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  • Cómo subvenciona Marruecos a la emigración marroquí en España

    Por: Ignacio Cembrero | 07 de junio de 2012

    Una fundación cultural, presidida por un consejero de Mohamed VI, es la que recibe más ayudas pese a no dedicarse a la inmigración

    El Ministerio de la Comunidad Marroquí Residente en el Extranjero dispone de una partida presupuestaria para apoyar a su emigración. En España es la Fundación Tres Culturas, con sede en Sevilla, la que recibe la principal subvención de ese ministerio (149.500 euros en 2011 y 90.550 euros en 2010) aunque no se dedica a la inmigración sino a promover la paz y el diálogo. André Azoulay, consejero del rey de Marruecos, es también el presidente delegado de patronato de la fundación. Acaso así se explique la elevada cuantía de la ayuda obtenida.

    Con la llegada de los islamistas al Gobierno de Marruecos, en enero, se han introducido ciertas dosis de transparencia en la administración. El Ministerio de Transportes desveló la lista de los beneficiarios de las licencias para operar líneas de autobuses o taxis, designados a dedo por el palacio real, y el Ministerio de la Solidaridad, la Mujer y la Familia hizo otro tanto. Faltan aun unas cuantas por conocer como la de los titulares de las licencias de pesca o las que dan derecho a explotar canteras.

    El ministerio encargado de los más de tres millones de emigrantes marroquíes –hasta hace poco era una secretaría de Estado- también ha divulgado recientemente la lista de subvenciones que otorga. Casi un tercio de los 835.000 marroquíes que residen en España viven en Cataluña. De ahí que el grueso de las ayudas vaya a parar a asociaciones de esa comunidad.

    El principal beneficiario en Cataluña es la Unión de Centros Culturales Islámicos de Cataluña (Unió de Centres Culturals Islàmics de Catalunya) que preside el imán Noureddin Ziani. Acompaña con frecuencia al cónsul de Marruecos en algunos de sus desplazamientos y se presenta entonces como “responsable de asuntos religiosos” del Consulado. En los tres últimos años obtuvo 158.700 euros para la enseñanza del árabe y su Operación Al Adha que consiste que ayudar a las familias marroquíes más pobres a disponer durante el Ramadán (mes de ayuno diurno) de los alimentos tradicionales.

    En segundo lugar, en Cataluña, figura la asociación Ibn Batuta que consiguió 52.000 euros, entre 2010 y 2011, para un proyecto destinado a mejorar la comunicación con la inmigración. La encabeza Mohamed Chaib, de origen tangerino, que fue durante largos años diputado socialista en el Parlament de Catalunya y miembro al mismo tiempo de la dirección del Consejo de la Comunidad Marroquí en el Extranjero.

    Chaib se negó en 2003 a firmar una petición solicitando la libertad del periodista Ali Lmrabet entonces encarcelado en Salé (Marruecos) y cuya revista satírica (Demain) fue prohibida, según asegura el antiguo preso de conciencia. Lmrabet tiene fuertes vínculos con Cataluña. Su pareja es una profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona.

    “Me gustaría saber los criterios que sigue el ministerio a la hora de otorgar subsidios”, se pregunta Mohamed Alami, presidente de la Asociación de Amigos del Pueblo Marroquí, con sede en Barcelona. “No me parece razonable que siendo los marroquíes la comunidad inmigrante más analfabeta, con mayor índice de fracaso escolar y que más rechazo suscita, se dedique el dinero público a proporcionar cordero a los más pobres con motivo de las fiestas religiosas”, añade indignado.

    A través de la Fundación Mohamed V o del Ministerio de Asuntos Religiosos (Habous) Marruecos también concede subvenciones a otras asociaciones en España, pero sus nombres no han sido divulgados. Retribuye además a unos pocos imanes residentes en España.

    Las cantidades otorgadas pueden parecer modestas comparadas con las que recibieron, en años de bonanza, muchas ONG españolas para sacar adelante sus proyectos dentro y fuera de España. Para Marruecos suponen, sin embargo, un gran esfuerzo. Su PIB (153.800 millones de euros en 2011) es ligeramente inferior al de Andalucía.

    Orilla Sur

    Tags : Marruecos, España, Islam, musulmanes, comunidad marroquí,

  • 43º aniversario de una traición, cobardía, genocidio…

    Fuente: El Sáhara de los Olvidados

    Por Amadeo Martínez Inglés*

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    “Una vergüenza histórica sin paliativos, a cargar ¡como no! en el ‘debe’ de España”

    El dia 6 de noviembre, se cumplieron treinta y nueve años de la invasión de la antigua provincia española del Sáhara Occidental por parte de la llamada “Marcha verde”, una macro movilización de 300.000 civiles marroquíes apoyados por la práctica totalidad del Ejército de ese país, con la ayuda técnica y logística del Departamento de Estado norteamericano, que en muy pocas jornadas, tras la traición, la cobardía y el abandono por parte de las autoridades españolas de su deber de defender al sufrido pueblo saharaui y, por ende, sus derechos y libertades más elementales, conseguiría “pacíficamente”, a través del bochornoso Tratado de Madrid de 14 de ese mismo mes de noviembre de 1975, que España cediera al reino alauí la administración de la mayor parte (y la más rica) del extenso territorio africano bajo su jurisdicción.
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    Han pasado ya 39 años de aquél acto de cobardía, de aquél despropósito, de aquél abandono soez por parte de España de todo un pueblo acogido a sus leyes y a su protección internacional y este país sigue atrapado en su propia vergüenza, en su increíble dejadez, en una política de pánico insuperable ante el sátrapa marroquí que no solo se permite desoír una y otra vez las resoluciones del máximo órgano de jurisdicción universal (la ONU) sino que se atreve a presionar y chantajea permanentemente a los dirigentes españoles en base sin duda al permanente apoyo que recibe del imperialismo yanqui y a la reconocida debilidad militar española.

