento de sangre propia, sí de aquellos. Logrando fundar así varios puestos en distintas ciudades y ocupar la ciudad de Ifni.

    Los intereses españoles en esa época eran fundamentalmente pesqueros, sea que no se conocía otro tipo de riqueza en la región.

    Durante la Guerra civil española la metrópoli utiliza una estrategia colonial clásica, la de captar indígenas y crear cuerpos armados con éstos, se forman así Saharauis con sueldos y armas españolas. Esto facilitará la penetración en el territorio, evitando el ataque de los locales al ejército español, y un avance junto a los Saharauis que conocen a la perfección todo su territorio.
    Desde el fin de la guerra civil hasta 1956, el Sahara piden paz, el pueblo saharaui históricamente nómade comienza a asentarse, se comienzan a establecer pequeños comercios y centros administrativos; se inician cultivos, enseñanza, secos son hospitales, viviendas. La sociedad indígena progresivamente se va incorporando al nuevo sistema económico que imponía la presencia española.

    Las expediciones científicas para la búsqueda de recursos naturales que comenzaron en 1945, se reanudarán en los años 57.58. Las prospecciones petrolíferas que se inician en el año 1959 dan un auge a la economía local, lográndose una reactivación y crecimiento de la economía. Dichas prospecciones decaen en el interés, debido al escaso precio del petróleo en esos años, pero las exploraciones permiten descubrir los yacimientos de fosfato más grandes del mundo, los yacimientos de Bu Craa.

    En el año 1956 Marruecos reasume independencia, al año siguiente reclama los territorios que estaban bajo el protectorado español. Año en que nace el ejército de liberación marroquí.

    La independencia de Marruecos, en un primer momento es festejado por los españoles y los Saharauis, sea que pensaban que sería un movimiento destinado únicamente a combatir el colonialismo francés. Es por esto que el ejército español, so pretexto de combatir a Francia, concede al movimiento de liberación marroquí ciertas libertades para moverse en sus territorios, lo que finalmente se convertirán en « bandas incontroladas », que controlarán de hecho gran parte del territorio.
    Estos acontecimientos aparecen ante los ojos de los Saharauis como una concesión de España a los próximos gobernantes del territorio.

    En 1956 España entrega la zona norte de su protectorado a Marruecos, a los días se inicia la guerra del Ifni, donde los combates fueron mortíferos para el ejército español y la población civil local, a manos de las guerrillas; guerrillas marroquíes a los que también se sumarán muchos Saharauis, ya que éstos entendían que era un momento de unión para expulsar a los colonizadores europeos.

    En 1969, debido al hostigamiento de las « bandas incontroladas » se llega a un acuerdo luego de varias conversaciones.

    Las Cortes aprueban la retro sesión de la ciudad de Ifni a Marruecos. Esto se debe en parte a la incompatibilidad para la época de este tipo de situaciones de coloniaje, y por otro lado que obviamente Ifni carecía de relevancia económica, siendo carente de posibilidades de desarrollo o de apoyo a la flota pesquera canaria.

    A partir de 1964 ante el temor de posibles acciones argelinas en las fronteras, los servicios de información españoles y las fuerzas armadas marroquíes comienzan a colaborar en secreto. Para evitar todo tipo de incidente que pudiera perturbar las relaciones hispano – marroquíes. Estas negociaciones y acuerdos van generando simpatía del organismo militar español hacia Marruecos.

    En los momentos decisivos de finales de 1975, se firman los acuerdos tripartitos de Madrid, la comentada simpatía hacia Marruecos logra una mayor aceptación de la tesis favorable a la entrega del territorio a éste país (tesis entreguista), contrariamente, a la de la entrega a sus pobladores nativos, el pueblo saharaui. A todo esto debe sumarse que debido a la gran inmigración de españoles a estos territorios a ocupar puestos laborales de mayor jerarquía que los nativos, a lo que los jóvenes Saharauis consideraban que les correspondían a ellos. Esto obviamente generaba fricciones entre españoles y Saharauis.

    La sedentarización y proletarización de los Saharauis, debido al sistema económico impuesto por España, va generando en la población un profundo sentimiento nacionalista, cuyas primeras manifestaciones son la demanda de mayor participación en las cuestiones del país.

    En 1963, ya transcurridos tres años de sancionada la resolución 1514, el Sahara pasa integrar la lista de los territorios que deben ser colonizados, aumentando así las presiones de la ONU a España. La ONU recomienda que se organice una votación, que ella misma supervisara, para evidenciar el derecho de los Saharauis a la auto determinación.

    Pero a partir de la década del 60 comienzan a ser los RECURSOS NATURALES el conflicto en cuestión, los yacimientos de fosfatos de la región de Bu Craa, considerado hasta la fecha el más grande del mundo, es reclamado por Marruecos y Mauritania, quejándose cada uno ante la ONU, para que no se celebre el referéndum de autodeterminación.

    En 1967 el Jatri, jefe de la tribu Boihat, protagonizará un levantamiento armado contra España al que todo el ejército nativo se le unirá. Ante las presiones, España crea la asamblea general del Sahara, estableciendo así las bases para una administración local. La asamblea será un órgano semi representativo. Esto será visto como los primeros pasos de la autodeterminación de los Saharauis.

    Medidas que son insuficientes para instaurar un proceso de descolonización, sumada a la inacción de la ONU, la juventud saharaui constituye el movimiento para la liberación de Saguia el Hamrra y Río Oro, también conocido como « el partido », (este movimiento es la génesis de lo que será el frente Polisario), cuyo líder fue Mohamed Sidi Ibrahim Basir « BASIRI”.

    Este movimiento pretendía la autonomía bajo la tutela española en un principio, hasta lograr en algún tiempo la independencia total.

    En 1970 Argelia, Marruecos, Mauritania proclaman la intención de colaboración con la liberación del Sahara. Ante este movimiento las autoridades españolas convocan a manifestarse en adhesión a las autoridades coloniales, manifestación a la que concurren un par de cientos de personas; mientras que al mismo tiempo la juventud saharaui, el partido, convocan a manifestarse en contra en pro de su independencia, convocatoria que terminar reuniendo 2000 jóvenes.

    La manifestación convocada por el movimiento de liberación es reprimida salvajemente por las autoridades españolas, los legionarios disparan matando alrededor de 20 personas e hiriendo a docenas de ellas. Basiri es detenido y encarcelado, fue trasladado entre distintas prisiones y cárceles, hasta que una madrugada de julio de 1970 una patrulla al mando de un oficial de la policía territorial, se lleva al detenido en dirección al desierto. Desde entonces nunca más se supo nada de él.

    La desaparición del líder BASIRI fue un error estratégico grave. Al haber dejado un grupo radicalizado de resistencia sin su líder, lo dejaron sin posibilidad de negociación, por lo tanto de ahí en más, no habrá más acuerdos ni negociaciones, las armas serán la única respuesta.

    En 1973 el nacionalismo aumenta en fuerza y pasa a la clandestinidad. Surge un vigor renovado de los planteos de independencia. Nace así, el FRENTE POLISARIO (frente por la liberación de Saguia el Hammra y Río oro) de características anti colonialistas.

    El frente polisario concreta una serie de ataques a puestos y patrullas españolas, estos ataques seguirán hasta junio de 1975

    El movimiento por la liberación va adquiriendo con el tiempo extensión territorial y aceptación generalizada en el pueblo saharaui, tanto que en 1970 y cuatro el gobierno español, comienza una nueva trayectoria, distinta a la de su idea de permanencia indefinida en el territorio; trayectoria con el objetivo de llevar al país a una independencia tutelada, se elabora así un estatuto de autonomía, el cual no se llega a ver la luz debido a las presiones que Marruecos ejerce en Madrid, o poniéndose en forma tajante a que nazca un estado independiente al sur de su frontera.

    El 20 agosto 1974, el gobierno español anuncia la intención de celebrar un referéndum de autodeterminación en el Sahara. Marruecos reacciona política y diplomáticamente para paralizar la consulta sabiendo que ésta le resultará adversa. El 17 septiembre el rey Hassan II propone a España y a la ONU recurrir al tribunal internacional de justicia que se dictamine si el territorio del Sahara es res nullis al momento de la llegada de los españoles, o si, por el contrario, existían títulos jurídicos de Marruecos sobre el Sahara.

    A comienzos de 1975, la delegación española en las Naciones Unidas acepta la visita alzada de una misión de la ONU, solicitada años antes y desoída por España. La misión como en su largo y del cazador recorrido que dentro del territorio la población por lo menos casi todas las personas entrevistadas, estaban categóricamente a favor de la independencia y en contra de reivindicaciones territoriales de Marruecos y Mauritania.

    Al finalizar la misión se señala que España desea retirarse del Sahara cuanto antes y que no acepta asumir responsabilidades añadidas por causa de la paralización del referéndum decidido por la ONU. Incluso se llega a insinuar un traspaso de los poderes a los Saharauis sin referéndum previo, lo que hubiera significado el triunfo del frente polisario, tal cual como hizo Portugal en Mozambique. En España comenzaban a tomar forma las tesis abandonista o entrevistas, las cuales no eran nuevas.

    Como contrapartida de ventajosos y privilegiados acuerdos económicos, el gobierno español se muestra convencido de los derechos de Marruecos sobre el Sahara y promete aceptar el principio de soberanía marroquí.

    El 16 octubre 1975 el tribunal internacional de justicia de la Haya, hacía público su dictamen sobre las cuestiones relativas al Sahara. Considerando que al momento de la llegada de los españoles fijado en 1884, el Sahara occidental no constituía una res nullis, sino que se hallaba habitado por poblaciones que, aunque nómadas, estaban social y políticamente organizadas en tribus y colocadas bajo la autoridad de jefe competente para representarlas.

    Con respecto a las alegaciones de Marruecos, las conclusiones del tribunal eran:

    Que no existía ningún lazo de soberanía territorial entre Marruecos y el Sahara occidental, pero que existía un lazo jurídico de sumisión (cierto vínculos, pero no, derecho de soberanía) entre el sultán y algunas, algunas solamente, de las poblaciones nómadas del territorio. Sólo se reconocen algunos lazos jurídicos sobre el Sahara de los países reivindicadores, lazos como los que pueden existir entre todas las regiones fronterizas del mundo.

