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  • Alemania publica una carta del abuelo de Trump donde ruega para que no lo deporten

    Un periódico alemán ha publicado una carta del abuelo de Donald Trump en la que le ruega a las autoridades de ese país que no lo deporten. La carta, escrita a mano originalmente en alemán, fue traducida y publicada por Harper’s y es un ejemplo perfecto de las vueltas que puede dar la vida y de cómo, a veces, la historia nos recuerda quiénes somos y que gracias a ciertas políticas, activismo y medidas sociales actualmente podemos disfrutar de ciertos derechos. En este caso, esperamos que esta carta sirva al recién elegido Donald Trump para repensar su política de inmigración y de deportaciones.

    Friedrich Drumpf (apellido que posteriormente acabaría derivando en Trump) emigró a EE.UU. desde Alemania con solo 16 años. El nuevo presidente nunca ha querido hablar de este capítulo familiar y ahora sabemos por qué. Hizo fortuna con hoteles y restaurantes que funcionaron como prostíbulos durante la fiebre del oro y después suplicó poder regresar a Alemania.

    Se hace viral la carta del abuelo alemán de Trump donde rogaba que no lo deportasen 1

    Primero emigró a los Estados Unidos desde el pueblo Bávaron de Kallstadt en el imperio alemán de 1885. Todo esto a la edad de 16 años. Lo hizo de forma ilegal ya que su objetivo era evitar el servicio militar obligatorio, curiosamente, lo mismo que hizo Trump para evitar ir a la guerra de Vietnam. Tampoco deja de ser irónico que a los habitantes del pueblecito natal de su abuelo se les conozca cariñosamente como Brulljesmacher, una palabra que en el dialecto regional significa fanfarrón.

    Esa huída causó que perdiera su ciudadanía alemana y consiguiera la estadounidense, país donde amasó su gran fortuna administrando burdeles durante la fiebre del oro. Regresó a su país natal a principios del siglo XX, pero fue fichado para deportación debido a sus antecedentes.

    En medio de las polémicas deportaciones de la nueva administración Trump, que separa familias obligando a padres y madres a exiliarse, resurge con ironía esta histórica carta de su abuelo mostrando un dolor similar. La carta es un ruego al príncipe Luitpold de Bavaria, quien por aquel entonces gobernaba Kallstadt, para no ser deportado de nuevo a los Estados Unidos:

    “¿Por qué debería ser deportado? Eso es muy, muy duro para una familia. ¿Qué pensarán nuestros conciudadanos si las personas honestas son tratadas así?”.

    Se hace viral la carta del abuelo alemán de Trump donde rogaba que no lo deportasen 2

    La carta no funcionó y el abuelo de Trump se vio obligado a regresar a los EE. UU. Os dejamos una traducción para que podáis entender qué motivos argumentó:

    “’Los emigrantes’,
    por Friedrich Trump.

    ¡Su serenísimo y poderosísimo Príncipe Regente! ¡El más gracioso regente y señor!

    Nací en Kallstadt el 14 de marzo de 1869. Mis padres eran trabajadores de los viñedos honestos y piadosos. Ellos me condujeron estrictamente a todo lo que es bueno, con diligencia y piedad, a asistir regularmente a la escuela y a la iglesia, a la completa obediencia de la autoridad.

    Después de mi confirmación en 1882, aprendí el oficio de barbero. Emigré en 1885, cuando cumplí 16 años. En América llevé mi negocio con diligencia, discreción y prudencia. La bendición de Dios estaba conmigo, y me volví rico. Obtuve la ciudadanía estadounidense en 1892. En 1902 conocí a mi esposa. Tristemente, ella no podía tolerar el clima de Nueva York, por eso regresé con mi adorada familia a Kallstadt.

    El pueblo me recibió con gusto como un ciudadano capaz y productivo. Mi anciana madre estaba feliz de ver a su hijo y a su nuera, así como a su nieta; ella sabe que cuidaré de ella cuando sea mayor.

    Pero fuimos confrontados, como si cayera un rayo, con las noticias de que el ministerio del Estado Real, decidió que debemos dejar nuestra residencia en el reino de Bavaria. Quedamos paralizados, nuestra familia sufrió de terrible ansiedad, y mi amada hija se enfermó.