    Aunque periódica y tímidamente las instituciones españolas, aguijoneadas por los grupos parlamentarios de izquierdas y más que nada para cubrir un expediente asaz vergonzoso, se permitan reconocer la monstruosa responsabilidad que arrastra todavía a día de hoy el Gobierno español.
    Así en el mes de diciembre de 2009 se aprobó en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley presentada por el Grupo Socialista, que resultó aprobada con el apoyo de todos los demás grupos de la Cámara a excepción del PP que se abstuvo, en la que se recogían una serie de puntos trascendentes a tener en cuenta en la política exterior española en relación con el Sahara Occidental administrado por España hasta el año 1975. Entre estos sobresalían el reconocimiento del derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, la necesidad de que finalmente se celebre el referéndum auspiciado por naciones Unidas y, también y curiosamente, la realización de gestiones “al máximo nivel” para intentar solucionar política y humanitariamente el entonces mediático caso Haidar.

    Pero dejando de lado actos institucionales más o menos testimoniales como éste del Congreso de los Diputados del año pasado, condenados de antemano a la inacción más absoluta y al abandono mediático en el corto plazo, es de suma importancia, treinta y cinco años después, que el pueblo español sea consciente una vez más de que la actual situación de abandono, menosprecio y sometimiento a Marruecos del valeroso pueblo saharaui, proviene de la traición personal del rey de España, Juan Carlos I, que en noviembre de 1975, desempeñando interinamente la jefatura del Estado español, pactó en secreto con el Departamento de Estado norteamericano la entrega incondicional de la antigua provincia española del Sahara Occidental al reino de Marruecos. Todo ello para evitarse una guerra colonial con este último país que España no estaba en condiciones de enfrentar.

    Este vergonzoso Pacto del entonces príncipe de España con Henry Kissinger y el rey Hassan II de Marruecos, que como historiador militar he estudiado a fondo y puesto repetidas veces en conocimiento del pueblo español, me permití asimismo darlo a conocer al Presidente del Congreso de los Diputados, señor Bono, en una carta remitida con fecha 8 de octubre de 2008, en la que le pedía la creación de una Comisión de Investigación que depurara las responsabilidades del rey de España en este y en otros presuntos delitos cometidos durante su largo reinado.

    De este escrito, me permito recordar a continuación, porque creo que es de sumo interés para los medios de comunicación, el pueblo español y, por supuesto, el pueblo saharaui, los párrafos más importantes relacionados con el tema que nos ocupa y que nunca pasan ni pasarán de actualidad, por lo menos hasta el día en el que se le reintegren a la noble nación saharaui todos sus derechos:

    “Me estoy refiriendo en concreto, señor presidente del Congreso, a tres nuevos, espeluznantes, bochornosos, repugnantes… delitos, que ni la historia ni los ciudadanos españoles conocen todavía en toda su profunda dimensión (algunos historiadores, obviamente, estamos en ello) cometidos en los últimos meses del año 1975 por el entonces príncipe de España, justo cuando desempeñaba la Jefatura del Estado de una forma interina pero con todos los poderes del dictador en la mano. Presuntos delitos que de entrada podríamos catalogar, hasta que la citada Comisión parlamentaria pueda pronunciarse, como de alta traición, cobardía ante el enemigo y genocidio.

    El hecho histórico a que me refiero no es otro que el de la vergonzosa entrega a Marruecos, en noviembre de 1975, de nada menos que 200.000 kms cuadrados del llamado Sahara español (provincia africana según Franco, territorio bajo administración española según la ONU) por miedo a tener que enfrentar una guerra con ese país (que había organizado una marcha “pacífica” de 300.000 ciudadanos marroquíes y nos amenazaba con la invasión pura y dura) y tras un pacto secreto entre el jefe de Estado español en funciones en aquellos dramáticos momentos (el príncipe Juan Carlos de Borbón), la CIA y el Departamento de Estado norteamericano (Kissinger). Pacto por el cual el heredero de Franco se quitaba de en medio una muy probable guerra colonial con nuestro vecino del sur (que podía poner en grave peligro su ansiada corona) y recibía además el inmenso apoyo político yanqui para estabilizar su tambaleante Régimen.

    A cambio, claro está, de traicionar con nocturnidad y alevosía, como ha sido práctica habitual en él, al pueblo español (ajeno a todo como siempre), a sus Fuerzas Armadas (que a pesar de su abandono operativo y escasez de medios estaban dispuestas a sacrificarse por defender el honor de España y la legalidad internacional), al pueblo saharaui (que sería entregado desarmado al invasor y bárbaramente masacrado en una desigual guerra y en un oscuro genocidio que se saldarían con más de cuatro mil víctimas, y del que cualquier juez imparcial pediría responsabilidades al jefe del Estado español por cómplice y colaborador necesario) y a la ONU (que había decretado a través de su Tribunal Internacional de Justicia y de su resolución 380 la ilegalidad de la acción unilateral de Marruecos y el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación).

