Catégorie : Magreb

  • El asesinato de Ben Barka y la frustración de otro Marruecos posible

    Desde su independencia en 1956 de España y Francia, las potencias que ejercían de protectoras, Marruecos se ha caracterizado, como otras sociedades del mundo árabe, por su carácter dual. Cuenta con un alto porcentaje de población joven, muchos de ellos altamente cualificados, formados en universidades y centros de estudios del país, pero las oportunidades para su promoción se encuentran cerradas dentro de las fronteras nacionales, lo que les ha obligado a hacer las maletas buscando la “prosperidad” del mundo europeo o afrontando las estrecheces del día a día a través de empleos de baja cualificación y bajos salarios y la hoy denominada “economía informal”. Esa generación joven, formada (e informada gracias a los canales por satélite, como Al Jazeera, e internet) y urbana con ansias de independencia y libertad, como mostró no hace mucho tiempo el movimiento 20 de febrero, contrasta con las costumbres aún arraigadas en un país donde el peso de la ley religiosa y la costumbre, especialmente en el mundo rural, siguen presentes en la vida cotidiana, con represalias familiares y policiales hacia homosexuales y muchachas que se salen del redil patriarcal. Asimismo, cuenta con una constitución que establece al modo occidental el parlamentarismo, las elecciones, los partidos políticos, los sindicatos y las organizaciones de la sociedad civil como mecanismos de participación democrática y pluralista de los ciudadanos en la vida política de la nación, con una monarquía constitucional que no pocas veces se nos presenta equiparable a la de los Países Bajos, Noruega, Gran Bretaña o Dinamarca. En la realidad, sin embargo, el poder del rey es casi absoluto, el parlamento no pasa de ser un mero cuerpo consultivo al modo de la Duma zarista de 1905, la red clientelar del Majzén es tupida y omnipresente (convirtiéndose en el verdadero motor de la cosa pública) y los abusos policiales y judiciales están a la orden del día en un estado caracterizado por el cambio exasperantemente lento y siempre controlado por Palacio.

    Todas estas características (con sus diferencias y matices) pueden también aplicarse a muchos estados del mal llamado Primer Mundo, que parecen seguir la estrategia de avanzar hacia atrás o al menos de guardar en sus alcantarillas realidades superpuestas a una superficie donde sólo puede brillar la perfección, mientras se acusa al resto o se mira por encima del hombro a los demás -ayer el “salvaje e incivilizado”, hoy “nación subdesarrollada” o “del Tercer Mundo”-, es cierto (como muy bien ejemplifica Donald Trump, la xenofobia rampante en la Europa rica o la corrupción y descrédito que se van descubriendo de los sucesivos gobiernos españoles de la restauración democrática). Sin embargo, como en otros casos aquí descritos, la supuesta incapacidad de estas últimas naciones para alcanzar el nivel de modernidad, “cultura” y “civilización” del mundo desarrollado no se deben a factores innatos, a la supuesta incapacidad para gobernarse adecuadamente por parte de los estados africanos, latinoamericanos o asiáticos.

    Al contrario que en Europa o Estados Unidos, donde desde Washington o Bruselas se elogia la madurez del electorado y de la democracia del país X incluso cuando la democracia y el electorado han sido capaces. por razones diversas entre las que cabe contar la desesperanza, la propaganda o la manipulación mediática, de colocar a soberanos idiotas y peligros públicos al frente del mismo (e incluso se elogia al país Y incluso sin que exista sistema democrático y las violaciones de los derechos humanos sean constantes y a la orden del día siempre que Y tenga un gobierno amigo -o incluso “hermano”, como se refería Juan Carlos I al antiguo rey de Marruecos Hassan II-), la democracia no resulta un valor para el Tercer Mundo si quien se elige no responde a los intereses de Europa, Norteamérica, el FMI o la OMC, por mucho que signifique una esperanza o una realidad palpable de cambio para su propio pueblo. No fue la incapacidad para gobernarse, el manido “odio africano” o las querellas intestinas -que muchas veces aparecen espoleadas desde fuera- lo que acabó con los proyectos, cuando no la vida, de Lumumba, Arbenz, Allende, Sankara, Cabral o João Goulart, al igual que tampoco fue un mero asunto interno la asfixia lenta de proyectos incómodos desarrollados en la periferia europea, hasta ayer mismo, como quien dice, también parte del “Tercer Mundo”: la República en España, la Revolución de los Claveles en Portugal o el apoyo al restaurado e impopular gobierno monárquico de Grecia, plagado de antiguos nazis y colaboracionistas, en la guerra civil frente al ELAS, una de las guerrillas antifascistas más eficaces contra el III Reich.

    En Marruecos también se dio el caso. La independencia dio lugar a dos proyectos paralelos: uno, dontancredista, basado en la permanencia de las instituciones locales -el rey absoluto, las redes clientelares, la tradición mal entendida- más reaccionarias con un mero cambio de fachada, sustituyendo la presencia colonial por la de los gobiernos cien por cien marroquíes -aunque la sombra del neocolonialismo fuera y es alargada- y otro de independencia radical, autónomo y con claros aires socializantes, no-alineados y solidarios con el mundo emergente, sumido en plena lucha por la independencia. Este último fue obra de Mehdi Ben Barka y la facción izquierdista del partido Istiqlal (Independencia), luego reconstituido en Unión Nacional de Fuerzas Populares. Su tragedia, sin resolver del todo y la enésima vivida por el Tercer Mundo (entonces desprovisto de significados peyorativos referidos a su desarrollo económico), se inscribe no sólo en turbias maniobras de servicios secretos y de inteligencia. Está metida de lleno dentro de los años negros de la represión y la sangre en el país magrebí: los largos “años de plomo”.

    LA SOMBRA DE LOS AÑOS DE PLOMO: UN CAPÍTULO SIN CIERRE

    Antes de comenzar a hablar de Ben Barka, refirámonos a ese episodio especialmente sangriento de la historia del reino alauí. Los “años de plomo” marroquíes han tendido a verse como una coincidencia temporal con otros denominados de la misma forma aunque en zonas geográficamente distintas, como Italia o Argentina. Pero al contrario que en estos dos países, en Marruecos los años 1970 no vieron nacer la violencia armada, sino que ésta ya venía de lejos. Desde la independencia política del sultanato, bajo el reinado de Mohammed V, ya se habían registrado acontecimientos de violencia física, asesinatos y torturas contra oponentes políticos al régimen, sindicalistas y activistas, siendo especialmente célebre la prisión de Tazmamart como centro de detención ilegal, tortura y asesinato cuya existencia el estado marroquí ha venido negando sistemáticamente. Además, otra diferencia fundamental es que, si en la Italia de mayor actividad del Gladio o en la Argentina de María Estela Martínez de Perón la violencia no era patrimonio exclusivo del aparato estatal (aunque existieran implicaciones directas -policías, militares… que pertenecían a grupos terroristas de ultraderecha- o conexiones entre los servicios secretos y cuerpos paramilitares y organizaciones de extrema derecha), en Marruecos la actuación violenta implicó a sectores de las fuerzas de seguridad, del ejército y de los servicios secretos, de tal suerte que una implicación (por descubrir) de grupos armados ajenos siquiera nominalmente al control del Estado en estos hechos debe ser considerada muy por excepción.

    Aunque en el ámbito de los “años de plomo” marroquíes la mayor escalada de violencia coincide temporalmente con la década de los setenta – agitada en todo el mundo, pero especialmente en el ámbito no europeo y anglosajón, con revoluciones, guerras de liberación y golpes de estado en Argentina, Nicaragua, Irán, Chile, Angola, Mozambique, Vietnam o Afganistán-, a raíz de los intentos de golpe de derrocamiento y asesinato de Hassan II en 1971 y 1972 y las repercusiones de la ocupación marroquí del Sáhara Occidental en noviembre de 1975 y la lucha entre el ejército del reino y la fuerza de liberación anticolonial -entonces enfrentada a España y desde ese momento a Marruecos-, el Frente Popular de Liberación de Saguia-el-Hamra y Río de Oro o Frente Polisario. Sin embargo, otros especialistas consideran que ya desde el reinado del anterior monarca, Mohammed V, con la violenta represión de la revuelta del Rif en 1958-1959 -en la que se llevaron a cabo bombardeos indiscriminados con bombas de fragmentación napalm y fósforo blanco contra las poblaciones rifeñas, calculándose en tres mil las muertes, (desconociéndose el número exacto correspondiente a la represión), entre la población bereber de esta región norteña- y hasta el fallecimiento de Hassan II en 1999 y la asunción del trono por su hijo Mohammed VI pueden considerarse un continuo temporal, que si bien no ha tenido la misma intensidad en todo el período, sí se ha visto presidido por unas características comunes: el mantenimiento del status quo político, el silencio de la disidencia mediante el uso del terror y la omnipresencia y omnipotencia en la vida pública de las fuerzas de seguridad, como la gendarmería, el ejército o los servicios de inteligencia. El asesinato de Ben Barka, acontecido en mitad de la década de los sesenta, es un caso inscrito en medio de lo que habría que considerar más que los años las “décadas de plomo” del país magrebí.

    Así, el abogado Abderrahim Barrada escribe con meridiana claridad que “desde la recuperación de su independencia en 1956 y hasta mediados de los años noventa, Marruecos ha conocido violaciones más o menos graves de los derechos humanos de las cuales buena parte pueden ser calificadas de crímenes contra la humanidad según las definiciones establecidas para este tipo de actos por el derecho humanitario internacional […] Estas violaciones, que han jalonado la historia de Marruecos durante casi cuarenta años, han sido, excepto raras excepciones, crímenes de Estado”. Tales crímenes de Estado perpetrados por el aparato gubernamental marroquí incluirían tanto la desaparición forzada, la tortura, el genocidio y los crímenes de guerra -tal y como pueden recogerse de testimonios realizados no sólo por los bereberes del Rif, sino también por los saharauis, dando comienzo con la propia “Marcha Verde” en 1975, pues a la marcha pacífica de civiles por el oeste del territorio del Sáhara se le unieron soldados a pie y aviación en el este que bombardearon con las mismas técnicas empleadas quince años atrás en ciudades como Tifariti o Smara- o las ejecuciones extrajudiciales. Además de esto, hay que sumar la represión extremadamente violenta realizada por las fuerzas policiales, pero también militares, de las protestas populares, como las que se han ido sucediendo a lo largo del tiempo, como la revuelta de marzo de 1965, los disturbios de Casablanca (1981), las protestas de Tetuán o Nador (1984), así como las que han tenido lugar en lo que Marruecos denomina las “provincias del Sur” contra la ocupación del territorio saharaui.