    Ese mismo día, el 16 octubre 1970 y cinco, unas horas después de haberse hecho público el dictamen del tribunal de la corte de la Haya, el rey Hassan segundo se dirige a la nación por radio y televisión, anunciando que la corte había afirmado la relación de vínculos jurídicos y de sumisión entre la población del Sahara y el reino de Marruecos. Silenciando o socialmente la inexistencia de derechos de soberanía que el máximo tribunal había expresado.

    El rey expresa en su discurso: « no nos queda más que recuperar nuestro Sahara, cuya puertas se nos han abierto ». Comenzó así lo que se llamaría LA MARCHA VERDE, una recuperación mediante una marcha civil pacífica. Lo que en realidad se pretendía con esa era evitar que la ONU, aprobase una resolución en la que el referéndum, detenida unos años antes y que parecía que fuera inevitable. Hassan segundo disponía de dos meses como máximo para anexionarse el Sahara, acción que contaba con la bendición de los Estados Unidos, Francia, numerosos países árabes y una parte del gobierno español.

    El alto estado mayor español era el máximo defensor de la postura entreguista a Marruecos, sea porque un Sahara independiente en la órbita de Argelia y Libia era un peligro para Canarias, donde se estaba gestando el movimiento para la autodeterminación e independencia de Canarias; y un hueco en el sistema defensivo occidental. Los Estados Unidos apoya y consolida la posición de Hassan II como siempre, en defensa de sus propios intereses, debido en parte a las olas independentistas y revolucionarias que se daban en esa época no sólo en África, sino en varias partes del mundo.

    El 17 octubre 1975 se reúne el Consejo de ministros, y toma la decisión de abandonar el Sahara en manos de Marruecos, tomando las debidas precauciones para que la decisión no sea conocida ni por la opinión pública, ni por el ejército, y en segundo lugar, para que los nacionalistas Saharauis no puedan ofrecer resistencia.

    El 18 octubre 1975 se toma la decisión de iniciar la « operación golondrina », que consistirá en la evacuación rápida y masiva de todo nacional español que estuviese en el Sahara.

    El 21 octubre, se pone en movimiento la marcha verde. Tres días antes, y sin que las fuerzas españolas del Sahara hayan iniciado su despliegue defensivo, se da la orden de iniciar la operación golondrina. Mientras tanto, el mando unificado de Canarias seguía organizando operaciones para supuestos enfrentamientos con el frente Polisario y las fuerzas armadas marroquíes. Estas operaciones fueron conocidas por operación trapecio y operación marabunta.

    El 27 octubre tiene lugar una reunión del alto estado mayor con el objeto de estudiar un acuerdo militar entre Marruecos, Mauritania y España, que conduciría a la administración del territorio por parte de Marruecos y Mauritania, hasta llegar al término de la presencia española. A partir del 30 octubre (momento en que la marcha verde todavía está en Tarfaya) las fuerzas armadas revolucionarias marroquíes invaden el territorio, sin ninguna protesta de España, en varias ciudades éstos son detenidos por las fuerzas del frente Polisario.

    El gobierno español hace un doble juego ante las fuerzas militares y ante la población, también el Ministerio de Asuntos Exteriores y las representaciones diplomáticas llevan a cabo una contradictoria actuación.

    El 26 octubre, el secretario general de la ONU visita al rey Hassan II para exponerle su propuesta sobre el Sahara. La misma consistía:
    inmediato relevo de España en el Sahara.

    Período de seis a 12 meses de administración provisional por funcionarios marroquíes, mauritanos y Saharauis supervisada por las Naciones Unidas que, incluso, estaría dispuesta a enviar tropas.

    La realización de un referéndum.

    Los intereses españoles se negociaría en el marco de conversaciones entre las partes.

    Hassan no acepta la propuesta porque sabe que ya existía un acuerdo secreto con España. Al mismo tiempo España al recibir al secretario general, no rechaza la propuesta porque no podía hacerlo, pero alega que no cree su viabilidad al no ser aceptado por Marruecos. Todos los posteriores contactos entre los representantes de la ONU, son rechazadas sus propuestas sistemáticamente por Hassan.

    El 3 noviembre llega a Madrid el primer ministro marroquí y se entrevista en la zarzuela con el príncipe y funcionarios españoles. De las conversaciones surge el acuerdo tácito de permitir la entrada de la marcha unos 10 km en el territorio, donde podrían permanecer por 48 horas.

    El día 5, Hassan II anuncia que la marcha verde atravesara la frontera al día siguiente. El Consejo de Seguridad de la ONU hace un llamamiento a Hassan para que ponga fin a la marcha. El rey marroquí nuevamente hace caso omiso.

    El 6 noviembre ya hay 50,000 marroquíes dentro del Sahara. Marruecos le comunica España que la marcha continuará y rechaza toda intervención de la ONU. España en vez de romper las relaciones diplomáticas, que era lo esperado, le hace saber a Marruecos que está abierto a todo diálogo. Tampoco Marruecos acepta esto.

    El día 8, funcionarios españoles se entrevistan con Hassan y le ofrece suficientes garantías sobre la entrega del Sahara. Sólo entonces, al día siguiente el 9 noviembre, a las 19.50 horas, el rey Hassan pronunció un discurso según el cual los objetivos políticos habían sido alcanzados, debiendo volver todos a los puntos de partida. El día 10, los voluntarios de la marcha verde regresan a Tarfaya.

    La entrega del Sahara se formaliza en Madrid entre el 12 y el 14 noviembre 1975, por medio de los acuerdos tripartitos. Se daba a la administración de Marruecos y Mauritania, en contra a toda doctrina de la ONU.

    España se retiraría definitivamente el 28 febrero 1976. No se mantenía en los acuerdos respecto alguno por el principio de autodeterminación. Hassan segundo que sabía el grado de rechazo que alcanzaría entre la población saharaui, introdujo un artículo en el acuerdo, según el cual « se respetaría la opinión de la población saharaui expresada a través del órgano representativo local ». El 28 noviembre ese mismo órgano se auto disolvería en prueba de disidencia con los acuerdos de Madrid y por considerar que en ambiente coactivo no podía seguir siendo el órgano representativo del pueblo saharaui. Marruecos tampoco cumplió con varios puntos de los acuerdos tripartitos, que favorecía y daban privilegios extraordinarios a empresas españoles para la explotación de recursos pesqueros en aguas del Atlántico, como la explotación de yacimientos de fosfatos en Mezcala.

    Fuente: Asociación Malagueña de Amigos del Pueblo Saharaui

    El Sahara después de la descolonización española.

    Acontecimientos que han impedido ejercer el derecho de autodeterminación del pueblo Saharaui a más de 50 años del dictado de la resolución 1514 de la Asam. Gral. de la ONU.

    Una cuestión singular del conflicto del Sahara occidental, la última colonia africana, es el contraste que se produce en el mismo entre el « derecho » y la « política ».

    Nos encontramos por un lado con pronunciamientos jurídicos internacionales, los cuales si fuesen puestos en práctica solucionarían de un modo inmediato y sencillo esta larga y sangrienta disputa; y por el otro lado, hay innumerables maniobras políticas dirigidas a impedir la eficacia de las reglas jurídicas. Estas divergencias se han centrado principalmente en torno a dos cuestiones; la pretensión política de ignorar el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui; en segundo lugar, las maniobras políticas dirigidas a destruir el reconocimiento jurídico de la estabilidad de la región.

    Con el transcurso del tiempo, se han planteado nuevas y diversas cuestiones de índole jurídica internacional. Por un lado, el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, puede ser sustituido por un arreglo político no previsto en el ordenamiento internacional; qué posición tiene tal derecho en ese ordenamiento??

    Otra cuestión, puede cuestionarse la estabilidad de un pueblo por el hecho de que se hace pendiente un referéndum de autodeterminación??

    El conflicto en la región podría haberse solucionado en 1974, si se hubiese celebrado el referéndum de autodeterminación que, exigido por las Naciones Unidas, España se disponía a celebrar en la que era entonces una de sus colonias. Sí, se llegó a elaborar un censo, el cual hoy constituye la base fundamental para la solución del problema.

    Marruecos, como hemos visto ha intentado por todos los medios impedir la celebración del referéndum; primero en el 74, consiguió paralizarlo consiguiendo que la Asamblea General aprobara la solicitud del envío de una misión visitadora al territorio y la demanda al tribunal internacional de justicia para que elaborara un dictamen acerca de si existían elementos que pudieran impedir el referéndum, y una petición a España para que ésta mientras tanto suspendiera los preparativos del mismo.

    El dictamen del tribunal internacional de justicia fue contundente. Por un lado, declaró que nunca habían existido VÍNCULOS DE SOBERANÍA TERRITORIAL entre Marruecos y el Sahara occidental, que lo máximo que había habido eran ciertos vínculos de vasallaje entre ciertas, y sólo algunas poblaciones nómadas del territorio con el sultán marroquí.
    El tribunal subrayaba que el dictamen requerido para ayudar a la Asamblea General a pronunciarse sobre la tesis de Marruecos y Mauritania, sobre sus vínculos jurídicos sobre el territorio que pondrían en juego la integridad territorial de sus países; dice que, no afectaban y modificaba el derecho de las poblaciones del Sahara occidental a la autodeterminación.

    Dos semanas después de dicho dictamen, el que privara de toda base jurídica a las pretensiones anexionistas marroquíes, las tropas del ejército marroquí invadían el territorio por su frontera Noreste, mientras que por la frontera noroeste se producía la ocupación pacífica conocida como la « Marcha Verde ». Esta invasión y la consiguiente guerra entre marroquíes y Saharauis impidió la celebración del referéndum.

    El desastre de la guerra condujo a que en 1988 las partes aceptaran un plan de paz, el que preveía un alto el fuego como paso previo para la celebración de un referéndum, el aún pendiente. Éste plan de paz contemplaba la realización de un censo sobre la base del que se había realizado en 1974 por los españoles, y la posterior celebración de un referéndum. Marruecos comienza a interponer una serie de obstáculos, tratando de ampliar el censo para incluir en él el número abrumador de ciudadanos marroquíes trasladados a esa región, para así inclinar el resultado a favor de sí.