    ¿Por qué deberíamos ser deportados? Esto es muy, muy difícil para una familia. ¿Qué pensarán nuestros conciudadanos si sujetos honestos son tratados así? Sin mencionar las grandes pérdidas materiales que sufriremos. Quisiera volver a ser un ciudadano bávaro de nuevo.

    En esta situación urgente, no tengo otro recurso que volver los ojos a nuestro adorado, noble, sabio, y justo señor, nuestro gobernante, altísima excelencia, quien ha llorado muchas lágrimas, quien ha gobernado tan benéfica y justamente, y dulcemente amado, con la petición más humilde de que el señor tenga piedad y permita a su siervo quedarse en el más gracioso reino de Bavaria.

    Su más humilde siervo,

    Friedrich Trump.”

    Caprichos del destino: a Friederich Trump le impidieron regresar a su Alemania natal. Tuvo que quedarse, contra su voluntad, en Estados Unidos. ¡Quién lo iba a decir!

    Fuente

    Tags : Estados Unidos, Donald Trump, emigración, Alemania,

  • Cuando 12.000 sin papeles españoles llegaron a la rica Venezuela en los años 50

    Más de 120 barcos Una dura travesía

    Santiago Jerez, patrón del barco, aceptó llevarlo a Venezuela a pesar de no haber surcado nunca el océano. Se guiaba por su instinto y por las pobres indicaciones que recibía de pescadores que ya habían hecho la misma travesía.

    Su sobrina, Teresa García, era la única mujer entre 170 hombres. A los 10 días de haber emprendido el viaje, una noche, una tormenta sorprendió a la tripulación. Teresa, también en conversación telefónica desde Caracas, cuenta la gran aventura de su vida a la que se sumó muy joven, poco consciente de los peligros que conllevaba cruzar el océano con tan escasos recursos. Pensaba que el viaje era mucho más corto y que se lo pasaría bien. Era la gran ingenuidad de quienes abordaron El Telémaco con muchas esperanzas y casi sin miedo.

    Una dura travesía

    Santiago Jerez, patrón del barco, aceptó llevarlo a Venezuela a pesar de no haber surcado nunca el océano. Se guiaba por su instinto y por las pobres indicaciones que recibía de pescadores que ya habían hecho la misma travesía.

    Su sobrina, Teresa García, era la única mujer entre 170 hombres. A los 10 días de haber emprendido el viaje, una noche, una tormenta sorprendió a la tripulación. Teresa, también en conversación telefónica desde Caracas, cuenta la gran aventura de su vida a la que se sumó muy joven, poco consciente de los peligros que conllevaba cruzar el océano con tan escasos recursos. Pensaba que el viaje era mucho más corto y que se lo pasaría bien. Era la gran ingenuidad de quienes abordaron El Telémaco con muchas esperanzas y casi sin miedo.

    canarios ilegales cruzaron el Atlántico entre 1948 y 1952 en búsqueda de una vida más próspera. Los últimos supervivientes relatan un viaje lleno de penurias, sin agua ni comida y a merced de los temporales. Debían pasar la cuarentena en La Orchila, pero en pocos meses ganaban “fortunas” y se adaptaban con gran facilidad al país donde “todo era demasiado barato”.

    Es la misma historia pero contada en dirección contraria. Sucedió hace 65 años cuando los españoles se lanzaron al mar, aprovechando los alisios, los mismos vientos que ayudaron a Colón, para alcanzar una mejor vida. Bordeaban la costa africana hasta Cabo Verde y de allí se internaban en el océano hasta llegar a Venezuela. Casi siempre a La Guaira y Carúpano, aunque también llegaron a Margarita y a Trinidad. Era un mes de viaje que costaba unas 5.000 pesetas, una fortuna para la época. Sabían que pasarían trabajo, que casi siempre era suficiente para todos y que probablemente serían detenidos por la policía venezolana al llegar a tierra firme.

    Pero el riesgo valía la pena. La dictadura de Francisco Franco en España atravesaba su peor momento y en Canarias no había trabajo, ni mucho menos dinero. Muchas familias vivían del autocultivo y también llegaron a pasar hambre. Ajena a esa realidad de profunda depresión y miseria, Venezuela era entonces un país en el que la prosperidad estaba garantizada. Lo decían los primos, lo repetían los vecinos en las siete islas canarias. Apenas con un mes de trabajo, podían recuperar las 5.000 pesetas que debían pagar por el pasaje. El bolívar entonces tenía una cotización casi paritaria con el dólar estadounidense y la economía gozaba de un crecimiento interanual del 10%.