    Hechos gravísimos cometidos en su día por el actual jefe del Estado español, como son los presuntos delitos de “alta traición a la nación española” tras la acción consumada y no debatida en sus órganos institucionales de la entrega a una potencia invasora de una parte importantísima del territorio nacional sin intentar defenderlo siquiera y tras un pacto secreto con el propio enemigo y su socio geoestratégico; de “cobardía ante el enemigo” por parte del jefe del Estado español en funciones de comandante en jefe del Ejército que entrega sin combatir una parte substancial del territorio nacional tras un pacto secreto con el enemigo; y de “genocidio” contra el pueblo saharaui, en grado de colaboración necesaria con el ejecutor directo del mismo (el sátrapa marroquí), al haber puesto bajo la bota de su Ejército, totalmente desarmados, a los 30.000 habitantes de la antigua provincia española, a los que debería haber defendido con arreglo al Derecho Internacional y a los derechos humanos más fundamentales.

    Repasemos, pues, esos lamentables hechos, a punto de cumplirse su 35 aniversario:

    El 21 de agosto de 1975, el Departamento de Estado norteamericano da luz verde a un proyecto estratégico secreto de la CIA, financiado por Arabia Saudí, para arrebatar la antigua provincia del Sahara (270.000 Kms cuadrados) a España. Un territorio vital desde el punto geoestratégico, rico en fosfatos, hierro, petróleo y gas, que EE.UU no está dispuesto a dejar en manos de España dada la situación en que se encuentra el régimen franquista. El plan consiste en invadir la zona mediante una marcha “pacífica” de unos 300.000 ciudadanos marroquíes (Marcha Verde), que se harían pasar por antiguos habitantes de la zona.

    El 6 de octubre de 1975, el servicio de Inteligencia del Ejército español informa a Franco, ya muy enfermo, de los planes de EE.UU en relación con el Sahara.

    El 16 de octubre de 1975, la Marcha Verde es anunciada por Hasan II, al mismo tiempo que el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU rechaza las pretensiones de Maruecos sobre ese territorio.

    El 20 de octubre de 1975, Franco empeora ostensiblemente de su enfermedad. Sufre un nuevo ataque al corazón.

    El 21 de octubre de 1975, el príncipe Juan Carlos de Borbón, heredero del dictador, se niega a aceptar la jefatura del Estado con carácter interino. Quiere plenos poderes para poder actuar en el Sahara.

    El 22 de octubre de 1975, el presidente del Gobierno español, Arias Navarro, con conocimiento de Franco, manda a Solís a Rabat para tratar de parar el órdago marroquí prometiendo negociaciones sobre el tema en cuanto la situación del dictador mejore.

    El 26 de octubre de 1975, comienza la Marcha Verde en territorio marroquí. Toda la planificación operativa y la organización logística han corrido a cargo de técnicos norteamericanos.

    El 30 de octubre de 1975, Juan Carlos de Borbón se hace cargo de la jefatura del Estado español (artículo 11 de la ley Orgánica del Estado). Está muy preocupado por la situación en el Sahara pues tiene muy presente el caso portugués. No quiere que la situación le desborde.

    El 31 de octubre de 1975, el príncipe preside un Consejo de Ministros en La Zarzuela. Cuestión prioritaria: el Sahara. Juan Carlos manifiesta su férrea determinación de ponerse al frente de la situación. Sin embargo, no les dice a los reunidos que él ya ha enviado a su hombre de confianza, Manuel Prado y Colón de Carvajal, a Washington, para solicitar la ayuda de Henry Kissinger. Es consciente de que una guerra colonial con Marruecos en aquellos momentos podría precipitar los acontecimientos al estilo de lo acaecido en Portugal y que podría perder su corona antes de ceñirla.

    El secretario de Estado norteamericano acepta la mediación solicitada por el nuevo jefe del Estado español, intercede ante Hassan II y en las siguientes horas se pergeña un pacto secreto por el que Juan Carlos se compromete a entregar el Sahara español a Marruecos (vistiendo el muñeco de la rendición con unas amañadas conversaciones políticas en Madrid), a cambio del total apoyo político americano en su próxima andadura como rey de España.

    El 2 de noviembre de 1975, Juan Carlos de Borbón visita las tropas destacadas en El Aaiun en un viaje sorpresa. Está en tratos secretos con los americanos para la entrega del territorio, pero no tiene ningún reparo en escenificar un “teatrillo castrense” con los militares (a los que traicionará en las siguientes horas igual que al pueblo español, a los saharauis y a la propia ONU) echando mano de la extensa parafernalia castrense propia de estos actos: formación solemne, desfile, honor a los muertos, recepción en el Casino Militar… En este centro, en el curso de una bien regada copa de vino español, hasta se permite decirles a los oficiales de las tropas allí destacadas: “España no dará un paso atrás, cumplirá todos sus compromisos, respetará el derecho de los saharauis a ser libres” y también, hinchando el pecho y subiendo la barbilla: “No dudéis que vuestro comandante en jefe estará aquí, con todos vosotros, en cuanto suene el primer disparo”

    El 6 de noviembre de 1975, la Marcha Verde invade la antigua provincia africana española. En virtud del pacto secreto (alta traición) entre Kissinger, Hassan II y el flamante nuevo jefe del Estado español, los campos de minas de la frontera han sido levantados y los legionarios españoles prudentemente retirados. España hasta se permite la desvergüenza de enviar al ministro de la Presidencia para que gire una visita de cortesía a los campamentos marroquíes. La ONU, incómoda y sin saber de qué va la cosa, urge a Hassan II a retirarse y a respetar la legalidad internacional. España mira para otro lado ¡bastante tiene el principito con asegurar su corona! y el tirano alauí no hace el menor caso.