    Esta parálisis concluyó, cuando después de la mediación del representante del secretario general, James Baker III, se concluyera con los acuerdos de Houston de 1997. Ante el rechazo de las comisiones de identificación de la ONU a los miles de candidatos que Marruecos ha intentado pasar por Saharauis, Marruecos ha bloqueado nuevamente el referéndum. La lista de votantes elaborada por las comisiones de la ONU en el año 2000, arrojaba un previsible triunfo de la opción independentista proclamada por los Saharauis.

    Este nuevo bloqueo y la falta de voluntad política para aplicar los claros e inequívocos términos de las disposiciones acordadas por las partes y refrendadas por el Consejo de Seguridad, han llevado al secretario general a formular, por primera vez desde que existe el conflicto, una sorprendente y gravísima propuesta. En su informe del 22 mayo del año 2000, dejando constancia de « las dificultades surgidas a lo largo de los años para resolver sus recurrentes diferencias » y el hecho que el de arreglo no incluía ningún mecanismo para hacerlo cumplir, formula la afirmación de que « es indispensable que las partes ofrezcan ahora soluciones específicas y concretas para los múltiples problemas relacionados con la aplicación del plan que puedan convenirse, o bien estén dispuestos a estudiar otros medios para lograr una solución pronta, duradera y convenida de la controversia ». Estas frases levantaron gran controversia en el Consejo de Seguridad, ya que para algunos significaba un intento de enterrar el plan de paz y promover una llamada « tercera vía », que era en realidad la integración en Marruecos bajo la fórmula de una no precisada autonomía, algo que ya tiempo atrás había querido Hassan II. Este primer intento de enterrar el plan de paz ya había fracasado.

    El 31 mayo 2000 el Consejo de Seguridad decide:

    Prorrogar el mandato de la MINURSO, con la expectativa de que las partes presentaran al enviado del secretario general las propuestas concretas y específicas en que convengan para solucionar los múltiples problemas relacionados con la aplicación del plan de arreglo, y examinará todos los medios para lograr la pronta solución duradera y convenida de la controversia.

    La diferencia aquí radica, si bien sutil, con la del informe del secretario general, en que la búsqueda de vías para llegar a la solución pronta, duradera y consensuada sea no puede hacerse abandonando el plan de paz.

    El Secretario General, ante los fracasos en los intentos de mediación de su enviado James Barker, el 12 julio 2000 repetirá su intento de llegar a un acuerdo proponiendo cuatro alternativas, que pueden reconducirse a dos:
    El plan de paz (un acuerdo negociado que permitiese la ejecución exitosa del plan de arreglo) otra solución política entre los contendientes al margen del plan de arreglo.

    Esta segunda alternativa consiste en un acuerdo negociado entre los representantes de las partes, el que puede tener un triple contenido:

    • Plena integración en Marruecos.
    • Plena independencia.
    • Una posición intermedia.

    Análisis del principio en cuestión

    Aquí estamos ante un caso paradigmático de DESCOLONIZACIÓN POR AUTODETERMINACIÓN. El proceso de descolonización varía según cuál sea el principio dominante, sea éste el de la unidad nacional y la integridad del territorial del estado, la colonia es considerada como parte de la integridad territorial de un estado, por lo que la descolonización debe producirse mediante un acuerdo negociado entre dos estados, entre el que posee la colonia y aquel a quien se le despojó del territorio de esa colonia; pero si el principio dominante es el DE LA AUTODETERMINACIÓN, se parte de que la colonia consiste en un pueblo como tal, y que el proceso de descolonización se opera con el consentimiento del pueblo colonizado. Por lo tanto, el reconocimiento del derecho a la autodeterminación es incompatible con la consideración de la colonia como parte integrante de otro estado.

    La Asamblea General de la ONU muy pronto estimó que este caso no era un supuesto de descolonización para restituir la integridad de un estado, como así lo proclama Marruecos, sino que consideró que se trata de una descolonización de un pueblo distinto y que debía realizarse mediante el ejercicio por el pueblo saharaui de su derecho a la autodeterminación. Sea desde la primera resolución adoptada en el año 1966, existe una continuidad ininterrumpida hasta hoy de resoluciones reiterando el derecho a la autodeterminación de este pueblo.

    También se debe tomar muy especialmente en cuenta lo que hace notar el tribunal internacional de justicia, que desde 1966 a 1973, Marruecos nunca negó que se tratara de un caso de descolonización por autodeterminación y que además nunca votó en contra de las resoluciones que aprobó en este sentido la asamblea general, ni alegó que el Sahara occidental formará parte de su integridad territorial.

    Pero en 1974, por razones políticas diversas, Marruecos cambia su estrategia y considera que no se trataba de un problema de descolonización por autodeterminación, sino por su reintegración, así operó diplomáticamente para detener el referéndum de autodeterminación organizado por España en 1974, también concibiendo el Asamblea General le solicitase al tribunal internacional de justicia un dictamen sobre la cuestión. Dicho dictamen no deja absolutamente ningún lugar a duda, diciendo: « que el proceso de descolonización del Sahara occidental está regido por el reconocimiento del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui ». Aunque se trate de una opinión consultiva del alto tribunal debe entenderse como res judicata, no siendo ignorarse ni ser negado, ni vulnerado en ningún modo ni por ningún órgano de las Naciones Unidas el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.

    Si se negará el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui como es una de las posibilidades surgida en los últimos informes del secretario general se plantearían gravísimos problemas jurídico internacionales.

    Por ejemplo ¿Qué norma prevalecería en caso de conflicto entre una resolución del Consejo de Seguridad que niega el derecho a la autodeterminación, y las resoluciones de la Asamblea General reconociendo el mismo?

    O si se dictara una nueva norma negando tal derecho sólo por el Consejo de Seguridad o también por la Asamblea General (ambos abandonando su práctica continuada), se presentarían dos gravísimas cuestiones. ¿Y la de sí un acto de un órgano de naciones unidas puede contradecir un pronunciamiento del tribunal internacional de justicia reconociendo el derecho?, Por otro lado, ¿si se puede anular arbitrariamente un derecho reconocido en una práctica constante?

    Respecto a la primer cuestión (conflicto asamblea – consejo); se debe tener en cuenta, que las resoluciones de la Asamblea General pueden constituir prueba de derecho consuetudinario, y por otra parte, que sería difícil esgrimir el artículo 12.1 de la carta, saqué antes de que el Consejo de Seguridad se ocupará del tema sea existía una intervención constante y uniforme desde 1967 sobre este particular.

    Respecto a la segunda cuestión (conflicto asamblea/Consejo de Seguridad/tribunal internacional de justicia) se ha argumentado que el Consejo de Seguridad no está por encima del derecho internacional, si no sometido a él, por lo que tales eventuales actos implicaría una gravísima vulneración al derecho internacional establecido.

    ¿Quién es el verdadero y único titular del derecho a la autodeterminación en este caso?

    Una vez reconocido el derecho a la de autodeterminación del Sahara occidental, nos debemos preguntar quién es su legítimo titular, puesto que éste es el único que puede disponer del mismo. A esta altura de la lectura creo que sea no caben dudas.

    Desde la primera resolución de las Asamblea General, se ha considerado como titular del mismo a la población autóctona del Sahara occidental. El tribunal internacional de justicia, también ha expresado con claridad que este derecho corresponde a las poblaciones del Sahara occidental. En consecuencia tal derecho no corresponde a los dirigentes, gobernantes o líderes de la región sino propiamente a sus poblaciones, esto es, el conjunto de sus « habitantes originarios ». Sólo el conjunto de estos, y no una parte de los mismos, es titular del derecho y puede disponer del mismo.

    Una cuestión distinta es la de quien sea su “representante”, el de ese pueblo, y las competencias que éste tenga. Como por ejemplo lo ha sido durante estos últimos años el frente Polisario, fundado en 1973. La práctica de Naciones Unidas ha sido continuada e inequívoca desde entonces, considerando al frente Polisario como único representante del Sahara occidental y como único interlocutor válido ante Marruecos. Quedando así definitivamente desechada la tesis marroquí, la que postula el conflicto no es entre Marruecos y el frente Polisario, sino entre Marruecos y Argelia.

    El frente Polisario si al representante del pueblo saharaui y sea quien entabla las negociaciones directas con Marruecos, no significa que sea el titular del derecho a la autodeterminación y que pueda por ello, disponer del mismo. De esto surge que las propuestas formuladas por el secretario general en sus últimos informes, considerando como alternativa al referéndum un acuerdo negociado (negociado, necesariamente, por los representantes de las partes en conflicto) suponga un giro altamente peligroso.

    Ya que, en efecto, el derecho a la autodeterminación, que es de carácter constituyente, sólo le corresponde al pueblo, no a los representantes.

    El ejercicio del derecho

    Sabemos que el titular del derecho es el pueblo saharaui, ahora, se nos plantea la cuestión de cómo éste puede ejercer dicho derecho.

    En los supuestos de descolonización por autodeterminación, el pueblo colonizado tiene varias opciones:

    • Convertirse en un estado independiente y soberano.
    • Asociarse libremente a un estado independiente distinto.
    • Integrarse plenamente en otro estado independiente.
    • O asumir cualquier otra condición política.

    La toma de cualquiera de estas decisiones, debe ser el resultado de una libre elección y voluntaria de las poblaciones del territorio en cuestión, expresada según métodos democráticos, la integración debe resultar del deseo libremente expresado de las poblaciones del territorio, plenamente conscientes del cambio de su estatuto, siendo hecha la elección mediante métodos democráticos, imparcialmente aplicados y fundados sobre el sufragio universal de los adultos, siendo posible para la ONU controlar la aplicación de estos métodos; la creación de un estado independiente o la adquisición de cualquier otro estatuto político, debe ser libremente decidida por el pueblo.

    El tribunal internacional de justicia ha interpretado estas cláusulas como expresivas de” la necesidad fundamental de tomar en cuenta los deseos, votos de la población afectada”. La validez del principio de autodeterminación, definido como la necesidad de respetar la voluntad libremente expresada de los pueblos, no está afectada por el hecho de que en ciertos casos la Asamblea General no haya creído su deber exigir la consulta a los habitantes de tal o cual territorio. Para el tribunal, estas excepciones se explican bien por la consideración de que una cierta población no constituía un pueblo habitado para ejercer la autodeterminación, bien por la convicción de que una consulta sería innecesaria a la vista de esas circunstancias especiales.