    Hasta el momento no es posible saber el número exacto de víctimas causada por esta política criminal, porque las asociaciones civiles de derechos humanos en Marruecos no disponen de información completa y desde la Instancia Equidad y Reconciliación, el organismo oficial creado tras la subida al trono de Mohammed VI, no se facilitan cifras -al mismo tiempo que los criterios defendidos por este organismo para la consideración de víctima pueden distar mucho de lo universalmente aceptado-. Ni siquiera Amnistía Internacional en su informe de 1993 “Marruecos: Rompiendo el silencio” podía dar una cifra exacta, dado que muchos desaparecidos permanecían en cárceles secretas, mientras que otros no han vuelto a dar señales de vida tras la liberación decretada por el nuevo monarca, por lo que la horquilla -descontando las muertes ocasionadas por la ocupación del Sáhara o la represión violenta del Rif- podría oscilar entre varios centenares y más de un millar de personas.

    Además de mucha gente anónima, no han sido pocos los que han tenido puestos de responsabilidad política, policial o militar que han pasado por las cárceles del régimen alauí o han acabado siendo asesinados. Desde dirigentes de la izquierda como Ben Barka o Mohammed Larizi (asesinado en 1963 junto a su esposa, de nacionalidad suiza, y la hija de ambos, de sólo tres años de edad) a militares implicados en intentonas golpistas fracasadas, como Mohammed Ufqir (uno de los antiguos responsables de la represión de los bereberes, quien fue secuestrado y encarcelado durante décadas junto con varios miembros masculinos de su familia, incluyendo niños de corta edad, hasta 1991) o los responsables de la intentona militar de 1972, quienes fueron encerrados en Tamazmart al año siguiente, pereciendo la mitad de ellos. Además, Marruecos tiene en su haber el penoso récord de haber mantenido en prisión al preso político más antiguo de África después de Nelson Mandela, Abraham Serfaty, antiguo militante del Partido Comunista y judío marroquí que abogaba por la solución de “dos Estados” en Palestina.

    Durante décadas, Marruecos ha logrado mantener la escala represiva sin escándalo de la comunidad internacional gracias a la lógica de la “guerra fría”, en la que se convirtió en un aliado esencial de Estados Unidos en la lucha contra la penetración de la izquierda comunista y del alineamiento prosoviético de otros regímenes árabes del Magreb como la Argelia del FLN, el Egipto de Nasser o, con posterioridad, la Libia del coronel Gadaffi. Además del apoyo estadounidense, Francia, como antigua metrópoli, consideraba a Marruecos una pieza esencial dentro de su política de la “Françafrique”, especialmente tras el fracaso de la guerra de Argelia y la política independiente del nuevo gobierno de socialismo árabe instalado en Argel, así como para contar con una posición avanzada de cara a controlar Mauritania, la zona del Sahel y los estados de la antigua África Occidental Francesa. Esta consideración de régimen amigo es considerada clave para la implicación, a juicio de varios testimonios, de los servicios de inteligencia franceses y norteamericanos en la muerte de un líder tan peligroso para el gobierno de Rabat como Mehdi Ben Barka, quien ostentaba en ese momento la presidencia de la Conferencia Tricontinental, de gran influencia en el mundo no alineado.

    En la actualidad, el papel de Marruecos, finalizada la política de bloques, se ha mantenido como “gendarme” en la vigilancia de la frontera sur del Mediterráneo tanto en lo que se refiere al control de las migraciones procedentes del África subsahariana con destino a Europa como en el terrorismo de corte islamista radical. Esto ha hecho que, en los últimos años del reinado de Hassan II y estos primeros años de Mohammed VI, la política de las potencias occidentales no haya variado esencialmente respecto al vecino alauí, como puede observarse en temas como el respeto a los derechos humanos -que básicamente pasan por la consideración de Marruecos como un país garantista en este aspecto- o el referéndum por la autodeterminación del Sáhara Occidental, pospuesto prácticamente “sine die”. Y aún cuando se producen protestas en este o en otro sentido que pueden irritar a Palacio, al gobierno o a los intereses que rodean a la monarquía, la respuesta de Rabat, retórica pero poderosa, suele derivar en amenazas chantajistas sobre las pretensiones anexionistas sobre Ceuta y Melilla o el cese de las “obligaciones contraídas” con la Unión Europea en la vigilancia de la frontera, ocasionando las consabidas molestias y enojos para España y para las instituciones de Bruselas, pero zanjándose rápidamente la cuestión y olvidando la que dio lugar a la controversia.

    Por este motivo, ante la ausencia de una presión exterior que acabe obligando a Marruecos a llevar a la práctica su retórica o a acelerar sus reformas en lugar de usar la clásica vara de la represión (que denuncian no ha desaparecido del mapa) y la estrategia de la “apertura cerrada”, muchos son los que emiten críticas hacia la labor del Consejo Consultivo de Derechos Humanos y la Instancia Equidad y Reconciliación y la posibilidad de que realmente sea eficaz para saldar las cuentas de la sociedad marroquí con su pasado. En primer lugar, se establece una indemnización a las víctimas, pero no existe un verdadero derecho a saber y por supuesto no hay posibilidad alguna de un derecho a la justicia, los tres pilares fundamentales sobre los que se asienta la doctrina de Naciones Unidas a este respecto. Las instituciones estatales no establecen castigo alguno a los culpables, porque ello supondría cuestionar la estructura misma del estado y de la monarquía marroquí (¿cómo condenar al anterior monarca, expresar públicamente que Hassan II fue un genocida?), dado que muchos siguen al frente de los asuntos públicos o han sido sucedidos en sus puestos con normalidad institucional, siendo legitimados en cierto modo -un problema que nos suena por estas latitudes-. Además, existen sospechas de que el impulso de estas organizaciones por parte del Estado se ha hecho para frenar el empuje, mucho mayor y menos controlable, de las asociaciones cívicas.

    Por otro lado, en muchas ocasiones la víctima de violaciones de derechos humanos -caso de los golpistas- acaban siendo culpadas de su situación (de ahí lo que se mencionaba anteriormente: la posibilidad de que el Estado considere discrecionalmente quién es y quién no es víctima) porque despertaron una reacción (léase, tortura, asesinato, desaparición forzada…) de las fuerzas de seguridad. De ahí que el abogado Abdelrrahim Barrada se escandalice de ello del siguiente modo: “¡Las víctimas son, a sus ojos, los primeros culpables! ¡El Estado no ha hecho sino defenderse! Por ello el CCDH pide la gracia real [tal y como aparece en el memorándum del Consejo Consultivo] para estos “malhechores”…” De hecho, denuncia, aquellos que no sean “culpables” de provocar los hechos serán indemnizados.

    Para terminar, el hecho de que se lleven a cabo estas medidas, con un alcance limitado en el tiempo, no garantiza realmente que situaciones de esta índole no vuelvan a repetirse. De hecho, desde Nuremberg se ha venido afirmando la necesidad del castigo a los crímenes contra la Humanidad para evitar que cunda el ejemplo y que salga “gratis” para el genocida o el criminal de guerra llevar sus planes a cabo. Lejos de ello, no son pocas las voces que advierten que Marruecos podrían haber tomado apenas un respiro con la apertura de los primeros tiempos del reinado de Mohammed VI y la puesta en marcha de la IER, para después volver por las andadas, como muestra el desmantelamiento del campamento saharaui de Gdeim Izik, el maltrato a los migrantes subsaharianos en el monte Gurugú o la represión al colectivo LGTBI.

    MEHDI BEN BARKA: DE LA INDEPENDENCIA A LA DISIDENCIA

    Ben Barka es una de esas figuras indispensables para entender lo que ha significado el camino de las independencias frustradas en el Tercer Mundo y la exploración de vías de desarrollo políticas, económicas y sociales autónomas surgidas de la Conferencia de Bandung y del movimiento de los No Alineados. De un lado, un sentimiento nacionalista plasmado en la necesidad de buscar un destino propio, libre de injerencias políticas de corte neocolonialista (de las anteriores metrópolis o de las grandes potencias); de otro, un sentimiento de solidaridad internacionalista con las naciones recién independizadas y/o por su especial vulnerabilidad de cara a las presiones exteriores, que llevó a la creación de instituciones como el Movimiento de Países No-Alineados o la Conferencia Tricontinental. En los inicios de este movimiento (de la Conferencia de Bandung, 1955 a la I Conferencia de No-Alineados, Belgrado,1961) destacaron Nasser, Tito, Nehru, los líderes Sukarno de Indonesia, Kwame Nkrumah de Ghana o inclusive Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara de Cuba, aunque la revolución en la isla tuvo que decantarse cada vez más hacia el sistema socialista, dejando en segundo plano su carácter inicial de revolución nacionalista y antiimperialista, debido a la hostilidad y bloqueo estadounidenses a la misma y la falta de aliados estratégicos más allá del bloque soviético. En el MPNAL el caso cubano no fue el único: si en América Latina (Argentina, Chile, Colombia, Granada), Asia (Laos, Indonesia, Camboya) o el África francófona (Gabón, República Democrática del Congo, Mali, Camerún, Togo, Costa de Marfil o Alto Volta), la intervención a través de golpes de estado o del dominio poscolonial de Estados Unidos, Francia o Bélgica les colocó como estados “clientes” del bloque occidental, para quien el neutralismo -como muestran documentos elaborados por la administración en los primeros años de la guerra fría- no era una opción, la lucha anticolonial se fue revistiendo (en buena parte, producto de lo anterior) de un trasfondo antiimperialista y anticapitalista que dio origen a movimientos revolucionarios marxistas que tomaron el poder en países miembros del movimientos o que adquirieron luego esa condición, decantándose como aliados soviéticos: Yemen del Sur, Etiopía, Somalia (cuyo líder, Siad Barré, primero fue aliado soviético y a raíz del conflicto de Ogadén con Etiopía pasó a aliarse con Estados Unidos), las antiguas colonias portuguesas en África, Vietnam, la República Popular del Congo o Afganistán. Resultaba difícil la supervivencia en un mundo bipolar (y cuánto más en uno unipolar…)