    Venezuela no era otra cosa que la tierra prometida y por eso los marineros y pescadores de las islas comenzaron a ver negocio en la organización de los viajes transoceánicos con hasta 200 personas a bordo de motoveleros. Los viajeros embarcaban con comida y agua calculada para 30 días. Casi todos llevaban sólo una pequeña maleta. Después de más de un mes de travesía, durante la cual muchos de ellos llegaron a afrontar peligrosos temporales, llegaban a Venezuela, la tierra de la que todos hablaban en Canarias, el país desde donde los emigrados enviaban grandes cantidades de dinero a sus familias.

    El Gobierno venezolano entendió las ventajas de la mano de obra española, dispuesta a trabajar en los campos en los que no querían operar los campesinos nacionales. Por ello, firmó un convenio con el Gobierno del dictador Francisco Franco para permitir la inmigración legal a partir de 1952. Pero hasta esa fecha, la clandestinidad era el único camino para alcanzar tierra venezolana. Fueron más de 120 barcos los detenidos. En Canarias se calcula que, por todas las vías, más de 12.000 canarios llegaron sin papeles a Venezuela.

    “Venían por los pueblos. Iban diciendo: pasaje a Venezuela por 5.000 pesetas. Allá consigues trabajo fácil y ya empiezas a mandar dinero rápido”, nos cuenta José Hernández, un canario que partió de La Gomera el 9 de agosto de 1950 en el barco El Telémaco hacia Caracas en conversación telefónica hace un par de años. José, con sólo 17 años, viajó con su padre y otros 169 inmigrantes. “Mi padre vendió una finca buena que tenía. Le pagaron 10.000 pesetas. Y dio 5.000 por su pasaje y 4.500 por el mío”, recordaba José, el más joven de los tripulantes de El Telémaco, en diciembre pasado, en Los Teques, donde vivió gran parte de su vida.

    Una dura travesía

    Santiago Jerez, patrón del barco, aceptó llevarlo a Venezuela a pesar de no haber surcado nunca el océano. Se guiaba por su instinto y por las pobres indicaciones que recibía de pescadores que ya habían hecho la misma travesía.

    Su sobrina, Teresa García, era la única mujer entre 170 hombres. A los 10 días de haber emprendido el viaje, una noche, una tormenta sorprendió a la tripulación. Teresa, también en conversación telefónica desde Caracas, cuenta la gran aventura de su vida a la que se sumó muy joven, poco consciente de los peligros que conllevaba cruzar el océano con tan escasos recursos. Pensaba que el viaje era mucho más corto y que se lo pasaría bien. Era la gran ingenuidad de quienes abordaron El Telémaco con muchas esperanzas y casi sin miedo.

    “Esa noche nos sorprendió una marea muy brava. Entraba agua por las escaleras. Con el temporal, no se podía ni ver la proa del barco. La gente se tuvo que refugiar en los camarotes. Las olas eran tan grandes que casi se llevaron a Cristóbal Suárez, que manejaba el barco, porque el timón estaba al aire libre. Los tripulantes tuvieron que amarrarlo para que el mar no se lo llevara mientras domaba ese barco”, recuerda Teresa desde su residencia en Caracas.

    La tripulación había llevado carne, patatas, arroz, garbanzos, gofio y bidones de agua dulce, pero casi nada sobrevivió al temporal. Entonces, el racionamiento que sufrían los tripulantes se hizo aún mayor. Uno de los viajeros de El Telémaco, Manuel Navarro, que años más tarde obtendría gran reconocimiento en La Gomera por el relato de su aventura, escribió unas décimas que recitaba de memoria durante muchos veranos a sus paisanos interesados por aquella aventura:

    “Seis patatas, no muy buenas,

    eran y no bien contadas,

    la comida destinada

    para el almuerzo y la cena,

    dejando profunda pena

    cuando fueron terminadas;

    pero en la desesperada,

    comimos sin poner freno

    gofio de gusanos lleno

    y platos de agua salada”.

    Después de la tormenta, adquirió tintes de tragedia. Los tripulantes comenzaban a enfermar y muchos de los viajeros comenzaban a tener diarreas y a vomitar sangre. Eran las consecuencias de la mala alimentación y la hidratación con agua salada.