    Conforme la luz arrojada por estas premisas, según las cuales la población saharaui ha sido reconocida como un pueblo habilitado para ejercer su derecho de autodeterminación a través de un referéndum, autodeterminación continúa la ininterrumpidamente solicitada por los órganos de las Naciones Unidas, la conclusión se impone por sí misma. Tanto las normas generales sobre la descolonización como el pronunciamiento del tribunal internacional de justicia en el caso, impiden cualquier otro ejercicio del derecho que no pase por el referéndum de autodeterminación.

    Las alternativas propuestas últimamente en los informes del secretario general, consisten en un acuerdo negociado entre partes, es decir entre sus representantes, constituyendo una peligrosa y poca meditada innovación en el derecho internacional, contraria a la práctica constante de la ONU, a las normas generales esenciales sobre la descolonización (las mismas cosas han del carácter de jus Cogens) y el pronunciamiento irrevocable del tribunal internacional de justicia que tiene, por lo tanto, fuerza de cosa juzgada.

    La estabilidad de la República árabe saharaui democrática
    Los intentos de Marruecos por anular dicha estabilidad

    Los acuerdos de Madrid, firmados en 1975 entre España, Marruecos y Mauritania, resultados de la presión ejercida por Marruecos, de su simple lectura se revela que en el mismo no se transfiere la soberanía del territorio; lo que se estableció un procedimiento de abandono de España, instituyendo a tal efecto una administración temporal tripartita, que debía concluir el 28 febrero 1976. Pero dichos acuerdos nada dicen sobre qué sucedería concluida la administración temporal tripartita.

    El 28 febrero 1976, en un acto de inteligencia política y jurídica el frente polisario funda la RASD (República Árabe Saharaui Democrática). El nuevo estado fue recibiendo diversos reconocimientos de los estados de los cinco continentes. En este proceso de reconocimiento constituyó un hito, su admisión como miembro pleno de derecho en el seno de la Organización para la Unidad Africana, (OUA), en la cumbre de Addis Abeba en 1982.

    Desde la misma fundación del estado y antes Marruecos ha intentado anular internacionalmente la estabilidad del pueblo saharaui, desplegando una amplia artillería diplomática. La ofensiva marroquí se despliega en dos líneas. La primera, tratando de impedir los reconocimientos o intentando su retirada o suspensión; la segunda, intentando la expulsión de la RASD de la OUA.

    Los elementos de la estabilidad de la RASD 

    Según la teoría clásica de estado, éste se compone por tres elementos: territorio, pueblo, gobierno. El análisis de estos tres elementos nos lleva a una sola conclusión.

    El territorio, es el correspondiente al antiguo Sahara español, que actualmente se encuentra dividido en dos, una parte ocupada por Marruecos y Mauritania, y la otra donde ejerce dominio la RASD, que son los territorios liberados. Sin olvidar los campamentos de refugiados, enclavados en territorio argelino, cedido temporalmente a las RASD
    el pueblo saharaui tiene rasgos claros y diferenciales, de carácter objetivo y cuentan también con una indiscutible conciencia subjetiva de ser un pueblo. Este pueblo ha sido censado, primero por España y luego por la ONU, está distribuido en tres espacios ante dichos; el territorio ocupado, el liberado y el cedido provisionalmente para la ubicación de los campamentos de refugiados, en Argelia.

    La soberanía de la RASD se manifiesta en la articulación de una estructura jurídico-administrativa que se proyecta tanto sobre el territorio y la población. Del lado de los territorios liberados (al este del muro) esta soberanía se ejerce plenamente, y provisionalmente, sobre los territorios cedidos donde Argelia acoge los campamentos de refugiados, en estos lugares se acata sin discusión la soberanía de la RASD.

    El principal argumento utilizado para denegar el reconocimiento a la RASD ha sido que no se encuentra en la misma el elemento del territorio, dado que el mismo se encuentra dominado por Marruecos. Pero esto no es así. Primero, la propia ONU ha refrendado la división del Sahara occidental en dos territorios, el que se halla al oeste del muro (el ocupado) sobre el que ejerce su soberanía Marruecos, y el que se encuentra al este del muro (el liberado) sobre el que sí ejerce soberanía la RASD. Esto consta en diversos documentos desde el plan de paz hasta los informes de las tropas de la ONU, donde reconocen que el ejército saharaui domina en los territorios liberados.

    Siendo así las propias tropas de la ONU testigos presenciales que en tales puntos del territorio del Sahara occidental Marruecos no ejerce soberanía alguna y si lo hace la RASD; esto también es evidenciado en muchos otros documentos, fundamentalmente los informes del Secretario General, los cuales son bienvenidos y hechos sucios por el Consejo de Seguridad.

    Se debe además tener presente que existe una práctica internacional confirmada de reconocer a estados que no dominan todo el territorio que corresponde a sus fronteras reconocidas, Vgr. Los Balcanes (Croacia y Bosnia Herzegovina, son ejemplos elocuentes de ello).

    La RASD y el referéndum de autodeterminación

    Uno de los fuertes puntos de ataque de la diplomacia marroquí, se centra en que el futuro del Sahara es dependiente de un referéndum de autodeterminación, no pudiendo reconocerse a una entidad que va un referéndum para conocer su estatuto; por otra parte que si la RASD ha aceptado el principio del referéndum para poder ser un estado independiente y soberano, ahí ofrece la prueba de que es un estado.

    El argumento marroquí no sólo ha sido utilizado en general para intentar que otros estados no reconozcan a la RASD o que congelen, o retiren el reconocimiento de la misma hasta que se celebre dicho referéndum, sino también que ha sido esgrimido en el contexto africano por Senegal para solicitar la expulsión de la República saharaui de la OUA.

    Estamos ante argumentos que son falaces. En efecto en primer lugar, la RASD no ha aceptado el referéndum para convertirse en un estado independiente y soberano, si no para recuperar su territorio ocupado (apostando así fuertemente a que si no recupera su territorio ocupado por Marruecos lo entregará a éste) y para hacer posible que una parte de la población saharaui, la que viven los territorios ocupados por Marruecos y se vea impedida de cruzar el muro, pueda someterse a la República saharaui. Por esto al contrario de lo sostenido en el argumento marroquí, el referéndum no persigue conseguir un estado, sino conseguir pacíficamente un territorio ocupado y permitir a una población es adherirse a una República a la que por ahora no pueden acceder libremente. En segundo lugar, tampoco es cierto que el futuro del Sahara esté dependiente de un referéndum, que la RASD necesite del mismo para conocer su futuro estatuto internacional. En caso de victoria, el referéndum no va a alterar el estatuto de la RASD, pues el efecto del mismo sería que el estado previamente subsistente, hace su el territorio comprendido en las fronteras internacionalmente reconocidas. En caso de derrota, el referéndum si alteraría el estatuto de la RASD, como lo puede hacer cualquier referéndum constituyente por el que se decide la integración plena de un estado en otro o su integración a una federación.

    Todos los estados independientes tienen soberanía, la RASD también, por lo tanto a nadie se le ocurriría tomar la decisión de integrarse a otro estado o federación, como por ejemplo los países europeos que se integran a la unión europea, considerar por ello que puedan desaparecer si así lo hiciesen. La decisión de federarse o integrarse es una decisión soberana; por ello, si algo pone de manifiesto el referéndum de autodeterminación en el supuesto de derrota de la opción independentista es, precisamente la soberanía que ejerce la RASD.

    En definitiva, la autodeterminación es un derecho que pone en manifiesto la soberanía del sujeto que lo ejerce, que en el supuesto de gozar de un territorio propio, debe calificarse como estado.

    La Autodeterminación de los pueblos

    Etiquetas : Sahara Occidental, Marruecos, Frente Polisario, autodeterminación, referéndum, territorio no autónomo,

  • Historia del Sahara Occidental y su lucha por la soberanía ante la pasividad internacional

    Mercedes Garayalde* 

    17/10/2010

    Un poco de historia

    Hasta la llegada de la colonización española, casi en el siglo xx, los saharauis eran pueblos nómadas, distintos a sus vecinos y más parecidos, pero también distintos, de los núcleos sedentarios de Mauritania. El territorio estaría delimitado a norte por el río Dra, al sur por el Cabo Blanco, al oeste por el mar y al este por la hamada (Tinduf, actual punto de los campamentos de refugiados).

    A principios de la era cristiana, el Sahara Occidental todavía alimentaba a sus caballos y no a sus camellos. Las invasiones árabes sufridas a partir del año 500 después de nuestra era tuvieron poca influencia, ya que a los árabes de Arabia no les interesaba demasiado el desierto, porque ya lo tenían y conocían en su lugar de origen. En el siglo xi empezó la islamización del Sahara. Primero los almorávides crearon un imperio en el norte de África y llegaron también a España (formando un imperio que se extiende desde Castilla hasta el Níger) y, después, los almohades. En este siglo los sultanes enviaron a ciertas tribus árabes a esa zona del desierto, pequeños grupos, que marcharon junto a algunos beréberes. Y de esta simbiosis entre árabes, beréberes y nativos nació una sociedad lejos de la autoridad de los sultanes y que no tuvo contacto con Europa hasta los siglos xiv y xv. Fue naciendo un idioma propio, el hasania, se consolidó la sociedad saharaui-árabe-berebere con un entramado tribal que no tenía que ver con el marroquí, ya que éste se basaba más en el apoyo o ataque a dinastías reinantes. El nomadeo era la forma de vida, sin propiedad de la tierra y con economía de trueque. La Yemaá, asamblea de notables que se reunían ocasionalmente, estaba compuesta por jefes de tribu (los shej). Los verdaderos descubridores de la costa sahariana serían los portugueses, en su propósito de llegar a Guinea. Mientras los habitantes de Marruecos, los árabes, conocían mejor el Mediterráneo que aquellas costas, los sultanes marroquíes enviaban alguna expedición esporádica, más al desierto mauritano y al argelino, pero sin adentrarse en el Sahara Occidental. No había relación, por tanto, con Europa. Y así siguieron los saharauis hasta el siglo xix.