    Mehdi Ben barka nació en Rabat, la hoy capital del país y entonces parte del protectorado francés, en 1920, donde formó parte de una familia humilde. Su padre era recitador del Corán en la mezquita y vendedor de té y azúcar. Ben Barka acudió a la escuela coránica hasta los nueve años, pero la familia no tenía recursos para mandar a más de uno de los dos hijos a la escuela más allá de esa edad, de modo que acompañaba a su hermano mayor al colegio francés, pero se quedaba fuera. La maestra le invitó a entrar como oyente, y eso cambió la historia del muchacho, dado que se reveló como un excepcional estudiante. Mehdi Ben Barka acabó convirtiéndose en el primer licenciado en Matemáticas de Marruecos (realizó sus estudios superiores en la universidad de Argel, pues en el momento de hacerlos no existía la posibilidad de realizarlos en su país natal y Francia, la otra opción, se encontraba ocupada por la Alemania de Hitler).

    En su juventud y durante sus etapa universitaria, frecuentó amistades y círculos nacionalistas -también de otros países del Mageb, como Argelia y Túnez- y fue uno de los fundadores del partido del Istiqlal en 1943, convirtiéndose en uno de los principales dirigentes del mismo dos años más tarde -de hecho, eso le llevó a ser desterrado en 1944 a las montañas del Atlas por las autoridades francesas, donde permanecerá siete años-. Sin embargo, su pensamiento estaba dirigido no sólo hacia la consecución de la independencia plena del país y la salida de las potencias dominadoras, España y Francia. Interesado por la economía, la modernización de la sociedad marroquí desde sus estructuras feudales, la reforma agraria y la no discriminación de la mujer, “deviene en combatiente por la independencia de las personas corrientes y del campesinado…” (Omar Benjelloun, abogado, colaborador de Le Monde Diplomatique y descendiente de militantes históricos de la izquierda marroquí). Por ese motivo, y aunque su actividad es esencial para el regreso del rey Mohammed V en 1955, exiliado por las autoridades francesas en Madagascar -para lo que pusieron en su lugar a un familiar más manejable-, conseguida la independencia en 1956, “se negó a sentarse en el gobierno y se opone a un régimen aristocrático desde su puesto en la presidencia de la Asamblea Consultiva”, escribe Benjelloun. La crítica se dirige hacia el clientelismo, el absolutismo del monarca y el conformismo del que hacen gala partidos políticos como el suyo propio, donde el impulso cobrado para lograr la independencia parece haberse quedado ahí, juzgándolo de este modo Ben Barka como muy conservador y un instrumento del régimen.

    LA UNFP Y EL EXILIO

    Bachir Ben Barka, hijo del líder marroquí, afirmó en una entrevista en octubre de 2016 cómo las puertas a cualquier apertura política en el país se cerraron casi de inmediato a la independencia, y el desarrollo de un proyecto alternativo al defendido desde los ambientes palaciegos no llegó siquiera a poderse plantear. “tras la independencia, con la euforia que esta generó, había una dinámica alimentada por esta joven generación de militantes que eran Mehdi Ben Barka, Bouabid, Basri […] Esta generación emprendió esa lucha para que la independencia tuviera un contenido social y progresista […] Pero poco a poco la relación de fuerza se invirtió y a finales de la década de 1950 se debilitó esta nueva fuerza emergente y Palacio retomó totalmente las riendas gracias a las alianzas políticas y estratégicas entre el feudalismo marroquí y los intereses neocoloniales e imperialistas, más particularmente franceses.” La subida al trono en 1961 de Hassan II de un lado, con una política mucho menos favorable hacia el aperturismo político de lo que hubiera podido demostrar su padre y antecesor en el trono -y, como demostró Mohammed V en la represión del Rif, igualmente dispuesto al uso de los mecanismos represivos que éste había utilizado-, y del otro la división mostrada en el campo político que, con partidos como el Istiqlal cooptados por la élite dominante (y que, en el caso de la antigua organización de Ben Barka, a partir de entonces pasará a formar parte del aparato del régimen) y una izquierda atomizada y fuertemente reprimida, marcará los años venideros y dará comienzo a una fructífera relación del reino con las potencias occidentales para la represión del nacionalismo árabe socialista y los movimientos de izquierda en el área (alianza frente a la Argelia revolucionaria, apoyo tácito a la ocupación del Sáhara Occidental, etc.)

    Cuando Hassan II llega al trono, Ben Barka es una figura de elevado prestigio, a pesar de no tener ningún cargo ejecutivo. Sus reuniones con líderes de movimientos independentistas y antiimperialistas del Tercer Mundo de reconocido carisma en aquellos momentos (Mao, Ho Chi Minh, otros más aún en el mundo árabe como Gamal Abdel Nasser); sus críticas a la situación política y su negativa a las componendas; sus proyectos de rescatar al país del feudalismo, acabar con el analfabetismo, las desigualdades sociales y otras lacras que arrastraba y el éxito de proyectos como la formación de jóvenes a través de proyectos de infraestructuras como la de la carretera de la Unidad (la carretera que unía las zonas de los antiguos protectorados español y francés) le convirtieron en una figura de masas, aun cuando entonces todavía formaba parte de un Istiqlal ya abiertamente empeñado en el mantenimiento del status quo.

    La situación entre el sector conservador y el izquierdista del Istiqlal, encabezado por Ben Barka, Basri y Bouabid y al que se encontraban adheridos los jóvenes del partido y los sindicatos, estalló finalmente en 1959, cuando esta última corriente propuso que se convocara una Asamblea Constituyente que elaborara una carta magna que, entre otras cosas, delimitara claramente las funciones del monarca y sustituyera las estructuras clientelares de poder (el Majzén) que entonces regían la vida política en el país por unas instituciones genuinamente democráticas. Los dirigentes del partido -pertenecientes al ala derechista- interpretaron que Ben Barka y los suyos asumían una postura republicana y de ruptura, por lo que acabaron expulsándolos del partido. Este fue el pistoletazo de salida para la creación de la Union Nationale des Forces Populaires (Unión Nacional de Fuerzas Populares, UNFP).

    La UNFP sigue los principios reflejados por el ala izquierda en la ruptura del Istiqlal: revolución democrática, reforma agraria, alfabetización, fin de la discriminación a las mujeres, reforma social en favor de las clases trabajadoras urbanas y campesinas, transformación de las estructuras del poder vigentes para poner fin al dominio social y político de unos pocos privilegiados y del dominio neocolonial y solidaridad con y entre los pueblos del Tercer Mundo. Ben Barka -que se convertirá en pocos años en uno de los dirigentes internacionales más importantes del movimiento no-alineado- entiende que la lucha de las naciones colonizadas y sometidas al yugo de la injerencia externa debe ser una lucha conjunta en la que en intercambio de experiencias y la unidad entre ellas debe ser central para el éxito final.

    Por supuesto, la presencia de un partido regido por principios que ponen en cuestión el régimen vigente con una claridad harto meridiana no es en absoluto del gusto de ningún sector poderoso de la sociedad marroquí, de tal modo que en poco tiempo la UNFP es ilegalizada y su órgano de prensa clausurado. Ben Barka partió al exilio en París, aunque regresó en 1962 tras una primera tímida apertura de Hassan II, coincidente con la redacción de una constitución “a medida”, rechazada por las fuerzas de izquierda, entre ellas la UNFP. Tras sufrir un primer intento de asesinato -un accidente de tráfico provocado que se saldó con una fractura leve-, se presentó como candidato a las elecciones generales del año siguiente, que se saldaron con la victoria de un partido “cortesano” creado ad hoc, pese a la enorme movilización conseguida por la UNFP (que quedó en tercer lugar). Las denuncias y protestas populares por fraude se saldaron con una violenta represión y la condena a prisión de los dirigentes de la UNFP -algunos de ellos encarcelados y torturados- por planear un complot contra la vida del monarca. Ben Barka consiguió huir y regresó a su exilio parisino, del que ya no regresaría.

    Sin embargo, no sería la última vez que el régimen marroquí desencadenaría una campaña de infamias -previa a su asesinato- contra el dirigente opositor. En 1963, como consecuencia de la “guerra de las Arenas” que Marruecos desencadenó contra Argelia a consecuencia de una disputa fronteriza que ambos países mantenían, Palacio mantuvo que Ben Barka apoyaba a Argelia en contra de su país natal, asimilando su postura con una traición. “Ahora bien”, relata su hijo Bachir, “lo que hizo fue condenar la guerra. Estaba en contra de esta guerra, que él calificó de agresión contra la joven Revolución argelina, la cual se había convertido en una referencia para los movimientos de liberación africanos y latinoamericanos. Es cierto que era un apoyo a Argelia y una condena, no de su país, sino del régimen que llevaba a cabo esta agresión para debilitar Argelia”. Hemos de observar que, como militante de la causa del Tercer Mundo, Ben Barka no podía estar más en contra con el hecho de que dos países recientemente independizados, que debían dedicar sus esfuerzos en el desarrollo de sus países y el bienestar de sus pueblos tras largos años de colonización y sujeción a los intereses de una potencia extranjera, malgastaran sus recursos en enfrentarse entre ellos en una guerra a la que se sospechaba, además, Marruecos había sido empujado por los intereses de la ex metrópoli Francia.