    Cuando la situación comenzaba a ser trágica, El Telémaco vio la salvación. En medio de la ruta, coincidió con un petrolero que provenía de Venezuela. Hicieron señales de auxilio y gritaron por ayuda hasta captar la atención de la embarcación que les salvó la vida. Les regalaron varias garrafas de agua. Sabía a agua limpia, pura, no como la que traían de Canarias que sabía a gasolina porque los bidones no habían sido bien lavados. Los tripulantes del carguero le indicaron al patrón, perdido y desorientado, la ruta hacia las Antillas. En pocos días llegaron a Martinica, donde los locales, sorprendidos por la aventura de aquellos españoles famélicos, acudieron en su ayuda. “Aquellos negros nos salvaron la vida. Se corrió la voz de que andábamos casi sin rumbo y que escapábamos de la miseria en España y llegó media isla a ayudarnos y a llenarnos de comida, de fruta y de agua”, recuerda Teresa desde Caracas.

    El final del viaje ya parecía garantizado, y El Telémaco surcó un mar mucho más calmado hasta llegar a La Guaira. Allí, como ya muchos esperaban, los tripulantes fueron detenidos. Los acusaron de tráfico ilegal de personas mientras que la mayoría de los pasajeros fueron puestos en cuarentena en la isla de La Orchila.

    El gobierno del dictador Marcos Pérez Jiménez se quería cerciorar de que ninguno de los famélicos inmigrantes portara alguna enfermedad contagiosa. La prensa trababa las noticias en portada, “5 mil pesetas por venir a Venezuela pagaron 112 españoles a una organización fantasma”, publicaba El Nacional el 10 de enero de 1950 y “Con la libertad por brújula, popa a Franco y rumbo a Venezuela”, titulaba el mismo diario el 8 de septiembre de 1948.

    Venezuela, “la octava isla”

    Pasado el período crítico, todo resultaba muy sencillo en la Venezuela de aquellos días. “A mí todo me parecía baratísimo para la cantidad de dinero que se ganaba. El país era inmensamente rico. Yo ahorré en muy poco tiempo 10.000 bolívares, que eran casi 200.000 pesetas, una fortuna en España”, cuenta Teresa. Una fortuna con la que su compañero de viaje José podía comprar 20 fincas en La Gomera.

    Algunos viajeros de aquellos barcos regresaron a su tierra después de haber acumulado una buena cantidad de ahorros. A la vuelta, lograron construir una admiración colectiva en las Islas Canarias y si alguno regresaba tenía que recorrer todas las casas para contar la aventura. Eran los días en que Venezuela fue bautizada como “la octava isla”.

    Pero muchos otros como José Hernández y Teresa García, decidieron afincarse en Venezuela, formar sus familias y sus nuevas vidas. Fueron conquistados por aquella tierra moderna, en pleno desarrollo, y llena de gente amable, un país que, 65 años después, ya pocos reconocen. Ahora sus hijos y nietos son quienes se marchan huyendo de las colas, la escasez y la inseguridad. En el fondo, es la misma búsqueda: de la libertad y la prosperidad que también perseguían sus abuelos. Ellos forman parte de la nueva generación que regresa a sus orígenes para recordar que la vida también es un viaje de ida y vuelta.

    Tags : España, emigración, Venezuela, Canarias,
  • El independentismo catalán acerca a España y Marruecos

    El independentismo en Cataluña siempre ha preocupado a las autoridades de Marruecos por mucho que desde Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) se hayan esforzado en tranquilizarlas. Les han recordado, por ejemplo, las espléndidas relaciones de la Generalitat con Rabat y las casi inexistentes con Argel.

    El palacio real y el Gobierno marroquí no temen tanto que España se parta sino que la aparición de un nuevo Estado independiente en Europa dé un espaldarazo a la reivindicación de autodeterminación de los saharauis dentro y fuera de esa antigua colonia española en manos de Rabat desde 1975.

    De ahí que el Consulado de Marruecos en Barcelona y las asociaciones de marroquíes que le son afines se haya esforzado en que la llama del separatismo no prenda entre sus inmigrantes como, en cambio, sí lo intenta la Fundació Nous Catalans de CDC. Hay unos 275.000 marroquíes en Cataluña.