    En 1884, en la Conferencia de Berlín, Europa se repartió África. Alguna compañía inglesa empezó a hacer incursiones pesqueras en la zona. En España, el gobierno de Cánovas decidió anticiparse y estableció una pequeña factoría llamada Villa Cisneros. En diciembre de 1884 España comunicó a otros países la « toma bajo su protección » de todos los territorios de la costa occidental de África desde Cabo Bojador hasta el Cabo Blanco. Nadie objetó menos Francia, que apuntó que Mauritania era su zona y solicitó que se fijaran lindes. En 1902 Francia organizó el « Gobierno General de África y Territorio Civil de Mauritania » y las tribus saharianas rechazaron la penetración francesa, desmarcándose de los mauritanos. Por otra parte, se estableció el « Protectorado de España sobre Marruecos », pero los saharauis siguieron a su aire porque la intervención era, además, solo costera.

    En 1956 llegó la independencia de Marruecos de España. Y el ejército marroquí empezó a entrar en el Sahara y a reivindicar territorio. También reivindicaba Mauritania, y lo hizo, además, hasta 1969. En 1958 el Sahara se convirtió por Decreto de Franco en « provincia española ». La población saharaui empezó a sedentarizarse, se emitieron DNI españoles para los saharauis (documentos, curiosamente, que ahora no se reconocen). El nomadeo entró en crisis y en 1970 el 80% de la población era ya urbana. En 1963 se descubrieron los fosfatos y la empresa española Fosfatos de Bucraa inició la explotación de uno de los yacimientos más importantes del mundo. Asimismo, se intuían posibilidades petrolíferas y se consideró el banco sahariano de pesca.

    En 1973 surgió el nacionalismo saharaui, con la creación del Frente Polisario. La ONU presionaba para acabar con el colonialismo. Finalmente, en 1974 España aceptó ante la ONU cumplir el protocolo de descolonización y se comprometió a celebrar un referéndum de autodeterminación en seis meses. Marruecos propuso inmediatamente a Mauritania repartirse el territorio. El Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, empero, sentenció que los saharauis son un pueblo propio. No obstante, el 17 de octubre de 1975 España acordó en decisión secreta la evacuación del Sahara para el 10 noviembre y dejar el territorio en manos marroquíes. Así, el 6 de noviembre empezó la invasión denominada la marcha verde ─llamada así porque desde los aviones y en el árido desierto parecía una « mancha verde »─, aquella masa humana de 300.000 marroquíes Corán en mano y franqueada por el ejercito marroquí. El ejército marroquí entró en los pueblos, saqueó y mató. Se dieron a los colonos marroquíes las casas y las propiedades que acababan de expoliar a los saharauis. La mitad de la población saharaui huyo al interior del desierto, que también fue bombardeado con fósforo y napalm hasta que, finalmente, se internaron en el desierto argelino, donde ahora siguen los campamentos de refugiados en torno a Tinduf. El Frente Polisario inició una guerra de guerrilla.

    El 14 de noviembre de 1975 se firmaron los Acuerdos Tripartitos de Madrid (ilegales y no publicados en el BOE), por los cuales España cedía la administración a Marruecos y Mauritania, aunque no la soberanía (figura jurídica inexistente). En 1979, Mauritania, pobre y desgastada, se retiró de la intervención militar. Entre 1980 y 1987 los marroquíes construyeron un inmenso muro, que hoy alcanza 2000 Km y que impide el acceso al territorio de la mayor parte Sahara Occidental.

    Marruecos actuó en todo momento por la vía de los hechos, tomando posesión tras posesión, y, en la vía diplomática, usando la hipocresía más insultante para ganar tiempo y consolidar su ocupación sin pausa. Así, en 1991, cuando Pérez de Cuellar era secretario general de la ONU, dijo aceptar el plan de paz y el Frente Polisario declaró el alto el fuego. El punto número 1 de dicho plan era celebrar un referéndum que decidiera independencia o integración en Marruecos. Se inició el calvario de hacer el censo, calvario por el continuo boicot de Marruecos, que planteó 140.000 recursos, que paralizaron el proceso en la ONU.

    En 1997 James Baker fue nombrado por la ONU enviado del secretario general. Venía del Departamento de Estado de Estados Unidos, se le creía hombre fuerte, lo intentó y lo intentó pero se encontró con la marrullería marroquí y con España una vez más mirando hacia otro lado. Me permito recordar que, conforme al derecho internacional, España sigue siendo potencia administradora y el Sahara Occidental, territorio autónomo en proceso de descolonización. Baker dimitió siete años después, dejando una última propuesta: el Plan Baker, consistente en una primera votación de los saharauis según el censo de 1974 y, si se aprueba, cinco años de autonomía y un referéndum posterior en el que votarían saharauis y marroquíes que ya viven en el Sahara ocupado. Los saharauis, dando muestra una vez más de su sentido de la democracia, dignidad, nobleza y paciencia, aceptaron, aunque se incluyera a 65.000 promarroquíes más en el censo (el censo de votantes es de 147.000). Marruecos, temiendo que, así y todo, perdería del referéndum ¡se negó!

    Otra vez tiempo muerto para la legalidad y vivo para la impunidad y, entre tanto, una nueva generación ha nacido y crecido en condiciones infrahumanas en la hamada argelina. Los campamentos de refugiados alcanzan las 200.000 personas. El Sahara Occidental sigue siendo territorio ocupado por el ejército marroquí y se atrae a miles de colonos marroquíes con promesas de propiedades y trabajo. El territorio, de 266.000 kilómetros cuadrados, está dividido por un muro y campos minados. Las riquezas naturales son saqueadas en beneficio de la compañía estatal marroquí ONAREP, que reparte participaciones, participaciones bien aceptadas en el ámbito internacional. Son excepcionales los casos de países como Noruega, que en 2005 retiró sus 42,8 millones de euros invertidos en Kerr-McGee, empresa petrolífera americana que está haciendo prospecciones bajo auspicio marroquí.

    Donde estamos…

    Las resoluciones de la ONU desde 1960, una detrás de otra, han reconocido los legítimos derechos del pueblo saharaui. Pero el organismo no toma represalia alguna contra Marruecos, que las incumple. El organismo creado para supervisar el plan de paz, MINURSO, no interviene en las sucesivas vulneraciones de derechos en los territorios ocupados. Todo su personal civil es marroquí.

    En el mundo ya no quedan más colonias que el Sahara Occidental y Palestina. Timor alcanzó su independencia en 2002 (entre otras cosas, gracias a la determinación de su potencia colonizadora, en este caso Portugal).

    ¿Y las potencias? Washington enzarzado en Irak y Afganistán. No se pronuncia, pero le incomoda el asunto porque le enfrenta a un aliado de siempre (Rabat). Y, por otra parte, le empieza a interesar mucho Argelia ─por aspectos económicos y por lo que llama lucha contra el terrorismo islámico─. Además, ya se ha caído aquello de que el Frente Polisario era un títere del bloque soviético; congresistas americanos están viajando a los campamentos y uno de ellos, Pitts, declaró recientemente que « los saharauis piden una solución pacífica, son árabes pero políticamente laicos. No han recurrido al terrorismo y, por ello, deberíamos apoyarles ». Así que Marruecos redobla esfuerzos, invierte millones de dólares en empresas dedicadas a los lobbies del Capitolio. Francia muestra su apoyo incondicional a Marruecos, pues siente a Argelia como enemigo histórico.

    Entre tanto, si el gobierno Aznar avaló junto con la ONU la Resolución 1495 del Consejo de Seguridad sobre el Plan Baker, el gobierno Zapatero modificó a peor la posición española, diciendo que hay que olvidar tal plan y « alentar una negociación entre las partes ». ¿Qué partes?, nos preguntamos a estas alturas. ¿Qué es lo que hay que alentar? ¿Favorecer el statu quo? ¿Ser cómplice del ocupante? Y así estamos en la actualidad. Podemos decir que la posición es de apoyo real a las posiciones marroquíes, de reconocimiento de la integración del Sahara Occidental como región « autónoma » dentro de Marruecos.

    Mientras tanto, el Frente Polisario y Marruecos se han reunido en 2008, 2009 y 2010 (en Viena y Nueva York) y miembros de la Delegación Negociadora saharaui han sido recibidos oficialmente, por primera vez, en el Departamento de Estado de Estados Unidos, lo que motivó que acto seguido Marruecos se negara a reunirse con los mismos responsables del Departamento. ¿Significa algún cambio de posición de la administración americana tras asumir Obama la presidencia?

    Christopher Ross (enviado del secretario general de la ONU para el Sahara Occidental desde 2008) ha declarado que « Marruecos y el Frente Polisario siguen en desacuerdo sobre el futuro del Sahara Occidental, una región rica en recursos naturales ». Tal vez se evidencien con este decir parte de las razones de la ocupación, pues si la comunidad internacional dejara de comprar los productos expoliados por Marruecos en el Sahara Occidental, sí que estaría forzando la solución del problema.

    Para concluir: ¿hay lugar para la esperanza?

    Han pasado 35 años y un pueblo heroico resiste a pesar del cansancio. Los campamentos son un modelo de organización en lo que son los campamentos de refugiados en el mundo. Los saharauis son cada vez seres más preparados en lo intelectual y con más apertura al mundo, su causa despierta cada vez más simpatías entre otros pueblos. La mujer saharaui es protagonista en su sociedad, ha logrado grandes avances, ha sido protagonista de la organización de los campamentos y de la supervivencia de este pueblo. No solo de la supervivencia física, sino también del desarrollo cultural. En 1970 la población era en gran parte analfabeta; hoy en día no solo los niños y las niñas, sino todos los adultos han tenido acceso a la educación. Muchas mujeres, gracias a su aptitud y a la solidaridad de algunos países, han alcanzado estudios superiores y son maestras, médicos y representantes políticas en los organismos oficiales.

    Ante el bloqueo del proceso de descolonización que rige la ONU, 74 países han optado por reconocer como país a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y al Frente Polisario como su gobierno. Y el Sahara Occidental participa como país en la Organización para la Unión Africana.

    En 2005 estallaron disturbios en los territorios ocupados, en el Aiún, con decenas de heridos y detenidos. Delegaciones de diferentes comunidades autónomas y activistas de derechos humanos no recibieron, ni reciben, permiso de Marruecos para bajarse de los aviones en el Aiún ocupado o son directamente golpeados por policías marroquíes de paisano, como en el pasado mes de septiembre.