    LA TRICONTINENTAL

    Las experiencias del exilio, tanto la primera como la segunda y definitiva, contribuyeron a forjar una extraordinaria imagen exterior del líder marroquí, en particular como líder del Tercer Mundo. Su comprensión de los problemas que acuciaban a los países de África, Asia y Latinoamérica, muchos de ellos estados recién independizados del dominio colonial, y el eco que se hizo como voz autorizada a la hora de hablar de los mismos y de sus soluciones le auparon a ser una de las principales figuras de lo que hoy llamaríamos el “Sur global”.

    A lo largo de ese exilio sin residencia fija (vivió a caballo entre Argel, El Cairo y París), de 1962 a 1965, y partiendo de sus experiencias y charlas con líderes como Nasser, Ho Chi Minh, Nkrumah, Jomo Kenyatta, o Julius Nyerere, su pensamiento se enriquece, hacia una perspectiva más global acerca de la exploración de las características y las múltiples facetas que adquiere el dominio colonial e imperialista (neocolonial) y una convergencia sobre cómo emprender la lucha contra él -la necesidad de unidad de lucha y de compartir experiencias, antes mencionada-. “Su inspiración proviene de Frantz Fanon, así como de “Discurso sobre el colonialismo” de Aimé Césaire, de “Retrato del colonizador” (1957) y “Retrato del colonizado” de Albert Memmi” (Rebellyon.info).

    La capital argelina será un lugar donde encontrará enormes estímulos intelectuales para desarrollar su pensamiento antiimperialista. Al calor de los primeros años de la revolución en el país, comandada por Ahmed Ben Bella, y del estímulo que ésta supone para muchos movimientos de liberación nacional en otras partes del continente e incluso más allá de las propias fronteras africanas, Argel se convierte en una suerte de “melting pot” en la que se dan cita exiliados y líderes guerrilleros y tienen lugar interesantes intercambios de ideas. “La capital de Argelia se había convertido en el centro intelectual de la contestación revolucionaria internacional. Se encontraron allí, en primer lugar, los líderes exiliados de los movimientos de liberación de las colonias portuguesas, después de los problemas en Angola (1961), en Guinea Bissau (1963) y Mozambique (1964). Mestizos y minoritarios, los intelectuales de Cabo Verde, incluyendo a Amílcar Cabral, se hicieron eco de las corrientes libertadoras del continente americano.

    Una de las figuras más poderosas del movimiento negro en Estados Unidos, Malcolm X, estaba alojado en Argel en 1964; Ernesto Che Guevara, antes de contactar con los guerrilleros [lumumbistas] del Congo, también pasa por allí en la primavera de 1965” (ídem).

    El líder disidente marroquí es un auténtico “trotamundos” de la causa “altermundista”. Su presencia en el exilio, lejos de alejarle de la actividad política, le confiere un nuevo papel a su manera de entenderla, alejándola del marco exclusivamente nacional e incluyéndola dentro de un proyecto mucho más amplio, atendiendo a lo que Omar Benjelloun llama el tríptico “movilización, unidad, liberación”: “Ben Barka quiere salir fuera del marco nacionalista y ampliar la batalla de Marruecos mediante su inclusión en una visión universal. Viajando por el mundo como un viajante incansable de la revolución, que pasa de un continente a otro, escapando de varios intentos de asesinato. Un día está en El Cairo para dar un discurso
    defintorio y fustigante del neocolonialismo. Al día siguiente se va a Moscú y luego a Beijing para idear para aliviar la disputa chino-soviética, antes de regresar a Damasco a fin de conciliar al Egipto nasserista y la Siria baazista”.

    Su hijo Bachir comenta algunos aspectos que contribuyeron a la popularidad de Ben Barka. En primer lugar, remontándose a los inicios de la independencia de Marruecos, recuerda el proyecto de integración magrebí que partidos como el Istiqlal -liderado entonces por Ben Barka, el FLN argelino o el Nèo-Destour tunecino expusieron en la Conferencia de Tánger de 1958. Allí se expuso claramente, en ese contexto norteafricano, la necesidad de una solidaridad entre los pueblos desde una postura de respeto a la especificidad, a las circunstancias particulares de cada uno de los países y a la necesidad de que cada uno de ellos explore sus particulares vías de desarrollo. “Cada país tiene que llevar a cabo su propia evolución, pero gracias a la solidaridad entre ellos los pueblos van a poder progresar juntos” Esa postura es la que con posterioridad desarrollará en un contexto global, y que es muy diferente, si comparamos, con las recetas globales de la democracia parlamentaria al modo capitalista-occidental (que no contempla o desprecia otros modos de democracia como la participativa o la comunitaria, desarrolladas en constituciones de América del Sur como las de Ecuador o Bolivia) o con las prescritas por las autoridades financieras mundiales como el FMI o el Banco Mundial, con independencia del contexto económico nacional. “Tenían -prosigue Bachir Ben Barka- una visión magrebí, actuaban en esa perspectiva, eran conscientes del problema del neocolonialismo y estaban en una perspectiva de construcción de un Magreb de los pueblos. Esta perspectiva ya no está a la orden del día. Desde finales de la década de 1960 lo que se impone es el Magreb de los Estados, el Magreb de las policías con una serie de operaciones en las que había mucha más solidaridad policial y de seguridad entre los tres, cuatro o cinco Estados del Magreb que voluntad política de liberación y de progreso”.

    En segundo lugar, dado que el enemigo -el colonialismo, neocolonialismo o imperialismo; múltiples nombres para una forma de dominación de los países ricos y fuertes sobre los pobres y débiles- es común, la unidad de acción debe ejercerse también, y esto debe significar establecer una organización que, al igual que las que representan a los estados ricos (sea la ONU con un consejo de seguridad antidemocrático y con poder de veto, el G7, el GATT -hoy Organización Mundial del Comercio-), permita abrir numerosos frentes comunes que dispersen sus fuerzas y dificulten su estrategia de dominio. “Crear una organización de solidaridad de los tres continentes quiere decir organizar en todas partes luchas para debilitar al adversario principal. Lo que él hizo fue movilizar a la juventud pero, al mismo tiempo, poner en común las potencialidades de cada país para modificar a su favor la relación de fuerzas”. Ése era el objetivo de la OSPAAAL y de la Conferencia Tricontinental.

    No es por tanto casual que la presidencia de la Conferencia Tricontinental, que iba a celebrarse en La Habana en enero de 1966, recayera sobre Ben Barka. Esta conferencia nació a raíz de las reuniones mantenidas en años previos por la Organización de Solidaridad de los Pueblos de Asia y África en Accra, la capital ghanesa, en 1957 (debemos recordar que el presidente Nkrumah fue uno de los principales impulsores del movimiento de los no alineados y del movimiento panafricano, por lo que trató de convertir Ghana en uno de los principales centros del Sur global, de ese otro fiel de la balanza del poder mundial), y El Cairo en 1961, a la que los pueblos y organizaciones de liberación del Caribe y Latinoamérica se sumaron, dando lugar a la ampliación de las siglas de la organización -de OSPAA a OSPAAAL- y a la celebración de la histórica conferencia en la capital cubana. Según escribe Omar Benjelloun, Ben Barka fue uno de los principales impulsores de la ampliación del marco de la OSPAA al continente americano, convenciendo a sus interlocutores africanos y asiáticos -había estado presente en las reuniones de Accra y El Cairo- de ampliar a Latinoamérica su labor de solidaridad, y a raíz de sus conversaciones con “Che” Guevara en Argel, la mediación del guerrillero argentino y ex vicepresidente de la Cuba revolucionaria le hará ocupar la presidencia del encuentro habanero.

    La celebración de la conferencia fue un motivo de orgullo para Mehdi Ben Barka, quien se refirió a ella en los siguientes términos: “Es un acontecimiento histórico la reunión de organizaciones antiimperialistas de África, Asia y América Latina, por su composición y por estar representadas las dos grandes corrientes contemporáneas de la Revolución Mundial: la revolución socialista y la revolución de liberación nacional. Lo hace histórico también su celebración en Cuba, donde tienen lugar ambas revoluciones” (cita Reinaldo Morales Campos), lo que hizo que, por insistencia de Ben Barka, la intervención inaugural y final de la misma fueran realizadas por Fidel Castro. Sin embargo, en el momento de celebrarse, su presidente ya había sido secuestrado en París y asesinado. Este hecho produjo la más absoluta condena por parte de la organización de la Tricontinental -entre ellos el líder cubano Osmany Cienfuegos, hermano del revolucionario Camilo Cienfuegos, quien realizó un alegato contra la intervención de la CIA en los hechos- y los miembros de la OSPAAAL.

    Aunque la Conferencia Tricontinental no volvió a celebrarse, la OSPAAAL y la revista Tricontinental, fundada a raíz de su celebración, sigue presente como movimiento de promoción de la solidaridad, el desarrollo autónomo de los países del Sur, la paz y los derechos humanos, teniendo en la actualidad su secretariado permanente en Cuba y perteneciendo a ella doce países y con participantes de diversas partes del globo. La OSPAAAL es desde 1998 una organización con estatus consultivo especial del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas o ECOSOC . La organización impone a personalidades relevantes -entre otros, por ejemplo, Nelson Mandela- que han destacado por la promoción de la solidaridad entre los pueblos la medalla de la Orden de Ben Barka, lo que demuestra que el legado en pro de la liberación de los pueblos del Tercer Mundo del líder marroquí sigue vigente.

    UN CRIMEN SIN RESOLVER

    El 29 de octubre de 1965 Ben Barka se había citado con el cineasta francés Georges Franju en la Brasserie Lipp de París. Allí llegó acompañado del estudiante marroquí Thami Azemmuri, a eso de las doce y cuarto del mediodía.

    La cita entre ambos formaba parte de una colaboración que el líder opositor marroquí iba a hacer con el realizador para el film anticolonialista “Basta!”, con guión de Marguerite Duras, en el que Ben Barka sería asesor histórico. Sin embargo, al parecer tanto Ben Barka como Duras y Franju fueron engañados por George Figon, supuesto productor de la película, que en realidad no existía, siendo en realidad un cebo para poder dar caza al líder del Tercer Mundo.