    El 9 de noviembre de 1975, Hassan II da por alcanzados todos sus objetivos en el Sahara y en espera de las conversaciones de Madrid (ya tiene asegurada su presa) retira los campamentos de la Marcha Verde a Tarfaya. Argelia protesta y retira su embajador en Rabat. Los polisarios, traicionados por España, se aprestan a la lucha.

    El 12 de noviembre de 1975, comienza la Conferencia de Madrid entre España, Marruecos y Mauritania, con EE.UU de mandamás en la sombra.
    El 14 de noviembre de 1975 se produce la famosa Declaración de Madrid sobre el Sahara. Por ella se entrega a Marruecos toda la parte norte de la antigua provincia española: 200.000 Kms cuadrados de gran importancia geoestratégica, muy ricos en toda clase de minerales, gas y petróleo (descubierto por petrolíferas yanquis y en reserva estratégica). A Mauritania (que los abandonará enseguida en beneficio de su poderoso vecino del norte) se le transfieren 70.000 Kms cuadrados del sur, los más pobres e improductivos. Las Cortes y el pueblo español no saben nada del asunto. Todo se ha tejido entre bastidores, con la CIA, el departamento de Estado norteamericano y los servicios secretos marroquíes como maestros de una ceremonia bochornosa en la que el príncipe Juan Carlos ha movido sus hilos a través de sus validos y hombres de confianza: Armada, Mondéjar, Torcuato Fernández Miranda… mientras el Gobierno del anonadado Arias Navarro, con Franco moribundo y su porvenir político en el alero, se ha limitado a ejercer de convidado de piedra en la mayor vergüenza política y militar de España en toda su historia. Porque, efectivamente, este país nunca jamás había traicionado de una forma tan perversa a sus propios ciudadanos (los saharauis lo eran en 1975), se había humillado de tal manera ante un pueblo más débil que él pactando en secreto su rendición, y abandonado cobardemente el campo de batalla sin pegar un solo tiro y después de entregar a su envalentonado enemigo acuartelamientos, armas y bagajes.

    Una vergüenza histórica sin paliativos, a cargar ¡como no! en el “debe” de España, pero sobre todo en el de un príncipe sin principios morales de ninguna clase, cargado de ambición, bufón de un dictador sin escrúpulos, ansioso de poner sobre su cabeza los ridículos oropeles de una corona trasnochada y profanada hasta la saciedad en el pasado por reyes despreciables de su propia dinastía, y que se permitió el lujo de vender una parte de su propio país, una porción de su propio pueblo, a la sacrificada minoría étnica que, bajo nuestras leyes y nuestra protección, creyó en la promesas de España y en ser libres algún día.

    ¡Alta traición, Cobardía ante el enemigo y Genocidio!

    ¡Que nadie olvide esto en el 39º aniversario de aquella tropelía!

    Tags : Sahara Occidental, España, Frente Polisario, traición, acuerdos de Madrid, Juan Carlos I, Marruecos,

  • La triste historia del pueblo saharaui y la traición de España

    Mi Columna/Sáhara Occidental

    Eugenio Pordomingo (8/6/2019)

    El día 29 del mes de mayo, CEAS (Coordinadora estatal de Asociaciones Solidarias con el Sahara) publicó un artículo titulado “Las autoridades españolas y canarias desprecian las decisiones de la Justicia Europea”, que me hizo pensar en el pueblo saharaui y, sobre todo, en las penurias que deben estar pasando las más de cien mil personas que viven en pleno desierto en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia). Muchos más viven en las zonas ocupadas militarmente por Marruecos, donde a diario son perseguidos, detenidos y maltratados por las fuerzas de ocupación de ese país.

    El artículo al que me refiero, comenta que en lo que va de año han llegado a las Islas Canarias diez cargamentos de arena, procedentes de El Aaiún (Sáhara Occidental Ocupado), incumpliendo “las obligaciones legales que le impone el Tribunal de Justicia de la Unión Europea”.

    Esa arena, como los fosfatos, la pesca (sobre todo pulpo) y minerales varios, llegan a España, Europa y otras zonas del mundo, vendidos por las autoridades marroquíes y por empresas (muchas de ellas españolas) que literalmente roban al pueblo saharaui.

    El Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en dos recientes sentencias, ha dejado claro que las aguas territoriales del Sáhara Occidental no corresponden a Marruecos, razón por la cual excluyo del Acuerdo de Pesca UE-Marruecos el mar que limita con el territorio saharaui. Pero el saqueo de los recursos naturales de esos territorios persiste.

    Años atrás, la ONU, en la Resolución 1514 emanada de la Asamblea General, conocida como Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, fue un acicate para el movimiento de descolonización de la época. España nunca concedió la independencia al pueblo saharaui, simplemente lo entregó tras la Marcha Verde en un acuerdo ilegal entre Mauritania, Marruecos y España.

    El llamado Acuerdo Tripartito de Madrid de 1975, por el que España abandona sus responsabilidades históricas hacia el pueblo saharaui, incumpliendo su obligación de concluir la descolonización del Sáhara Occidental, mediante la celebración de un referéndum de autodeterminación –todavía sigue pendiente-, tal y como determinó Naciones Unidas en 1966.

    Los juristas afirman que ese acuerdo fue ilegal, ya que se firmó sin consulta con los moradores de esos territorios. Por si no queda claro, esos Acuerdos no aparecen en el BOE (Boletín Oficial del Estado). Por tanto, España sigue siendo la Potencia Administradora del Sáhara Occidental.

    Ahora que son fechas de exámenes de acceso a la Universidad, hay que recordar a nuestros jóvenes aspirantes a la Licenciatura, que el Sáhara Occidental fue colonia española y más tarde provincia, igual que Guinea Ecuatorial.