    En diciembre de 2009 la activista proderechos humanos Aminatou Haidar a su vuelta a casa (Sahara Occidental ocupado) desde Estados Unidos, donde se le había entregado un premio, fue expulsada del Aiún a Lanzarote. Ella, con su admirable valor y tenacidad, evidenció la impunidad, la arbitrariedad y el limbo jurídico al que están sometidos los saharauis. No es que sean « sin papeles », es que puede ser peor, son « apátridas ».

    En el territorio del Estado español algunos políticos de uno y otro signo apoyan la causa saharaui y son muchos los ciudadanos y las ciudadanas que lo hacen con militancia, visitando los campamentos, trayendo a los niños en verano, organizando caravanas de alimentos, actos y manifestaciones. Y todavía, a pesar de la profusión de medios militares, políticos y económicos empleados contra el pueblo saharaui, éste es un pueblo que resiste, desde la diáspora o desde uno y otro lado del muro. Y lo hace con una dignidad y entereza que conmueve. Así que es bueno recordar que también el raquítico Vietnam pudo contra el gigante del imperialismo y que David venció a Goliat.

    *Mercedes Garayalde es abogada y miembro de la Asociación de Amigos y Amigas de la RASD de Donostia

    Sin permiso, 17/10/2010

  • El Sahara Occidental: La importancia estratégica de un territorio ocupado

    Por: Juan Sebastián Gómez Martínez y Nicolás Ávila Vargas

    Asistentes de Investigación – Estudios Africanos

    juan.gomez04@est.uexternado.edu.co

    nicolas.avila@est.uexternado.edu.co

    En la región comprendida entre el paralelo 27° 40’ y el cabo Blanco sobre la costa noroccidental de África se encuentra el Sahara Occidental, último vestigio de la colonización europea en el continente africano. Incluido en la lista de “Territorios no Autónomos” bajo supervisión del Comité de Descolonización de Naciones Unidas, gran parte del Sahara Occidental ha estado ocupado por Marruecos desde 1976 y hoy está dividido internamente por un muro construido por el gobierno marroquí a partir de 1980.

    La República Árabe Saharaui Democrática – RASD fue proclamada por el Frente Polisario en el Sahara Occidental el 27 de Febrero de 1976 y hoy es reconocida por 82 Estados del mundo y es miembro fundador de la Organización para la Unidad Africana, hoy Unión Africana. A pesar de lo anterior, el país aún se encuentra en un limbo jurídico respecto a la definición de su estatus político. La evolución de las confrontaciones ha pasado tanto por inconsistencias en la aplicación del derecho internacional como por un rol activo de los intereses económicos de las grandes potencias y países intermedios sobre los recursos naturales de la región.

    El Sahara Occidental, con aproximadamente 260 mil habitantes y 250 mil kilómetros cuadrados – del mismo tamaño de Ecuador o equivalente la Orinoquía colombiana[1] – además de tener las reservas más grandes de fosfato en el mundo, también cuenta con importantes recursos naturales como hierro, circonio y arena utilizada para la construcción. Asimismo, sus costas que cuentan con reservas petroleras considerables y el banco pesquero más importante del mundo, son hoy escenario de una controversia internacional por cuanto la explotación de estos recursos en los territorios ocupados por Marruecos ha sido cuestionada por la Unión Europea y Estados Unidos que han excluido el territorio del Sahara Occidental de sus acuerdos de pesca y de libre comercio con Marruecos respectivamente.

    Desde un punto de vista histórico, el primer inconveniente para la descolonización del Sahara Occidental radica en el poco control administrativo que tuvo España sobre el territorio. A pesar de la existencia de los Tratados de Meknes de 1799 y el hispano-marroquí de 1861 los cuales restringían la soberanía de Marruecos hasta Noun en la costa noroccidental africana, “lo Español se limitó a la zona de ocupación en la costa y al estatus jurídico de potencia administradora”[2]. Asimismo, la política de ese país sobre su colonia nunca tuvo otra intención más que el establecimiento de puntos de apoyo a las pesqueras canarias, lo que mantuvo el territorio bajo el control de sus pobladores originales hasta el descubrimiento de la mayor reserva de fosfatos del mundo.

    El segundo problema se presentó luego de la entrada de España a las Naciones Unidas, momento en el que fue necesario que el país aceptara el derecho a la Libre Autodeterminación de los Pueblos y en especial el del pueblo saharaui. Sin embargo, se le permitió alargar el proceso descolonizador abogando la independencia progresiva para poder crear un Estado saharaui amigable a los intereses de España. Debido a esto, entre 1885 y 1976, manejó un discurso ambiguo entre llamar al Sahara como colonia o provincia y utilizó esas denominaciones a su favor.

    Así pues, en la conferencia de Berlín se habló de colonia, mientras que después de la Resolución 1514 de la Asamblea General de Naciones Unidas de 1960 sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, el gobierno de Franco buscó seguir el ejemplo de Salazar en Portugal para referenciarlo como provincia no peninsular y evitar así la descolonización.

    Tras varias resoluciones del Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU[3] y después de un largo proceso diplomático en la Comisión IV sobre descolonización de la Asamblea General, se llega a la conclusión de organizar un referéndum con el objetivo de crear las condiciones que favorezcan la autodeterminación del pueblo saharaui[4]. Proceso que se ve respaldado por el dictamen consultivo de la Corte Internacional de Justicia en octubre de 1975 que afirma que no hay argumentos que demuestren soberanía de Marruecos ni Mauritania en el Sahara Occidental, además de apoyar el derecho a la autodeterminación mediante expresión libre y soberana de sus habitantes actuales[5].

    A partir de ese momento surge el tercer problema, a saber, el cambio demográfico impulsado por Marruecos. La “Marcha Verde” se presenta como un símbolo de la identidad del pueblo marroquí dentro de su política de integridad territorial e involucra el ingreso de 350.000 voluntarios al territorio del Sahara[6]. Lo anterior tuvo como consecuencia la modificación de los censos de votantes para el referéndum e hizo más difícil el ejercicio de la autodeterminación del pueblo saharaui.

    En 1976, tres años después de la constitución del Frente Polisario, España abandona el Sahara tras haber firmado los Acuerdos de Madrid que planteaban una administración tripartita del territorio entre la potencia colonizadora, Marruecos y Mauritania hasta la realización del referéndum. En este momento inicia una confrontación entre los Estados con reclamaciones en el territorio y el Frente Polisario que generaría hacia 1980 la salida de Mauritania. En 1991 se promueve un cese al fuego apoyado por la Misión de las Naciones Unidas para el Referendo en Sahara Occidental – MINURSO –, para poner en marcha la identificación y registro de los votantes, junto con la reducción de minas antipersona, la liberación de presos políticos y detenidos saharauis y finalmente la organización y proclamación de los resultados del referéndum que aún no se ha llevado a cabo.

    Más recientemente, se han planteado dos planes desde Naciones Unidas para evitar el punto muerto en las conversaciones. Los Planes Baker I y II que fueron rechazados en 2000 por el Consejo de Seguridad pero luego fueron aprobados por la resolución 1495, se concentraron en las opciones que deberían aparecer en el referéndum así como condiciones para implementarlo.

    En un primer momento la propuesta – que el Polisario rechazó -, se basó en hacer del Sahara Occidental una provincia autónoma de Marruecos, quien tomaría la responsabilidad de manejar la defensa del territorio y la política exterior. En segundo lugar, se propuso permitir un período de gobierno de la República Árabe Saharaui Democrática por cuatro años y luego hacer el referéndum para definir el estatus – propuesta que Marruecos rechazó por incluir la independencia como una opción. De esta manera y aunque algunas propuestas siguen surgiendo, actualmente la solución sigue siendo esquiva dado que existen intereses que las partes todavía consideran irreconciliables dentro de las negociaciones.

    De esta forma, es necesario entender el valor estratégico de este territorio en la región pues se le considera, de acuerdo al Ministro del Sahara Occidental para América Latina, tanto la entrada de América Latina a África por su pasado similar e idioma, como la puerta de entrada de África a la región latinoamericana. Igualmente, su importancia está atada a la abundancia de recursos naturales, que generan la confrontación de intereses económicos y afectan transversalmente el desarrollo y resolución del conflicto que se ha vivido en la zona.

    A pesar de que la ocupación marroquí carezca de legalidad internacional y de legitimidad sobre los derechos de la población saharaui, se puede resaltar cómo las consideraciones geopolíticas han sobrepasado esa ilegalidad y se han traducido principalmente en las fuertes tensiones entre Marruecos y Argelia por el apoyo que recibió el Frente Polisario por parte del gobierno de Argel y por haberse posicionado como primer aliado del Sahara Occidental. Asimismo, la generación de fricciones constantes entre estos dos países y países europeos como España y Francia[7].

    Además, se presenta un congelamiento en el proceso de integración del Magreb por el recurrente enfrentamiento entre Argelia y Marruecos, potencializado por la compra de armas a costa de un desarrollo socioeconómico en la región[8]. Por otro lado, potencias como Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, siendo miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, han servido de apoyo ante una resolución desfavorable para Marruecos, pues este reino fue un apoyo estratégico en la guerra contra el comunismo durante la Guerra Fría y ahora lo es en la lucha contra el terrorismo[9]. No obstante, es importante resaltar que ni siquiera estos países reconocen las reclamaciones marroquíes sobre el territorio saharaui.

    El apoyo internacional que han recibido las partes se presta para varias interpretaciones. En este orden de ideas, además de las mencionadas anteriormente, observando que la independencia de Sahara Occidental se vería como el acceso más eficiente de Argelia al Océano Atlántico y una forma de hacer contraposición a la hegemonía de Marruecos en la región, los intereses recaen sobre un factor puramente económico. Por lo tanto, si el apoyo internacional que se recibe está atado a la generación de utilidades tras la explotación, haciendo la salvedad de los nexos sociales y políticos-históricos de Argelia y el Sahara Occidental, se puede entender la dinámica desplegada tanto en el territorio como a nivel internacional.