    La llegada de Ben Barka a París había sido vigilada por los servicios secretos del gobierno del general De Gaulle, de tal suerte que Antoine Lopez, jefe de escala de Air France en el aeropuerto de Orly y colaborador habitual del SDECE (Servicio de Documentación Exterior y Contraespionaje) informó a su superior Marcel Le Roy Finville para la preparación del operativo en cuanto Ben Barka pisó suelo francés.

    A la puerta de la brasserie, dos policías franceses, Louis Souchon y Roger Voitot, de la brigada de estupefacientes, se encargaron de interceptar a Ben Barka e introducirlo en un Peugeot 403, mientras individuos marroquíes espantaron a Azemmuri, quien corrió a avisar al hermano del infortunado opositor, anunciándole el suceso. Ese fue el último momento en que se vio con vida a Mehdi Ben Barka. Poco después Azzemuri también moriría, supuestamente suicidándose.

    Ben Barka subió al automóvil sin oponer resistencia debido a que Souchon y Voitot le habían comunicado que una autoridad francesa deseaba verle, por lo que pensó que éste debía ser De Gaulle, quien había mostrado interés en verle y seguía una política de cierta independencia respecto de Washington, lo que podía evidenciar un cierto acercamiento entre el presidente francés y los líderes nacionalistas del Tercer Mundo. Sin embargo, con lo que se encontró fue con la muerte tras una larga sesión de torturas en una casa de Fontenay-le-Vicomte, en la región de Ille-de-France (la misma donde se ubica París). La residencia pertenecía a Georges Boucheseiche, antiguo colaborador de la Gestapo convenientemente reconvertido en colaborador de las cloacas de la Francia democrática.

    ¿Quiénes fueron los torturadores y qué pretendían? Sobre este asunto hay mucha especulación y la investigación judicial en Francia, que con más de cincuenta años es el proceso que más tiempo lleva abierto en el Tribunal Supremo de París, no avanza como para poder determinar a ciencia cierta quiénes son sospechosos. Se alude a la existencia de un equipo formado por hombres de confianza de Boucheseiche a los que se unió posteriormente George Figon, lo que determinaría la complicidad de los servicios secretos franceses, así como a la de los agentes marroquíes que ya antes se habían encargado de “espantar” a Thami Azzemuri y todo ello además con el conocimiento -y en algunos casos la presencia- de los máximos directores de la seguridad del reino alauí: Ahmed Dlimi, responsable de la seguridad nacional; el agente Chtouki y el ministro del Interior magrebí Mohammed Oufkir, quien llegó con posterioridad a la casa y finalmente asesinó a Ben Barka de una puñalada en el pecho. George Figon, que posteriormente se convertiría en un prófugo de la justicia, hizo unas declaraciones al periódico Le Monde en enero de 1966 –tituladas de forma sensacionalista “Yo he visto matar a Ben Barka”, aunque no es cierto que estuviera presente en el momento del asesinato- en las que incriminaba a Dlimi y Oufkir en la tortura y muerte del líder, aunque es posible que se trate de una treta con la que tratar de librar de la prisión a los franceses implicados, entre ellos los hombres de Boucheseiche.

    Se especula con que la intención de quienes acabaron con la vida de Ben Barka no fue la de acabar con su vida, sino la de forzarle a firmar un poder en su favor para poder sacar los archivos que tenía depositados en un banco de Ginebra. También con que tan sólo se le quería amenazar para que cesara en su actividad de denuncia contra el régimen de Hassan II. Sin embargo, el asesinato también tenía para Marruecos y para las potencias coloniales y neocoloniales las ventajas de privar de un extraordinario portavoz a la causa de la democracia y el progreso en el país magrebí y a la causa de los pueblos sometidos a dominio extranjero, apenas unos meses antes de la celebración de la Conferencia Tricontinental.

    ¿Qué ocurrió con el cadáver? Dado que el cuerpo del líder africano no ha aparecido, el destino del mismo sigue siendo un misterio a día de hoy, surgiendo varias hipótesis al respecto. La más repetida es la apuntada por el antiguo agente de los servicios de seguridad marroquíes Ahmed Bujari, participante en el operativo de tortura y posterior asesinato, que expone que el cadáver fue trasladado a Marruecos, al centro de detención de la policía en Rabat, y sumergido en una cuba de ácido para que se disolviera sin dejar rastro. Bujari apunta que la operación fue filmada para que el propio monarca marroquí Hassan II tuviera constancia de la desaparición de Ben Barka.

    Otra hipótesis apunta a que su cuerpo fue enterrado en Francia, en un sarcófago de cemento, en un lugar próximo al sitio donde tuvo lugar el asesinato, excepto la cabeza, que fue llevada al rey de Marruecos como prueba del cumplimiento de la misión.

    Durante un tiempo se especuló con la posibilidad de que el cadáver de Ben Barka hubiera sido enterrado -arrojado más bien- en el interior de un mausoleo del cementerio de Ituren, una pequeña localidad del Pirineo navarro, y descubierto junto al cadáver de su secretaria cuando iba a ser enterrada una anciana del lugar, en septiembre de 1966. Sin embargo, estos hechos -que dieron pie a portadas de la prensa de sucesos española como “El Caso” y a espacios en programas televisivos actualmente como “Cuarto Milenio”- no parecen obedecer a la realidad, dado que en ningún caso se habló de que Ben Barka estuviera acompañado por una mujer cuando fue conducido al chalé de Fontenay-le-Vicomte ni existe referencia a secretaria alguna.

    ¿Hubo responsabilidad de los gobiernos de Francia y de otros estados? Las relaciones de alianza estratégica de Francia y Estados Unidos con la monarquía marroquí hacen muy plausibles la hipótesis de que existe una corresponsabilidad de ambos estados con Marruecos en el asesinato. Sobre los Estados Unidos, Ahmed Bujari afirma que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) dio su apoyo al asesinato y que en el transcurso de la operación de desaparición del cadáver hubo un norteamericano, un oficial llamado coronel Martin, realizando labores de supervisión, añadiendo que Martin había aprendido ese método de hacer desaparecer cuerpos durante el golpe de estado de 1953 en Irán que depuso al primer ministro nacionalista Muhammad Mossadegh. Los norteamericanos podrían tener interés en hacer desaparecer al “alma” de la Tricontinental y asestar un golpe cuasi mortal a una conferencia y una organización como la OSPAAAL que tan duramente se oponía a los intereses de las grandes potencias. En la actualidad, la CIA posee 1800 documentos relativos a Ben Barka, pero aún no han sido desclasificados.

    Por parte francesa, De Gaulle negó en su día la implicación de los servicios secretos en su conjunto, bien llevándola a cabo o bien como encubridores. No obstante, aunque las altas instancias de la República no dieran su visto bueno a la operación y los servicios secretos actuaran de forma autónoma, los sucesivos gobiernos franceses, tanto socialistas como conservadores, han contribuido a tapar las responsabilidades de los agentes galos en la operación, de tal suerte que una de las quejas de la familia consiste en la escasa colaboración que las autoridades francesas tienen con la justicia para el esclarecimiento de los hechos, no sólo en lo que respecta a este extremo, sino incluso para dar curso a Interpol de las órdenes de detención de marroquíes implicados en la operación. “La razón de Estado se mofa de nuestro derecho a la verdad”, declara su hijo Bachir.

    EPÍLOGO

    Tras la muerte de Ben Barka, la historia fue repitiéndose sucesivamente en diversas partes del globo. La revolución argelina terminó por descarrilar; tenía lugar el golpe de estado contra Sukarno en Indonesia y el comienzo de una terrible matanza, apoyadas ambas por Estados Unidos, de Ahmed Suharto; el Che moría abatido por el ejército boliviano; ascendía al poder el hombre de la CIA en Congo-Léopoldville y artífice del golpe contra Lumumba, Joseph Mobutu; la lista iría poco a poco ampliándose con más nombres, como los de Amílcar Cabral, Eduardo Mondlane, Salvador Allende… El universo tricontinental apareció cada vez más dominado por los intereses de las antiguas potencias coloniales y las nuevas potencias neocoloniales y la lógica de la “guerra fría”, por lo que la necesidad de unión y fuerza que Ben Barka propugnaba fue vencida por la fuerza de una realidad más contundente. La herida dejada por el crimen cometido en la persona del líder marroquí fue demasiado grande para sanar.

    En el caso de Marruecos, no sólo fue grave el hecho de la consolidación de las estructuras de poder tradicionales que tantas veces habían sido denunciadas por Ben Barka como medievales y causantes del retardo, las desigualdades y la falta de democracia en las que estaba sumido el país. También resulta de igual gravedad el hecho de que las fuerzas de izquierda, causa por la que él tanto había luchado dentro y fuera de las fronteras del Magreb, acabaran formando parte del mismo entramado de poder. Primero el Istiqlal, como el mismo denunció en vida, y más adelante la Unión Socialista de Fuerzas Populares, reclamada como heredera de la UNFP que fundó, son hoy parte del sistema político de la “apertura cerrada” cuyo epicentro, hoy como ayer, sigue siendo el palacio real.

    Ben Barka sigue, de todos modos, presente en el recuerdo de la OSPAAAL que impulsó y en el espíritu de quienes aún hoy desean una transformación mucho más profunda de Marruecos que aquella que incluso Mohammed VI, a pesar de las esperanzas depositadas en él al principio de su reinado, y su corte están dispuestos a aceptar. La reclamación de justicia -y su sucesiva obstaculización- en este y en otros casos demuestra lo escaso que es el impulso que la monarquía quiere dar al cambio en el país. La movilización e inquietud de los jóvenes, demostrada recientemente al calor de la “primavera árabe” puede suponer un cambio en la correlación de fuerzas, aunque todo dependerá de si el rey y su gobierno pueden seguir contando con la represión y el apoyo exterior para seguir sosteniéndose.