    Juan Carlos, el ahora rey jubilado, se comprometió en noviembre de 1975 a proteger los legítimos derechos de la población saharaui.: “Jamás os abandonaremos”, dijo.

    El litigio se va olvidando, la prensa publica de vez en cuando alguna pequeña noticia, y los partidos políticos ni lo recogen en sus programas electorales. Que recuerde, Unidas- Podemos, sí.

    Asociaciones de todo tipo y color se preocupan de los inmigrantes, pero casi nunca se acuerdan de los saharauis abandonados en el desierto y soportando los recortes de ayuda alimentaria de la ONU y de España.

    ¡Vergonzoso!

    N. de la R.
    Este artículo ha sido publicado también en La Información, periódico mensual que se edita en Galapagar y Colmenarejo (Comunidad de Madrid).

    Fuente : Espacios Europeos

    Tags : Sahara Occidental, Frente Polisario, Marruecos, España, traición, Juan Carlos, Acuerdos de Madrid,

  • Crónica de una traición

    Por Bachir Ahmed*

    Nos hemos acostumbrado a decir que en los momentos difíciles de los años setenta del pasado siglo, España se vio abocada a abandonar su “provincia” del Sahara Español debido a la presión que ejerció Marruecos con la “Marcha Verde”.

    Si miramos la historia y analizamos algunos hechos, se puede llegar a la conclusión de que no fue así. España dejó el Sahara, después de llegar a un acuerdo con Marruecos.

    Ya en 1974, España comenzaba a ponerse nerviosa. Los encuentros armados con el Frente POLISARIO se recrudecían y la presión de los ciudadanos en la calle contra la política colonialista, más la represión por parte de los cuerpos de seguridad, daban a entender que la posición española se debilitaba. Ya casi era una realidad que España se marcharía del Sahara. Es más, sus movimientos parecían que iban en esa dirección. Anunciaron que se llevaría a cabo un referéndum donde el pueblo saharaui tendría la oportunidad de elegir su futuro y que España se encargaría de tutelar el proceso.

    El cambio de España se produce durante el año 1975. Los acontecimientos se aceleran. La potencia colonizadora intenta por todos los medios dirigir los destinos del futuro saharaui. Crea el Partido de Unión Saharaui (PUNS), cuando en la metrópoli estaban prohibidos los partidos. Intenta formar una especie de gobierno interino con miembros del PUNS. Comienza a construir viviendas, carreteras y a dar trabajo a los saharauis. Todo ellos acompañado de una represión brutal contra los ciudadanos saharauis que denuncian estas maniobras.

    La llegada de la Misión Visitadora de la ONU en mayo de 1975 pone nervioso al gobierno español. La población saharaui sale en masa a las calles y deja patente, que solo quieren la independencia y que su único y legítimo representante es el Frente POLISARIO. Además, el informe de la Misión es contundente:” La mayoría del pueblo saharaui quiere la independencia y el único representante es el Frente POLISARIO”. Marta Jiménez, representante de Cuba y miembro de la Misión añade, que la ONU debe utilizar todos los medios para que el pueblo saharaui pueda ejercer su derecho a la autodeterminación.

    Ante esta derrota diplomática del gobierno español por una parte y el reino de Marruecos y Mauritania por otra, comienza a tejerse una nueva estrategia. Aumentan los contactos entre estos tres países. Las visitas se hacen cotidianas e intentan buscar una solución a espaldas del pueblo saharaui y sin contar con la ONU.

    Hassan II y sus medios de información, ponen en marcha lo que teóricamente debe ser la excusa para que España olvide sus promesas, la Marcha Verde. Hacen público que 350.000 marroquíes entrarán de forma pacífica en el Sahara Español. Los medios de todo el mundo ponen su atención en la zona de Tarfaya, por donde entrará la avalancha en territorio saharaui.

    Lo que no supieron o no quisieron saber es que el 27 de octubre, el Alto Estado Mayor del ejército español, estudia un posible acuerdo militar con Marruecos y Mauritania en el que se fijan los plazos de retirada y entrega de los puestos y guarniciones. Por eso, al este de donde se desarrollaba la Marcha Verde, sin cámaras ni periodistas, se estaba llevando a cabo la verdadera invasión. Unidades de élite marroquíes con la connivencia del gobierno español ocupaban las bases que el ejército español les entregaba. Esto ocurría una semana antes de la Marcha Verde.

    También la tarde del 28 de octubre de 1975 en la ciudad de el Aaiun, camiones cargados de soldados, principalmente de la legión, se dirigen a los barrios de mayoría saharaui y después de tomarlos militarmente, comienzan a sembrar alambradas de espino a su alrededor. Los barrios saharauis quedan totalmente aislados de los españoles. Se hace oficial un toque de queda, para la población saharaui, que rige desde las seis y media de la tarde hasta las siete de la mañana. Todos los saharauis se convierten en sospechosos de no se sabe qué. Los soldados se mofan de los saharauis, les piden la documentación, los cachean, los ponen de cara a la pared, les prohíben que salgan de la ciudad, se les corta el suministro de combustible; los convierten en un peligro imaginario. Los saharauis, por supuesto, desean entender lo que está pasando.

    Aunque en las Naciones Unidas el embajador Jaime de Pinies defiende la postura española de llevar el proceso de descolonización hasta el final, sobre el terreno, las cosas se muestran de otra manera. Los ministros del gobierno de Arias Navarro, Carro Martínez y Solís Ruiz visitan en varias ocasiones al rey Hassan II. Negocian con el rey marroquí la forma de entregar el Sahara sin que quede malparada la imagen de España.