    La presencia marroquí en el territorio saharaui está limitada a las áreas donde están concentrados los recursos naturales. Una prueba de esto es el muro construido para separar los territorios de reclamación marroquí de lo que los saharauis llaman el territorio liberado. “El gobierno marroquí construyó un muro fortificado de arena, de 180.000 kilómetros de largo, desde la frontera de Marruecos con Sahara Occidental hasta su frontera con Mauritania. Este muro, es más largo que la Muralla China y es protegido tanto por las fuerzas militares marroquíes como por el 10% de las minas antipersona sembradas en el mundo.”[10]

    La situación por la que atraviesa el Sahara Occidental además las diversas dinámicas implementadas en el territorio para garantizar los ingresos económicos han generado un fenómeno de separación de la población. El pueblo saharaui se divide en tres grupos. Primero, los que se encuentran en los campos de refugiados cerca de Tindouf, Argelia, que suman unas 158.000 personas; los habitantes de las llamadas “zonas liberadas” – 14.000 – y aproximadamente 600.000 saharauis que continúan en el territorio ocupado, en condiciones tales que no gozan de ningún tipo de derecho ni reconocimiento civil[11].

    Más allá de las reclamaciones territoriales, es innegable el deterioro y la violación constante de los derechos humanos en el Sahara Occidental. Según el informe 2011 de amnistía internacional en los territorios liberados sigue existiendo represión a los activistas saharauis, lo que incluye torturas, malos tratos como palizas, descargas eléctricas y amenazas de violación, infligidos sobre todo por la Dirección de Vigilancia del Territorio, y juicios no justos por delitos que Marruecos nombra como políticos dado que van en contra de la integridad territorial del Estado[12].

    Esta situación se evidencia más claramente en los hechos del 8 de noviembre de 2011, pues el desmantelamiento del campamento Gdim Izik que los saharauis habían construido en octubre para protestar por la marginación y la falta de trabajo y vivienda, llevó al arresto de unas 200 personas, algunas de las cuales afirmaron haber sufrido torturas y otros malos tratos durante su detención[13]. Es más, Human Rights Watch, en su informe de 2008 afirma que existe una necesidad de respetar los derechos humanos en la práctica, sobre todo teniendo en cuenta el acoso a los activistas, la impunidad, las restricciones de movilidad y el excesivo uso de la fuerza para contener las propuestas[14], dado que la MINURSO es la única operación de peacekeeping que no tiene un componente de monitoreo de derechos humanos.

    Ya en 2005, Aminatou Haidar, Premio Juan María Bandrés a la Defensa del Derecho de Asilo y la Solidaridad con los Refugiados y ex presa política, había señalado violaciones a los derechos humanos, confiscación de propiedades, campañas de intimidación, interrogatorios y tratos abusivos a la población saharaui[15]. Estas declaraciones fueron respaldadas por el último reporte del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas y se espera que se sigan esas recomendaciones para poner en marcha los mecanismos de protección de derechos humanos en el Sahara Occidental.

    Finalmente, tras un vistazo de la historia del conflicto y un análisis de la confrontación de intereses derivados de él, se resalta cómo sí existen situaciones donde los intereses económicos o particulares pueden sobrepasar la implementación de las normas jurídicas internacionales. Asimismo, se genera expectativa respecto a las decisiones que se puedan llegar a implementar con el fin de encontrar una solución a este choque de intereses y a la situación de derechos humanos. Este es el caso en el cual se podrá contemplar la efectividad del carácter vinculante y obligatorio de la normatividad internacional así como el compromiso de la comunidad internacional con la descolonización de los territorios no autónomos.

    [1] Western Sahara Profile. 2011. Disponible en: www.bbc.co.uk/news/world-africa-14115273. Consultado el 28 de febrero de 2012.

    [2] HERNÁNDEZ Moreno, Ángela. Guerra de Banderas en el Sahara. Entinema. Madrid, 2006. Pág.30.

    [3] Resoluciones 2072, 2229, 2591, 2711, 3458a y 3458b.

    [4] NÁPOLES Japia, Fernando. Sahara Occidental: La guerra saharaui. Editorial de ciencias sociales. La Habana, 1988. Pág. 58.

    [5] Ibíd. Pág. 83.

    [6] Ibíd. Pág. 99.

    [7] Zoubir, Yahia. Stalemate in Western Sahara: Ending International Legality. Middle east policy . Vol XIV No. 4. 2007. pág. 158

    [8] Ibíd. Pág.161

    [9] Ibíd. Pág. 161

    [10] Trades Union Congress –TUC. Wester Sahara. A report of a TUC delegation of to the Saharawi refugee camps, May 2006. Disponible en: www.tuc.org.uk/international/tuc-11910-f0.cfm. Pág. 4

    [11] Ibíd. Pág. 4

    [12] Véase: Informe anual 2011. El Estado de los derechos humanos en el mundo. En línea en: http://files.amnesty.org/air11/air_2011_full_es.pdf. Pág 307.

    [13] Ibid. Pág 306.

    [14] HRW. Human Rights in Western Sahara and in the Tindouf Refugee Camps. Report 2008. En línea en: http://www.hrw.org/sites/default/files/reports/wsahara1208web.pdf, Págs 5-6.

    [15] Disponible en: http://aminatouhaidar.org/ . Consultado el 14 de marzo de 2012.

    Fuente : Boletín de Estudios Africanos

    Tags : Sahara Occidental, Marruecos, Frente Polisario, MINURSO, ONU, territorios no autónomos, descolonización, España, provincia española, Sahara Español,

  • El Grupo Carta Mediterránea: Raíces de un consenso civil estratégico en el ámbito euromediterráneo

    Diciembre de 1990 – 11 de enero de 1997

    COOPERACIÓN Y SEGURIDAD EN EUROPA Y EL MEDITERRÁNEO

    Desde mediados de los años 70, la CSCE (hoy OSCE), ha constituido una de las principales instancias de diálogo de los actores europeos y las potencias con intereses en el continente. Por medio de la CSCE se avanzó sustancialmente en el proceso de distensión y búsqueda de terrenos comunes para Estados de diferentes perspectivas, alineamientos y pesos específicos. Además, y como consecuencia de su propia dinámica integrativa, la Comisión Europea y demás entornos comunitarios, así como los de la OSCE han destacado la importancia de la concertación entre los países europeos; e igualmente entre éstos y los no europeos ribereños del Mediterráneo para el desarrollo y estabilidad de la región.

    Este análisis se estimó condición previa para poder iniciar un proceso de especialización en estudios de cooperación, seguridad y desarrollo en Europa y el Mediterráneo. Y asimismo se estimó requisito básico para constituir una cantera de especialistas susceptibles de ser empleados por las instituciones con competencias en la materia, con objeto de facilitar la comunicación y contribuir a establecer una trama socioeconómica que inclinase a compartir los intereses. Por estas razones, el Instituto Ciencia y Sociedad y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense, acordaron promover a partir de diciembre de 1990 el programa « Cooperación y seguridad en Europa y el Mediterráneo ». El programa asumía que la organización en España de actividades académicas sobre temas relativos a la construcción europea y a la confluencia de intereses entre los miembros de la UE y el entorno mediterráneo, contribuiría eficazmente a abrir los canales de comunicación imprescindibles para el sucesivo establecimiento de estructuras formales.

    El encuentro internacional sobre « Cambio y Seguridad en la Europa de los 90 », celebrado a comienzos de marzo de 1990 fue la piedra angular. Con el mismo se inauguraba el Programa « Cooperación y Seguridad en Europa y el Mediterráneo » que habría de centrar la actividad institucional. El proyecto perseguía promover estudios sobre temas internacionales, de seguridad y cooperación, así como investigaciones interdisciplinares sobre el desarrollo y los derechos humanos; y asimismo pretendía contribuir al desarrollo de los estudios de paz y seguridad acerca de la Región.

    A la vista de la aceleración de los procesos de cambio que se estaban poniendo en marcha en Europa y el Mediterráneo, el Instituto Ciencia y Sociedad y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid acordaron convocar este encuentro internacional. La reunión permitiría, asumir el conjunto de cambios en curso que estaban induciendo modificaciones cuantitativas y cualitativas en los sistemas de cooperación, paz y seguridad, así como en el conjunto de las relaciones internacionales de la Región.

    En el marco del citado programa, representantes de Estados Unidos, la OTAN, Europa Oriental, la URSS, el Reino de Marruecos y la naciente Unión Europea, mantuvieron reuniones y seminarios en una atmósfera distendida y efectiva. Particularmente, en dos reuniones internacionales sucesivas celebradas en abril y noviembre de 1991, con participación de expertos de diversos países, se materializó la idea de impulsar una carta, recomendación, declaración, o conferencia regional, a modo de instrumento de articulación de la Región Mediterránea que sirviese para apoyar el diálogo y la convivencia entre los actores, la cooperación y el desarrollo compartido. El Proyecto de la CSCM promovido por la Unión Interparlamentaria, la Conferencia de Palma de Mallorca y la Política Mediterránea Renovada de la Unión Europea servirían de inspiración y apoyo a esta iniciativa civil.

    EL PROYECTO DE LA CARTA MEDITERRÁNEA

    A partir del programa anterior, el 25 de septiembre de 1992 se celebró un seminario internacional en Sevilla donde se acordó constituir el Grupo Carta Mediterránea, integrado por expertos de diversos países, institutos y organizaciones internacionales, con el fin de promover, redactar y difundir una Carta Mediterránea que sirviese para impulsar la integración regional y el desarrollo compartido desde la sociedad civil. Esta iniciativa buscaba constituirse como plataforma de convergencia social y económica o banco general de iniciativas desde cuyos foros de debate especializados pudieran efectuarse aportaciones sustanciales a las políticas e iniciativas oficiales de integración mediterránea y servir como vía de comunicación destacada con la opinión pública. Con ello se perseguía que los distintos sectores de la sociedad civil se incorporasen a la construcción de un marco intercultural, definiendo varios foros sectoriales en los siguientes campos: la economía, el codesarrollo y la asociación; el medio ambiente; la construcción de la paz y la seguridad; las migraciones y la política social; el diálogo intercultural y la dimensión humana; la cultura y la educación. La convocatoria fue suscrita por más de 70 expertos de diversos países mediterráneos, con el patrocinio del Gobierno de España, la Comisión Europea, la Junta de Andalucía, la Generalitat de Catalunya y la colaboración del Pabellón de Marruecos en la EXPO 92. La sede del Grupo se estableció en España, en el Instituto Ciencia y Sociedad, nombrándose un Secretariado Permanente compuesto por los profesores Carlos Bruquetas, Assia Bensalah Alaoui y Samí Naïr como Presidente y Vicepresidentes, respectivamente.