    FUENTES:

    Mehdi Ben Barka

    Asunto Ben Barka

    Años de plomo (Marruecos)”

    El caso Ben Barka: 51 años después de los hechos todavía se teme a la verdad”, 29/10/2016, Entrevista de Alex Anfruns a Bachir Ben Barka.

    A los 45 años del asesinato de Ben Barka. Su imagen y pensamiento tricontinental.” Reinaldo Morales Campos. 09/02/2011.

    “Ben Barka, un mort à la vie longue”. Omar Benjelloun. Le Monde Diplomatique. Octubre 2015.

    “Mehdi Ben Barka et la Tricontinentale”. René Gallissot. Le Monde Diplomatique. Octubre 2005.

    Caso Ben Barka”. Blog “Entretanto, Entretente”. 23/01/2010

    La defensa de la impunidad. Crímenes de Estado y derechos humanos en Marruecos” Abderrahim Berrada y Manuel Lorenzo Villar, Nación Árabe, Nº 45, Año XV, Verano 2001.

    Mehdi Ben Barka assassiné le 29 octobre 1965 avec l’aide du gouvernement français”, Rebellyon.info, 29/10/2016,

    Fuente : Historias de la otra historia

    Tags : Marruecos, Mehdi Ben Barka, Sahara occidental, Mossad, Israel,

  • Marruecos al borde del estallido social: pobreza y descontento con el régimen M-VI

    Diario La Realidad Saharaui, DLRS

    Situación en Marruecos: ¿por qué debemos esperar lo peor? Marruecos está asentado sobre una bomba social.

    El periódico francófono argelino Algerie Patriotique del 28/02/2019. Por Sadek Sahraoui: el déficit comercial de Marruecos se amplió en 2018 a pesar del aumento de las exportaciones del país. Esto se indica mediante una nota de coyuntura del Ministerio de Finanzas de Marruecos. Según el documento, tomado por varios medios africanos, las exportaciones marroquíes crecieron un 10,4% hasta alcanzar los 28.700 millones de dólares a finales de 2018. Este desempeño fue impulsado por las exportaciones de los fosfatos (expoliados al pueblo saharaui que creció un 17%, pero también por las ventas en el sector automotriz, que aumentó un 10,7% a 6.8 mil millones de dólares.

    Por otro lado, las importaciones de bienes crecieron 9.6% a 50.3 mil millones y son insostenibles. Este cambio se debe principalmente al aumento de las importaciones de productos energéticos, bienes de capital y bienes de consumo. Estos tres grupos de productos representaron el 64.6% de las importaciones totales en comparación con el 63.7% en 2017.
    Así, para el año 2018, el déficit comercial marroquí se situó en 21.6 mil millones de dólares, un aumento del 8,6% en comparación con 2017. Cabe destacar que el Estado también registró un aumento en su déficit presupuestario que alcanzó el 3,7% del PIB, en comparación con el 3,5% del año anterior. A todas estas cifras tan preocupantes, se le añade la deuda externa de Marruecos que ahora es de alrededor de 40 mil millones de dólares. Y su deuda pública es aproximadamente equivalente. Y el problema es que el vecino de Occidente no tiene calcetines de lana de los que pueda sacar para reducir la presión. Está permanentemente atrapado en la deuda

    El periódico dijo que « estos datos dan credibilidad al análisis de muchos observadores que predicen lo peor en Marruecos, tanto social como económico. En vista del empobrecimiento generalizado de su población, Marruecos está asentado sobre una bomba social que puede explotar en cualquier momento ». La calle marroquí también ha comenzado a moverse…

    Fuente : Diario La Realidad Saharaui

    Tags : Marruecos, Majzén, monarquía, dictadura, represión, pobreza, analfabetismo,

  • Marruecos : El interminable proceso del transfer para los presos españoles

    Una de los deseos y luchas de los españoles presos en Marruecos es cumplir su condena en España.

    Saben que cuando sean trasladados a las cárceles españolas gozarán de una condiciones dignas, podrán disfrutar de necesidades tan básicas como ducharse con agua caliente, tener una cama donde acostarse, hacer actividades que les permita aprovechar el tiempo que allí pasan, una alimentación y asistencia médica adecuada…

    Existe CONVENIO BILATERAL entre el Reino de España y el Reino de Marruecos relativo al traslado de personas condenadas, por tanto, todos los españoles tienen derecho a solicitar su traslado a un prisión española y cumplir en su país la condena.

    El Convenio establece una serie de condiciones que el preso debe cumplir que son la siguientes:

    – tener condena firme

    – tener como mínimo seis meses de condena por cumplir

    – ser de nacionalidad española

    – si tienen multa, sanción o indemnización económica, haber saldado las deudas o haber demostrado su insolvencia.

    El Consulado de la ciudad en la que el español está encarcelado puede ayudar al preso a solicitar su traslado. Hay que resaltar que es necesario que el preso solicite expresamente el traslado a una prisión española.

    En principio, parece un trámite sencillo, sin muchos requisitos ni condiciones, pero la realidad es que el conocido como « transfer » se convierte en un procedimiento largo, engorroso, desesperante e inaguantable para el preso y sus familiares que ponen toda su ilusión en este medio que parece nunca llegar.

    La primera dificultad con la que se encuentra los españoles es conseguir SENTENCIA FIRME. Las « normales » dilataciones y aplazamientos injustificados en los Tribunales obligan al preso a acudir en numerosas ocasiones a los Juzgados para ver cómo, sin ningún tipo de consideración ni motivación, aplazan y aplazan, pasan meses y meses incluso años hasta que los presos consiguen sentencia firme.

    El segundo impedimento es saldar las deudas. Las absurdas e injustas indemnizaciones millonarias con las que, en muchas ocasiones, la Justicia Marroquí castiga desproporcionadamente a los presos, impiden que estos puedan saldar sus deudas y por tanto, cumplir su condena en España.

    Además, para aquellos presos que cumplen todos los requisitos la tramitación de la solicitud del cumplimento de la condena en las cárceles españolas se demora durante años.

    Existen casos de presos españoles que tienen toda la documentación aprobada desde hace más de un año y que siguen en la cárcel de Marruecos a la espera de que algún día sean trasladados.

    Desde aquí solicitamos a las administraciones españolas que agilicen la aprobación del traslado de los presos españoles, los certificados de pobreza para las deudas no impidan la vuelta de nuestros ciudadanos, y que trabajen para hacer realidad el sueño de nuestros encarcelados en Marruecos.

    Fuente: Cárceles Marruecos

    Tags : Marruecos, cárcel, prisión, España, condena, transfer,

  • Marruecos : himen artificial para simular virginidad la noche de bodas

    En Marruecos el sexo antes del matrimonio es haram, como se dice aquí. Igual que lo es, por ejemplo, el beber alcohol o el comer cerdo. Pero que sea pecado no quiere decir que no se haga, ni mucho menos. Es cierto que hay muy pocos locales para infieles donde comprar jalufo, pero para beber alcohol basta con ir a uno de los cientos de bares, especialmente en ciudades como Tánger o Casablanca, para tener todo el alcohol que quieras. Vaciando el bolsillo, claro. Que aquí el pecado se paga caro, pájaros.

    Pero vamos a lo que vamos. En este país, igual que en tantos otros musulmanes y no musulmanes, tener relaciones sexuales antes del matrimonio no está bien visto. De hecho creo recordar que el cristianismo también vende algo parecido, pero no me hagáis mucho caso. A día de hoy, y a pesar de haber estudiado toda mi vida en colegios de monjas, sé más del Islam que de cualquier otra religión. Si me viera Madre Patro…

    Lo que decía, que las reglas están para romperlas y esa idea de la castidad, entre los más jóvenes, se está dejando de lado. Por suerte para todos, la verdad. Ir contra algo natural no es sano, ni física ni psicológicamente hablando, y aunque todos conocen la teoría, cada vez son más los que saben que la práctica es más divertida.

    En Marruecos a los hombres se les perdona casi todo y rezando y mostrando algo así como arrepentimiento (define arrepentimiento) después de follar, hablando mal y pronto, todo queda más o menos solucionado. Con las mujeres, de nuevo, la cosa es diferente y el día de la boda son sometidas a la prueba del pañuelo. Sí, sí. La dichosa prueba. Ese rito tan extremadamente fiable, ese atentado contra la ciencia o llámalo como quieras. La mujer tiene que sangrar y si no lo hace es que no es virgen. Y esa idea, sin ánimo de generalizar, la tiene todo Marruecos.

    Son ya varios los casos que he escuchado sobre hombres recién casados que la noche de bodas no ven sangre por ninguna parte y, aunque estén enamorados y ella jure y perjure que es santa, la mosca detrás de la oreja no dejará de molestar y pensar que él no es el primero en la vida de su mujer no le dejará dormir del todo tranquilo.

    Es verdad que el país está cambiando poco a poco y, aunque en ciudades como Rabat no es raro ver a parejas de la mano o dándose muestras de cariño, a eso de poder besarse en la calle todavía no se ha llegado. Igual que tampoco se ha llegado a considerar a una madre soltera como alguien normal. Pero bueno, Roma no se hizo en dos días tampoco…

    Un ejemplo que pone de manifiesto una vez más la no-libertad que sufren los marroquís en su propio país es que una pareja, si no está casada, no puede disfrutar de una, o varias, noches en un hotel. Está prohibido. Es la grandeza del Islam convertido en ley. Si no sois marido y mujer, ¿para qué necesitas disfrutar de un hotel?. Si quieres pecar hay que buscarse la vida en otro sitio, khouya. Y no hay que tomarla con el dueño del hotel; él simplemente se limita a cumplir con su trabajo y sobre todo con la ley. Más le gustaría a él poder ganar el máximo dinero posible, pero igual por dejarte a ti disfrutar él se mete en un lío muy gordo. Y tampoco es plan.

    Sin embargo, como ocurre siempre, el tema es mucho menos complicado cuando uno de los miembros de la pareja es europeo (y cuando digo europeo me refiero a blanquito en general). O cuando el marroquí tiene también documentación española, francesa, belga o de donde sea. O cuando el dueño del alojamiento es extranjero. En esos casos la ley ya no hace falta aplicarla tanto… Gracias a Dios.