    Aún se especula entre los musulmanes de Barcelona qué significó que, a finales de septiembre, surgiese entre las cortinas del despacho del cónsul, Faris Yassine, la bandera de España para que pudiese ser vista desde la calle. ¿Fue intencionado o un mero descuido? En esas mismas fechas el president de la Generalitat, Artur Mas, firmó el decreto de convocatoria del referéndum del 9 de noviembre.

    Antes, en mayo de 2013, el consulado tampoco trató de evitar la expulsión de Noureddine Ziani, un miembro destacado de la colonia marroquí que había empezado a trabajar para la Fundació Nous Catalans y al que el Centro Nacional de Inteligencia, el servicio secreto español, tachó de espía.

    Los responsables marroquíes parecen, sin embargo, haberse dado también cuenta de que el separatismo de una franja de la sociedad catalana tiene ventajas para su causa: sensibiliza más al Gobierno español a sus argumentos sobre la « marroquinidad » del Sáhara Occidental.

    Este inesperado partido que pueden sacar del auge del independentismo en Cataluña, cuando España se dispone a ingresar en enero en el Consejo de Seguridad de la ONU, queda reflejado en algunos análisis diplomáticos y periodísticos marroquíes.

    A finales de noviembre y principios de diciembre visitó Madrid una delegación de doce directores y redactores jefes de periódicos marroquíes acompañada por tres funcionarios del Ministerio de Comunicación. Aunque fueron invitados por la Embajada de España en Rabat y la Fundación Carolina, que depende del Gobierno español, ambas encargaron al ministerio marroquí que designara a los periodistas. Eligió a algunos representantes de medios con tiradas clandestinas, pero a ninguno de la modesta prensa díscola que se publica en Marruecos.

    En años anteriores fue la Embajada de España la que elaboró la lista de los invitados, pero esta vez dejó la selección en manos del ministerio, según un miembro de la delegación. Esta decisión y la presencia en Madrid de los funcionarios marroquíes, junto con los periodistas, son reveladoras del enfoque de la libertad de prensa en Marruecos que tiene la diplomacia española.

    De todas las reuniones que mantuvieron en Madrid la que probablemente más destacaron los periodistas en sus respetivos medios fue la celebrada con José María Beneyto, portavoz del Partido Popular (PP) en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso. « El consenso sobre el Sáhara en España es importante », les dijo. « Nuestra posición es cercana a la de Marruecos », subrayó.

    « Con la excepción de algunas voces, el PP y el PSOE tienen un enfoque que alienta la opción de la autonomía » que Marruecos lleva ofreciendo, como alternativa a la independencia, desde 2007, añadió. Concluyó Beneyto anunciando que, a partir de enero, el Gobierno español trabajará en el máximo órgano de la ONU para apoyar la propuesta marroquí. En realidad ya lo viene haciendo, con sigilo, desde hace años, en el Grupo de Amigos del Sáhara Occidental del que forma parte junto con EE UU, Rusia, Francia y Reino Unido.

    De estas y de otras palabras, algo más matizadas, los periodistas sacaron la conclusión de que « el Gobierno español, enfrentado al separatismo en la región de Cataluña, es más sensible a la lucha de Marruecos por defender su integridad territorial amenazada por el separatismo del Sáhara (…) », escribió Bahia Amrami, directora del semanario « Le Reporter », de Casablanca, resumiendo una opinión generalizada. « La posición del PP, que no siempre fue favorable a Marruecos, parece haber evolucionado substancialmente estos últimos meses », concluyó.

    Aunque el PP vea ahora con buenos ojos la propuesta de Rabat para resolver un conflicto que dura desde hace 39 años, los marroquíes no quieren bajar la guardia. De gira por Andalucía, la segunda comunidad autónoma en número de inmigrantes marroquíes (110.000), el embajador de Marruecos en Madrid, Fadel Benyaich, instó el martes a sus compatriotas a « movilizarse más para defender la primera causa nacional [la pertenencia del Sáhara a Marruecos] y dar la réplica a los discursos propagandísticos de los enemigos del Reino ».

    Ignacio Cembrero

    Blog Orilla Sur, 19/12/2014

    Tags : Marruecos, España, Cataluña, emigración, comunidad marroquí en España, Sahara Occidental, PP, PSOE, Podemos,