    El 29 de octubre, comienza oficialmente la evacuación de la población civil española. En un plazo corto de tiempo, la mayoría de los civiles abandonan el territorio. Hasta los muertos son exhumados y enviados a Canarias. Por supuesto, entre estos españoles no encontraremos saharauis. Los militares del territorio se sienten indignados. Temen que las órdenes que llegan de Madrid, se convierta en una simple entrega del territorio a Marruecos. El descontento se generaliza entre la oficialidad. Para calmar los ánimos, el día 2 de noviembre se presenta, por sorpresa, en el Aaiun el príncipe Juan Carlos de Borbón, nombrado dos días antes jefe de Estado en funciones. Las palabras del príncipe, dejan mucho que desear.” Se hará todo lo posible por mantener intacto el prestigio y el honor del ejercito español”, “España cumplirá sus compromisos”, “Deseamos proteger también los legítimos derechos de la población civil saharaui, ya que nuestra misión en el mundo y nuestra historia nos lo exigen”. Años después en una entrevista, Hassan II confiesa que la visita de Juan Carlos tenía otra función: “Le enviaron para calmar a los oficiales y convencerlos que el problema había adquirido un matiz más político que militar”. “Además, él siempre ha considerado que el Sahara era marroquí y que, si debía entregarlo a algún país, éste era Marruecos y ningún otro”.

    La mascarada para la opinión pública internacional comienza el día 6 de noviembre. Todas las televisiones del mundo muestran imágenes de la “Marcha Verde” sobre el Sahara Español. El mensaje que pretendían, se ha logrado; existe peligro de conflicto, hay que evitar por todos los medios una guerra entre Marruecos y España.

    El día 9 de noviembre, con los objetivos que pretendía logrados, Hassan II ordena frenar la Marcha Verde y el regreso de los 350.000 marroquíes participantes en ella, incluyendo a los 35.000 miembros de las Fuerzas Armadas Reales, que iban camuflados entre los civiles.

    Con todo bien atado, el 14 de noviembre de 1975 se reúnen en Madrid los jefes de gobierno de Marruecos, Mauritania y España y firman el ignominioso Acuerdo Tripartito de Madrid por el que se reparten el territorio. En ningún momento se ha tenido en cuenta la opinión de los más interesados, el pueblo saharaui.

    Con la firma del acuerdo se llega al último capitulo de la crónica que anunciaba la histórica traición del gobierno español al pueblo saharaui. Aun habiendo firmado el Acuerdo, España se atreve a enviar un comunicado a la ONU advirtiendo que “la descolonización del Sahara Occidental culminará cuando la opinión de la población se haya expresado válidamente”.

    *Barchir Ahmed es periodista saharaui, vive en Canarias. Cada viernes de 18 a 19 horas realiza el programa “Sáhara desde Canarias” en Radio Guiniguada. Pasado mañana se cumplen 37 años del Acuedo Tripartito. El artículo fue emitido a nuestro blog para su publicación. Lo publicamos hoy porque el 14 de Noviembre este blog estará en huelga.

    Fuente : somosnadie.com

    Tags : Sahara Occidental, Frente Polisario, Marruecos, España, traición, Marcha Verde, acuerdo de Madrid,

  • Cuando 12.000 sin papeles españoles llegaron a la rica Venezuela en los años 50

    Más de 120 barcos Una dura travesía

    Santiago Jerez, patrón del barco, aceptó llevarlo a Venezuela a pesar de no haber surcado nunca el océano. Se guiaba por su instinto y por las pobres indicaciones que recibía de pescadores que ya habían hecho la misma travesía.

    Su sobrina, Teresa García, era la única mujer entre 170 hombres. A los 10 días de haber emprendido el viaje, una noche, una tormenta sorprendió a la tripulación. Teresa, también en conversación telefónica desde Caracas, cuenta la gran aventura de su vida a la que se sumó muy joven, poco consciente de los peligros que conllevaba cruzar el océano con tan escasos recursos. Pensaba que el viaje era mucho más corto y que se lo pasaría bien. Era la gran ingenuidad de quienes abordaron El Telémaco con muchas esperanzas y casi sin miedo.

    Una dura travesía

    Santiago Jerez, patrón del barco, aceptó llevarlo a Venezuela a pesar de no haber surcado nunca el océano. Se guiaba por su instinto y por las pobres indicaciones que recibía de pescadores que ya habían hecho la misma travesía.

    Su sobrina, Teresa García, era la única mujer entre 170 hombres. A los 10 días de haber emprendido el viaje, una noche, una tormenta sorprendió a la tripulación. Teresa, también en conversación telefónica desde Caracas, cuenta la gran aventura de su vida a la que se sumó muy joven, poco consciente de los peligros que conllevaba cruzar el océano con tan escasos recursos. Pensaba que el viaje era mucho más corto y que se lo pasaría bien. Era la gran ingenuidad de quienes abordaron El Telémaco con muchas esperanzas y casi sin miedo.

    canarios ilegales cruzaron el Atlántico entre 1948 y 1952 en búsqueda de una vida más próspera. Los últimos supervivientes relatan un viaje lleno de penurias, sin agua ni comida y a merced de los temporales. Debían pasar la cuarentena en La Orchila, pero en pocos meses ganaban “fortunas” y se adaptaban con gran facilidad al país donde “todo era demasiado barato”.