    Fuente : No es nada personal

    Tags : Marruecos, Islam, viriginidad, alcohol,

  • Mientras su pueblo muere de hambre, el rey de Marruecos se ofrece un yate de lujo

    Lleva aparcado en el muelle de Casablanca desde el pasado día 14 de junio. Es un Sybaris de lujo « diseñado, según su catálogo, por el equipo de Perini Navi para marcar una nueva revolución en las líneas estilísticas del astillero, con Philippe Briand optimizando la arquitectura naval y el diseño de PH esculpiendo los espacios interiores y exteriores, todo ello en mástiles de 70 m de longitud y carbono que se eleva a más de 72 m por encima de la línea de flotación. Sybaris, varias veces premiado, ha dado un nuevo paso ».

    Precisamente el soberano alauita se preguntaba hace unos años « ¿dónde está la riqueza nacional de Marruecos »?. En el valor de su yate encontraría de la respuesta a su pregunta.

    Mohammed VI y el lujo, dos amigos inseparables y no duda en enseñárselo a su hijo a quien recientemente ofreció un Gulfstream G650, un regalo que costó ni más ni menos que 67.4 millones de dólares (57.5 millones de euros).

    Etiquetas: Marruecos, Mohammed VI, Badis, Sybaris, yate, lujo,

  • El 90% de los falsos « niños de la calle » marroquíes en Suecia son adultos (informe)

    EL 90% DE LOS FALSOS »NIÑOS DE LA CALLE» INMIGRANTES DE MARRUECOS EN SUECIA SON ADULTOS : INFORME

    La afluencia de falsos «menores» marroquíes, muchos de los cuales son en realidad adultos, se ha asociado previamente con la falta de vivienda, las drogas y el crimen.

    Una nueva cooperación con Marruecos y una relación más estrecha entre la policía fronteriza sueca y las autoridades sociales parecen haber frenado la llegada de «menores» marroquíes, la mayoría de los cuales son de hecho adultos, informó la emisora ​​nacional SVT.

    Durante algunos años, las autoridades suecas han dado la voz de alarma a los «niños de la calle» marroquíes no acompañados que han venido al país escandinavo en un número cada vez mayor. Muchos duermen al aire libre, a menudo son influenciados por las drogas y cometen delitos graves, informó la SVT.

    Ni la policía sueca ni la Junta Nacional de Salud y Bienestar tienen una cifra exacta de cuántos no acompañados

    Los marroquíes se encuentran actualmente en Suecia, ya que muchos han ingresado ilegalmente al país. Sin embargo, las pruebas de huellas dactilares muestran que solo el diez por ciento de los revisados ​​tienen menos de 18 años de edad. El resto ha estado mintiendo sobre su edad y son adultos.

    Para ilustrar este fenómeno, SVT contó la historia de Ali, quien llegó a Suecia hace más de un año. Mientras que en realidad tenía 22 años, mintió y dijo que tenía 16 años, ya que había oído de amigos que esta era la forma más fácil de obtener ayuda de las autoridades suecas. Sin embargo, su edad real se reveló posteriormente utilizando huellas dactilares. Ahora, Ali admite que vive en la calle y se gana la vida con delitos menores.

    Por su propia admisión, él ve «ningún futuro» en Suecia y le gustaría mudarse a Bélgica en su lugar, donde tiene contactos y planea comenzar un esquema de venta de drogas.

    En los últimos siete años, un total de 1,800 «niños» marroquíes han solicitado asilo en Suecia. Sin embargo, este año solo se han presentado 55 solicitudes, lo que representa un 20 por ciento menos que en el mismo período del año pasado. Sin embargo, es probable que el número aumente más durante los meses de verano.

    Se cree que una razón para la reducción es un nuevo acuerdo entre Suecia y Marruecos, que permite a la policía fronteriza hacer coincidir las huellas dactilares de los menores no acompañados con las bases de datos marroquíes, una oportunidad alabada por los profesionales de la ley suecos.

    “Cuando encontramos su identidad, abandonan el país y se trasladan a otras ciudades de Europa, como Barcelona o París. «No quieren que la policía sepa quiénes son porque pueden ser castigados y enviados a Marruecos», dijo a la SVT Christian Frödén, gerente de grupo de la policía fronteriza en Estocolmo.

    La diáspora marroquí de Suecia se estima en unas 10.000 personas. De los aproximadamente 800 «niños de la calle» que viven en Suecia, se estima que la mayoría son de ascendencia marroquí.

    Fuente

    Etiquetas: Europa, inmigrantes, Marruecos, Suecia,

  • ¿Qué hizo Muamar Gadafi por Libia?

    Este viernes se cumplem 77 años del nacimiento de Muamar Gadafi, el líder africano que unificó a Libia e impulsó el desarrollo social y económico de su nación.

    Libia era un ejemplo para las naciones africanas y árabes durante el Gobierno de Muamar Gadafi, así lo expresó el analista internacional Basem Taljedine en entrevista para teleSUR.

    Taljedine comentó que durante los más de 40 años de mandato de Gadafi, Libia mostró un significativo avance en materia social, política y económica, que tras su asesinato en 2011 se perdió.

    Libia antes de Gadafi

    El analista internacional sostuvo que antes de Gadafi, Libia era un país sumido en el atraso en materia de educación, salud, vivienda, seguridad social, entre otros.

    Tras la Segunda Guerra Mundial, Libia fue cedida a Francia y el Reino Unido; en 1949, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó una resolución que promovió la independencia de Libia antes de 1952.

    Londres favoreció la aparición de una monarquía controlada de Arabia Saudita, dinastía Senussis, que gobernó el país desde la « independencia » en 1951. El régimen extranjero promovía los intereses económicos y militares anglosajones.

    Hacia 1963 comenzaron las excavaciones de petróleo y gas, sin embargo, la riqueza proveniente del petróleo no se tradujo en beneficios para el pueblo.

    De acuerdo al artículo « Libia según la ONU y la dura realidad » de Thierry Meyssan, en la nación africana no habían escuelas y los graduados universitarios apenas eran 16. Habían apenas 2 abogados y ni un solo médico, ingeniero, topógrafo o farmacéutico de origen libio en el reino. Sólo 250.000 habitantes de los 4 millones totales sabían leer y escribir.

    La situación de Libia con Gadafi

    De acuerdo al analista, Muamar Gadafi llevó a Libia a ser un país ejemplo para África y el mundo árabe, pues el líder libio unificó a la nación, creó instituciones y ministerios para fortalecer la institucionalidad del país.

    Muamar Gadafi lideró Libia desde 1969, cuando derrocó la monarquía del rey Idris, quien se encontraba en Turquía. Se instauró un Consejo de la Revolución que declaró al país musulmán, nasserista (movimiento revolucionario de Egipto que proclamaba el fin de la monarquía) y socialista.

    La Revolución Verde, como fue conocido el movimiento, emprendió una reforma agraria, sistema de seguridad social, asistencia médica gratuita y participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas del Estado.

    Gadafi adelantó una agenda social para avanzar en el desarrollo humano de Libia, garantizó el acceso al agua, educación gratuita y salud.

    El líder libio nacionalizó la industria petrolera para distribuir las ganancias producto de la venta del crudo, construir vías de comunicación y apuntalar la agenda social.

    Según el activista irlandés-palestino contra la guerra, Kenneth Nichols O’Keefe, durante los 42 años de mandato de Gadafi, la electricidad empezó a llegar de manera gratuita a la población, así como los servicios médicos y la alfabetización incrementó de 5 a 83 por ciento.

    Si un libio poseía un terreno y lo utilizaba para labores agrícolas, el Gobierno le otorgaba créditos y apoyo en maquinaria, semillas y asesoramiento del Estado.

    La vivienda era considerada un derecho de la humanidad, por lo que los recién casados recibían un bono equivalente a 50 mil dólares, para comprar una casa.

    Los préstamos de cualquier clase tenían cero por ciento de tasa de interés, el Banco Central de Libia era una institución soberana al servicio e intereses de los ciudadanos libios.

    Taljedine recordó que Gadafi impulsó la cooperación de los países de África a través de la Unión Africana, fundada en mayo de 2001. El analista indicó que Gadafi tenía pensado la creación de una moneda única soportada por las reservas de oro de Libia.

    Libia se convirtió con Gadafi en el país africano con mayor ingreso per cápita.

    Libia después de Gadafi

    Taljedine comentó que tras la invasión por parte de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) en febrero de 2011 y el asesinato de Muamar Gadafi, en octubre de 2011, el país se encuentra en peores condiciones que antes de la llegada al poder del líder libio.

    En la actualidad, Libia tiene tres Gobiernos: dos en la capital, que compiten por el liderazgo en el oeste del país, y otro en Tobruk, que domina las regiones del este y controla los principales recursos petroleros.

    El conflicto armado abierto, desde 2011 ha cobrado las vidas de más de cinco mil personas, casi un millón han huido de sus hogares, sus exportaciones de crudo han descendido un 90 por ciento y las pérdidas de su PIB se contabilizan aproximadamente en 200.000 millones de euros durante los últimos ocho años, según cifras recogidas por Middle East Monitor.

    Las exportaciones de hidrocarburos, que representan más del 70 por ciento del PIB de Libia y el 95 por ciento de las exportaciones totales, han caído en picada.

    Libia ha sido usado por las mafias para el tránsito y comercio de refugiados desde África hacia el continente europeo.

    Fuente: Telesur

    Tags : Libia, Moamar Gadafi, primavera árabe, imperialismo,

  • Jadija Riyadi: « La insurrección popular llegará a Marruecos »

    Jadija Riyadi es una militante pertenece a la vieja guardia de la izquierda marroquí. Fue la primera mujer en ocupar la presidencia de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), una posición que ocupó desde 2007 hasta 2013. Creada en 1979, esta asociación celebra su 40 aniversario este año, es una de las dos ONG de derechos humanos más antiguas del reino. Jadija Ryadi ganó el Premio de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 2013.