    El 2 de julio de 1993, y actuando de moderador el Embajador Miguel Ángel Moratinos, con el patrocinio del Ayuntamiento de Toledo, se reunió en esta ciudad un taller sobre “Las líneas de actuación para redactar el primer esquema de la Carta Mediterránea”, donde el Grupo Carta Mediterránea sentaría las bases para los futuros desarrollos. Poco después, con fecha 1 de octubre de 1993, y con el patrocinio del Ayuntamiento de Córdoba, tuvo lugar un debate sobre el Anteproyecto de la Carta Mediterránea, presentado por Miguel Ángel Bastenier, Sami Naïr, Assia Bensalah Alaoui, y Carlos Bruquetas. A partir del debate, se concibió un esquema que fue entregado a los profesores Fernando Mariño y Manuel Pérez González para la confección del documento proyectado.

    Una vez finalizados los trabajos de la Ponencia, compuesta por los citados, el Anteproyecto de la Carta Mediterránea fue presentado en siete lenguas en Murcia a las 18.00 horas del día 26 de noviembre de 1994, contando con el patrocinio de la Presidencia de la Comunidad de Murcia, la Comisión Europea y el Movimiento Europeo. El Anteproyecto fue también presentado en 1995 en Tblisi (Republica de Georgia), en el Forum Internacional « Solidaridad contra la intolerancia. Por un Diálogo de Culturas », patrocinado por la UNESCO y el Gobierno de Georgia. El Proyecto Final de la Carta Mediterránea fue elaborado en junio de 1996 (Elche) a partir del Anteproyecto aprobado en Murcia en 1994 y de las 18 enmiendas presentadas por expertos de diez países, componentes del Grupo Carta Mediterránea.

    Finalmente, el día 10 de enero de 1997, S.A.R. el Príncipe Hasan Bin Talal, entonces Heredero del Trono de Jordania, inauguró la Convención de la Carta Mediterránea, que contó con el patrocinio del Gobierno español, el Club de Roma y otras instituciones. El día 11 de enero, la Convención de la Carta Mediterránea reunida en Madrid, tras debatir las anteriores propuestas de enmienda y otras recibidas, aprobó el Texto Final de la Carta Mediterránea, que fue suscrito por personas de muy diversos países de la Región, constituyendo en este acto la Organización Carta Mediterránea como organización regional de carácter civil.

    HISTORIAL 1990 – 1997

    1990 – 1993: Programa “Cooperación y Seguridad en Europa y el Mediterráneo”

    1990 Universidad Complutense de Madrid: « Cambio y seguridad en la Europa de los 90 » (27 de febrero a 2 de marzo)

    1991 Universidad Complutense de Madrid: “Cooperación y Seguridad en el
    Mediterráneo Occidental” (8 a 12 de abril)

    1991 Universidad Complutense de Madrid: « Las nuevas coordenadas de la seguridad internacional » (25 a 27 de noviembre)

    1992 Universidad de Sevilla: « Convocatoria al debate por una Carta Mediterránea » (EXPO de Sevilla, 22 a 25 de septiembre)

    1993: Ayuntamiento de Toledo: “Líneas de actuación para redactar el primer esquema de la Carta Mediterránea” (2 de julio)

    1993 Universidad de Córdoba: « Problemas mediterráneos y necesidades colectivas » (30 de septiembre a 2 de octubre)

    1994 Universidad de Murcia: « Europa hacia la Unión Política y el codesarrollo del Mediterráneo » (25 y 26 de noviembre).

    1996 Universidad de Alicante: « La Carta Mediterránea tras la Conferencia de Barcelona » (21 y 22 de junio .

    1997 Agencia Española de Cooperación Internacional: « La Convención de la Carta
    Mediterránea » (10 y 11 de enero).

  • Sahara Occidental : Delirios marroquíes

    Sidahmed Aleyat

    El temperamento del presidente yanqui hizo tambalear el tablero del juego franco-marroquí en el Sáhara Occidental. Es cierto que Estados Unidos no puede imponer una solución al conflicto cuadragenario saharaui a causa del intervencionismo del Elíseo a nivel del Consejo de Seguridad. Francia, desde que ha impuesto la absurda fórmula de « solución mutuamente aceptable », asume con descaro su papel de defensor de los intereses de Marruecos tanto en la ONU como en otras instancias internacionales (Union Europea, Unión Africana).

    Sin embargo, la obsesión de Donald Trump por el dinero, abortó su plan de mantener el statu quo deseado por Rabat como arma para acabar con la resistencia de los saharauis.

    En efecto, Trump lo dijo claramente. No está dispuesto a pagar por misiones de paz estériles que, según las palabras de sus ayudantes, no cumplen con su trabajo. Entre ellas, citan a la MINURSO que lleva 27 años en la antigua colonia española con el únifo efecto de consolidar el statu quo.

    A esto se añaden las declaraciones del consejero para la seguridad, John Bolton, al que Marruecos acusa de ser « cercano a las tesis de Argelia y el Polisario ». Bolton hizo muestra de una clara voluntad de resolver el problema del Sáhara Occidental.

    Esta nueva realidad preocupa a los dirigentes marroquíes, sobre todo el hecho de que la comunidad internacional se aferra al derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Incluso, fue más lejos : la Unión Europea pone en tela de juicio la pretendida soberanía de Marruecos sobre las fronteras terrestres, marítimas y aéreas del Sáhara.

    Acorralado por todos lados, el reino alauita hizo uso de las armas en su posesión. Por una parte, bajó la guardia en la lucha contra la emigración clandestina bajo pretexto de que pide una contrapartida financiera, y recordando, por otra parte, que los marroquíes podrían ser un peligro para la seguridad de Europa.

    Si, en el pasado, las autoridades marroquíes se conformaban con emitir, de vez en cuando, comunicados sobre presuntos desmantelamientos de células terroristas, a mediados de diciembre decidieron pasar al acto para convencer sobre la amenaza terrorista. Muchos marroquíes atribuyen la decapitación de las dos turistas escandinavas a los servicios secretos marroquíes. Como por casualidad, las dos víctimas provienen de países conocidos por su defensa de la legalidad internacional en la cuestión saharaui.

    Las autoridades marroquíes también empezaron a agitar la amenaza de la guerra restableciendo el servicio militar obligatorio al mismo tiempo que abren las puertas de las Fuerzas Armadas Reales para los candidatos que desean incorporarse a los ejércitos de tierra y del aire. Rabat, en un estado de delirio y desesperación, tira sus últimas cartas.

  • Sahara Occidental : 43 años de conflicto

    El día 5 de diciembre, la capital suiza recibirá a los representantes de Marruecos, Mauritania, el Frente Polisario y Argelia paa discutir del tema del Sáhara Occidental. El hecho de que Horst Köhler, el ex presidente alemán nombrado recientemente Enviado Personal del Secretario Generla de la ONU para el Sáhara Occidental, haya logrado reunir las partes beligerantes alrededor de la misma mesa es ya de por sí digno de ser saludado.

    Origen del conflicto (1975-1976)

    En 1975, cuando Franco agonizaba, España afrontaba presiones de diversos lados. El Frente Polisario acosaba sus fuerzas, Marruecos amenazaba con declararle la guerra si no le entregaba el territorio saharaui y la ONU había mandado al territorio una comisión para informarse in situ de la situación y la voluntad de los habitantes autóctonos que se habían manifestado masivamente en pro de la independencia. Mauritania también reivindicó la región sur de Rio de Oro.

    La guerra (octubre de 1975 – septiembre 1991)

    Madrid acabó capitulando bajo presión de Francia que prometió ayudar en la transición española participando en la lucha contra ETA. Firmó el famoso Acuerdo Tripartito de Madrid por el que entregaba el territorio a Marruecos y Mauritania. El Frente Polisario, rechazando lo que considera como un golpe de estado contra la legalidad internacional, declara la guerra a los invasores y rellena el vació jurídico proclamande, en febrero de 1976, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) que será reconocido por más de 80 países del mundo. Decenas de miles de saharauis, que huyen de los bombardeos marroquíes, se refugian en campamentos en las cercanías de la ciudad argelina de Tinduf.

    La situación geopolítica exacerbó el conflicto. Los hechos tuvieron lugar en pleno apogeo de la Guerra Fría que aseguró a Marruecos el apoyo de Occidente contra el movimiento de liberación saharaui calificado de socialista y pro-argelino.

    En 1979, Mauritania decide retirarse de la guerra. Marruecos se apodera de la parte sur del territorio e inicia la estrategia de los muros de defensa para amortiguar los ataques de los guerrilleros saharauis. Un muro de más de 2700 km, custodiado por cerca de 150.000 soldados y una alta tecnología militar fue erigido con ayuda de expertos franceses e israelíes. Desde entonces, el Frente Polisario sólo tiene acceso al 20 % del territorio, pero inicia una « guerra de desgaste » mediante el hostigamiento diario y la introducción de armas cada vez más sofisticadas gracias a la generosidad del difunto presidente libio Moamar Kadafi.

    La guerra es intensa también en el frente diplomático. En 1984, Marruecos se retira de la Organización panafricana como protesta contra la admisión de la RASD en su seno.

    El largo período de estancamiento (desde 1991 hasta hoy)

    En 1991, el fin de la Guerra Fría incitó la ONU a comprometerse en una solución al conflicto. Consiguió imponer un alto el fuego en 1991 e instalar en el territorio una misión encargada de vigilar el respeto de la tregua de paz y celebrar el ansiado referendum de autodeterminación del pueblo saharaui que estaba previsto par el año 1992 y que la población sigue esperando hasta hoy a causa de las trabas impuestas por Marruecos con ayuda de París que, para esquivar la opción referendaria, impone una solución que sea « mutuamente aceptable ». Marruecos desde entonces sólo acepta una solución basada en un falso plan de autonomía bajo su soberanía.