    Es la misma historia pero contada en dirección contraria. Sucedió hace 65 años cuando los españoles se lanzaron al mar, aprovechando los alisios, los mismos vientos que ayudaron a Colón, para alcanzar una mejor vida. Bordeaban la costa africana hasta Cabo Verde y de allí se internaban en el océano hasta llegar a Venezuela. Casi siempre a La Guaira y Carúpano, aunque también llegaron a Margarita y a Trinidad. Era un mes de viaje que costaba unas 5.000 pesetas, una fortuna para la época. Sabían que pasarían trabajo, que casi siempre era suficiente para todos y que probablemente serían detenidos por la policía venezolana al llegar a tierra firme.

    Pero el riesgo valía la pena. La dictadura de Francisco Franco en España atravesaba su peor momento y en Canarias no había trabajo, ni mucho menos dinero. Muchas familias vivían del autocultivo y también llegaron a pasar hambre. Ajena a esa realidad de profunda depresión y miseria, Venezuela era entonces un país en el que la prosperidad estaba garantizada. Lo decían los primos, lo repetían los vecinos en las siete islas canarias. Apenas con un mes de trabajo, podían recuperar las 5.000 pesetas que debían pagar por el pasaje. El bolívar entonces tenía una cotización casi paritaria con el dólar estadounidense y la economía gozaba de un crecimiento interanual del 10%.

    Venezuela no era otra cosa que la tierra prometida y por eso los marineros y pescadores de las islas comenzaron a ver negocio en la organización de los viajes transoceánicos con hasta 200 personas a bordo de motoveleros. Los viajeros embarcaban con comida y agua calculada para 30 días. Casi todos llevaban sólo una pequeña maleta. Después de más de un mes de travesía, durante la cual muchos de ellos llegaron a afrontar peligrosos temporales, llegaban a Venezuela, la tierra de la que todos hablaban en Canarias, el país desde donde los emigrados enviaban grandes cantidades de dinero a sus familias.

    El Gobierno venezolano entendió las ventajas de la mano de obra española, dispuesta a trabajar en los campos en los que no querían operar los campesinos nacionales. Por ello, firmó un convenio con el Gobierno del dictador Francisco Franco para permitir la inmigración legal a partir de 1952. Pero hasta esa fecha, la clandestinidad era el único camino para alcanzar tierra venezolana. Fueron más de 120 barcos los detenidos. En Canarias se calcula que, por todas las vías, más de 12.000 canarios llegaron sin papeles a Venezuela.

    “Venían por los pueblos. Iban diciendo: pasaje a Venezuela por 5.000 pesetas. Allá consigues trabajo fácil y ya empiezas a mandar dinero rápido”, nos cuenta José Hernández, un canario que partió de La Gomera el 9 de agosto de 1950 en el barco El Telémaco hacia Caracas en conversación telefónica hace un par de años. José, con sólo 17 años, viajó con su padre y otros 169 inmigrantes. “Mi padre vendió una finca buena que tenía. Le pagaron 10.000 pesetas. Y dio 5.000 por su pasaje y 4.500 por el mío”, recordaba José, el más joven de los tripulantes de El Telémaco, en diciembre pasado, en Los Teques, donde vivió gran parte de su vida.

    Una dura travesía

    Santiago Jerez, patrón del barco, aceptó llevarlo a Venezuela a pesar de no haber surcado nunca el océano. Se guiaba por su instinto y por las pobres indicaciones que recibía de pescadores que ya habían hecho la misma travesía.

    Su sobrina, Teresa García, era la única mujer entre 170 hombres. A los 10 días de haber emprendido el viaje, una noche, una tormenta sorprendió a la tripulación. Teresa, también en conversación telefónica desde Caracas, cuenta la gran aventura de su vida a la que se sumó muy joven, poco consciente de los peligros que conllevaba cruzar el océano con tan escasos recursos. Pensaba que el viaje era mucho más corto y que se lo pasaría bien. Era la gran ingenuidad de quienes abordaron El Telémaco con muchas esperanzas y casi sin miedo.

    “Esa noche nos sorprendió una marea muy brava. Entraba agua por las escaleras. Con el temporal, no se podía ni ver la proa del barco. La gente se tuvo que refugiar en los camarotes. Las olas eran tan grandes que casi se llevaron a Cristóbal Suárez, que manejaba el barco, porque el timón estaba al aire libre. Los tripulantes tuvieron que amarrarlo para que el mar no se lo llevara mientras domaba ese barco”, recuerda Teresa desde su residencia en Caracas.

    La tripulación había llevado carne, patatas, arroz, garbanzos, gofio y bidones de agua dulce, pero casi nada sobrevivió al temporal. Entonces, el racionamiento que sufrían los tripulantes se hizo aún mayor. Uno de los viajeros de El Telémaco, Manuel Navarro, que años más tarde obtendría gran reconocimiento en La Gomera por el relato de su aventura, escribió unas décimas que recitaba de memoria durante muchos veranos a sus paisanos interesados por aquella aventura:

    “Seis patatas, no muy buenas,

    eran y no bien contadas,

    la comida destinada

    para el almuerzo y la cena,

    dejando profunda pena

    cuando fueron terminadas;

    pero en la desesperada,

    comimos sin poner freno

    gofio de gusanos lleno

    y platos de agua salada”.

    Después de la tormenta, adquirió tintes de tragedia. Los tripulantes comenzaban a enfermar y muchos de los viajeros comenzaban a tener diarreas y a vomitar sangre. Eran las consecuencias de la mala alimentación y la hidratación con agua salada.