    En una entrevista acordada a Politis, un media francés, la señora Riyadi hace un minucioso balance de la situación política y social en Marruecos. Según ella, « otro Hirak vendrá a Marruecos. Todo lo que esperamos es que sea tan pacífico y organizado como en 2011, que logre más que el movimiento del 20 de febrero que, sin embargo, ha hecho avanzar las mentalidades de los marroquíes, ya que desde 2011 las personas ya no se callan, ya no tienen miedo y hablan de los verdaderos problemas políticos. Se espera que las organizaciones políticas y sindicales superen sus diferencias, sus querellas por motivos que a menudo son demasiado futiles inútiles y que seal al fin a la altura de sus responsabilidades ».

    Las verdaderas razones por las que todos los conocen. Es una forma de castigar a las personas que han tenido el coraje de protestar por una situación social alarmante y en deterioro, pero los cargos que enfrentan en la corte no tienen nada que ver con la realidad. Se les acusa de violencia, se sospecha que se unen a causas separatistas, reciben dinero dudoso del extranjero, maltratan a los agentes de policía o participan en la destrucción de bienes públicos. En Marruecos, los tribunales son instrumentos del Estado. Los jueces pronuncian sentencias sin ninguna prueba.

    Para Riyadi, la insurrección argelina tendrá sus repercusiones en Marruecos, « porque todas las razones que llevaron a la población a la calle en 2011 aún están presentes, e incluso han aumentado con la pobreza y el deterioro de los servicios públicos. La falta de iniciativa capaz de reunir y federar todas estas luchas retrasa esta explosión ».

    « Los médicos se manifestaron hace unos días para interpelar sobre la falta de recursos, no hay nada en los hospitales, es la bancarrota total del sistema de salud pública. Lo mismo ocurre con los maestros que se declararon en huelga durante semanas, la lucha más mediatizada y movilizadora en los últimos meses, debido a la quiebra del sistema público ».

    Riyadi precisa que « las poblaciones que viven en condiciones difíciles no esperarán indefinidamente, sobre todo porque ya no son los partidos y los sindicatos los que movilizan, las masas populares salen espontáneamente a las calles cuando ya no pueden más ».

    Respecto a la solidarida internacional con el pueblo marroquí, Jadiya Riyadi señala que « Europa también ha cambiado ». Dice que « durante los años de plomo (1956-1999), los derechos humanos tenían un lugar en las políticas estatales. Había una izquierda lo suficientemente fuerte, el movimiento de solidaridad de las organizaciones de derechos humanos en Francia y en Europa, los Comités contra la represión en Marruecos … ». « Todo eso ha cambiado, subraya. Los gobiernos europeos están más centrados en las prioridades financieras, los problemas de seguridad con el terrorismo, la migración … El discurso de extrema derecha se extiende. La izquierda se ha debilitado mucho, la solidaridad con las luchas marroquíes está menos presente y los gobiernos europeos son cada vez más cómplices del poder en Marruecos. Hacen la vista gorda a todo lo que pasa para que eso no perturba sus intereses económicos y financieros ».

    Tags : Marruecos, derechos humanos, Jadiya Riyadi, AMDH, represión, primavera árabe,

  • Firma de Pablo Dalmases en la Feria del Libro de Madrid. “Viajes a Ifni. Tras las huellas de Santa Cruz de Mar Pequeña”

    Miércoles 12 de junio de 18:30 a 20:00 horas. Caseta 260 Grupo Sial Pigmalión

    “Viajes a Ifni. Tras las huellas de Santa Cruz de Mar Pequeña” de Pablo Ignacio de Dalmases

    Ifni fue uno de los más excéntricos territorios coloniales. Su justificación histórica se basó en la existencia en la costa africana próxima a Canarias de la torre castellana de Santa Cruz de Mar Pequeña, que desapareció entre 1524 y 1526 y de cuyo emplazamiento se perdió la memoria.

    Cuando España venció a Marruecos en la guerra de 1860 le obligó a reconocerle, en el tratado de paz, el derecho a recuperar aquel punto, lo que dio lugar a la realización de expediciones, investigaciones y negociaciones para fijar el lugar, habiendo aceptado finalmente el sultán su ubicación en la desembocadura del río Ifni. Pero Francia, interesada en extender su dominio en el noroeste de África, estorbó —pese a reconocer el derecho que asistía a España— la ocupación efectiva de dicho territorio. Tras varios intentos frustrados, se consiguió finalmente en 1934 y España permaneció allí hasta 1969, aunque abandonó la zona interior del enclave a consecuencia de la llamada «guerra de Ifni», conservando solo la capital y un área perimetral de defensa.

    Las expediciones científicas que se enviaron no hallaron nunca riquezas naturales y el peor problema fue el de su acceso: muy difícil por mar y con un recorrido de más de 1.000 kilómetros por tierra desde Ceuta. A partir de la independencia de Marruecos generó, además, un litigio diplomático, pese a que España lo convirtió en provincia. Pero curiosamente, tanto los que cumplieron en tan remoto lugar su servicio militar, como la población autóctona, recuerdan con nostalgia aquella época.

    Pablo-Ignacio de Dalmases (Barcelona, 1945) es doctor en Historia por la Universidad Autónoma de Barcelona, máster universitario en Historia contemporánea y licenciado en Ciencias de la Información. Ha trabajado como periodista durante más de cincuenta años y desempeñado diversos cargos directivos: director de RNE y TVE en el Sáhara español, director del diario La Realidad de El Aaiún, jefe de los Servicios Informativos del Gobierno de Sáhara, jefe del Gabinete de Prensa de RTVE en Cataluña y jefe de Informativos de Radiocadena Española en Cataluña.

    Se ha dedicado también a la docencia como profesor titular de cátedra en la Escuela Oficial de Publicidad, consultor de la Universitat Oberta de Catalunya y técnico superior de Educación de la Diputación Provincial de Barcelona. Es autor de varias obras de investigación sobre África española, así como de memorias y libros de viajes.

    En 2011 fue elegido académico correspondiente de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona.

    Fuente : Poemario por un Sahara Libre

    Tags : Sahara Occidental, Marruecos, Ifni, Pablo Ignacio de Dalmases,

  • Los yanquis mientan lo tabú

    Javier Valenzuela

    Fuente : El País, 3 dic 2010

    Si Mohamed VI y su majzén pensaban que, a diferencia de algunos periodistas españoles y franceses, la embajada de Estados Unidos en Rabat y su consulado en Casablanca mandaban a Washington informes hablando de las bellezas naturales e históricas del reino, de la variedad de colores y olores de sus mercados, de las delicias del cuscús y el té a la menta, del humor y la hospitalidad de sus gentes, del lujo y confort de sus grandes hoteles, de su imparable apuesta por la combinación de tradición y modernidad, si era eso lo que cavilaban, se habrán llevado un chasco monumental al leer los cables fechados en 2008 y 2009 conseguidos por Wikileaks y publicados por EL PAÍS y otros cuatro diarios internacionales.

    Resulta que la embajada y el consulado de un país tan amigo, de un protector tan imprescindible, de una potencia tan amante del orden, de un promotor tan vigoroso de los negocios, enviaban a la ciudad del Potomac informes hablando de corrupción, burocracia e ineficacia. Justo como esos malditos periodistas. De hecho, tanto se parecían esos cables a las crónicas periodísticas que hasta intentaban imitar su estilo e incluían títulos como Todos los hombres del Rey (All the King?s men) y Un cuento de proporciones reales (A tale of royal proportions) .

    Porque sí, y ahí está lo que duele, los diplomáticos norteamericanos en Marruecos mentaban en sus cables lo tabú: al mismísimo rey. Osaban decir, y con ejemplos concretos, que el monarca y la gente de su estrecha confianza tenían una « glotonería vergonzosa » -sí, tales eran sus palabras- a la hora de llevarse comisiones por proyectos inmobiliarios en el reino. No, no se dedicaban los diplomáticos yanquis a despotricar de los guías y vendedores de alfombras de los zocos. Ni se limitaban a contar algo tan sabido como que el tráfico de hachís dobla incluso los ingresos por turismo. Ni tan siquiera a informar de la picardía de aquel funcionario de la Policía que se dedicó a importar motos BMW cuando supo que éstas eran las que iban a equipar a las fuerzas de seguridad. Ni a señalar que para conseguir licencias de construcción en Casablanca había que soltar unas buenas mordidas a funcionarios más o menos altos. Los diplomáticos estadounidenses, esa gente a la que tantas veces se había invitado a cuscús y mechui, apuntaban con el dedo al mismísimo Rey y sus grandes amigos Fuad Ali el Himma y a Mounir Majidi.

    Ya puestos a no respetar ni lo más sagrado, el embajador Riley enviaba en agosto de 2008 un despacho a Washington describiendo el estado de las Fuerzas Armadas Reales como en proceso de modernización, de acuerdo, pero lastradas por la corrupción, sí, otra vez esa palabra, y también por la ineficacia burocrática, el bajo nivel de educación y el alto riesgo de radicalismo.

    ¿Es que se han hecho comunistas los diplomáticos estadounidenses? Así lo parece, Majestad. Porque, si no, cómo explicar que, en mayo de 2008, el consulado de Casablanca enviara a Washington un cable en el que, tras reconocer el despertar urbano y económico de esa metrópolis, añadiera la observación de que sería preciso que la prosperidad fuera « compartida más extensamente » para beneficiar a « todos los segmentos de la sociedad ».

    ¿Reaccionarán el Palacio Real, el Gobierno y la prensa adicta a esas revelaciones con la misma susceptibilidad con que lo hacen a los artículos publicados en determinados periódicos de Madrid y París? O, ya puestos, a las resoluciones del Congreso español. Affaire à suivre.

    Tags : Marruecos, Mohamed VI, corrupción, Wikileaks, Estados Unidos, immobiliaria, Fouad Ali El Himma, Mounir El Majidi, palacio real,