    Cuando la situación comenzaba a ser trágica, El Telémaco vio la salvación. En medio de la ruta, coincidió con un petrolero que provenía de Venezuela. Hicieron señales de auxilio y gritaron por ayuda hasta captar la atención de la embarcación que les salvó la vida. Les regalaron varias garrafas de agua. Sabía a agua limpia, pura, no como la que traían de Canarias que sabía a gasolina porque los bidones no habían sido bien lavados. Los tripulantes del carguero le indicaron al patrón, perdido y desorientado, la ruta hacia las Antillas. En pocos días llegaron a Martinica, donde los locales, sorprendidos por la aventura de aquellos españoles famélicos, acudieron en su ayuda. “Aquellos negros nos salvaron la vida. Se corrió la voz de que andábamos casi sin rumbo y que escapábamos de la miseria en España y llegó media isla a ayudarnos y a llenarnos de comida, de fruta y de agua”, recuerda Teresa desde Caracas.

    El final del viaje ya parecía garantizado, y El Telémaco surcó un mar mucho más calmado hasta llegar a La Guaira. Allí, como ya muchos esperaban, los tripulantes fueron detenidos. Los acusaron de tráfico ilegal de personas mientras que la mayoría de los pasajeros fueron puestos en cuarentena en la isla de La Orchila.

    El gobierno del dictador Marcos Pérez Jiménez se quería cerciorar de que ninguno de los famélicos inmigrantes portara alguna enfermedad contagiosa. La prensa trababa las noticias en portada, “5 mil pesetas por venir a Venezuela pagaron 112 españoles a una organización fantasma”, publicaba El Nacional el 10 de enero de 1950 y “Con la libertad por brújula, popa a Franco y rumbo a Venezuela”, titulaba el mismo diario el 8 de septiembre de 1948.

    Venezuela, “la octava isla”

    Pasado el período crítico, todo resultaba muy sencillo en la Venezuela de aquellos días. “A mí todo me parecía baratísimo para la cantidad de dinero que se ganaba. El país era inmensamente rico. Yo ahorré en muy poco tiempo 10.000 bolívares, que eran casi 200.000 pesetas, una fortuna en España”, cuenta Teresa. Una fortuna con la que su compañero de viaje José podía comprar 20 fincas en La Gomera.

    Algunos viajeros de aquellos barcos regresaron a su tierra después de haber acumulado una buena cantidad de ahorros. A la vuelta, lograron construir una admiración colectiva en las Islas Canarias y si alguno regresaba tenía que recorrer todas las casas para contar la aventura. Eran los días en que Venezuela fue bautizada como “la octava isla”.

    Pero muchos otros como José Hernández y Teresa García, decidieron afincarse en Venezuela, formar sus familias y sus nuevas vidas. Fueron conquistados por aquella tierra moderna, en pleno desarrollo, y llena de gente amable, un país que, 65 años después, ya pocos reconocen. Ahora sus hijos y nietos son quienes se marchan huyendo de las colas, la escasez y la inseguridad. En el fondo, es la misma búsqueda: de la libertad y la prosperidad que también perseguían sus abuelos. Ellos forman parte de la nueva generación que regresa a sus orígenes para recordar que la vida también es un viaje de ida y vuelta.

    Tags : España, emigración, Venezuela, Canarias,
  • Carta de Franco a la Yemáa (21 de septiembre de 1973), enviada a la ONU como justificación de la política descolonizadora del gobierno español.

    « A la Asamblea General del Sahara:

    el 6 de marzo del año en curso me dirigí a la anterior legislatura de esta Asamblea general respondiendo al escrito que la misma me elevó el 20 de febrero, escrito ratificado por la actual legislatura en su sesión constitutiva de 28 de julio último, comunicándole que había encargado a mi gobierno el estudio de las peticiones de dicho mensaje.

    El gobierno, siguiendo mis instrucciones, ha estudiado las aspiraciones del pueblo saharaui, cuya representación legítima corresponde a esa Asamblea general y, en atención a las mismas y en cumplimiento de la misión de España de promoción del pueblo saharaui, ha elaborado la siguiente contestación aprobada en Consejo de Ministros y que ha merecido mi sanción:

    1. El Estado español reitera que el pueblo saharaui, cuya convivencia secular con el pueblo español es desde sus inicios absolutamente voluntaria, es el único dueño de sus destinos y nadie tiene derecho a violentar su voluntad. El Estado español defenderá la libertad y la libre decisión del pueblo saharaui.

    2. El Estado español garantiza la integridad territorial del Sahara.

    3. El Estado español confirma su compromiso histórico de proseguir con el mayor impulso posible al desarrollo económico y social del territorio, reconociendo al pueblo saharaui la propiedad de sus recursos naturales y los beneficios de su explotación, así como la voluntad de promover la cultura, las formas de vida de la personalidad saharaui y el florecimiento de su religión.

    4. El Estado español reitera y garantiza solemnemente que la población del Sahara determinará libremente su futuro. Esta autodeterminación tendrá lugar cuando lo solicite libremente la población de conformidad con lo expuesto por la Asamblea General en su escrito ya citado del 20 de febrero del corriente año.

    5. Continuando el proceso de perfeccionamiento político del pueblo saharaui y como preparación de su futuro, se establecerá un régimen de progresiva participación del mismo en la gestión de sus propios asuntos. Dicho régimen entrará en vigor cuando se complete el proceso legislativo que se consigna a continuación.

    6. El Estado español presenta a la Asamblea General las bases siguientes como principios en que ha de inspirarse la organización político-administrativa del Sahara:

    f. El pueblo saharaui es propietario de sus riquezas y recursos naturales.

    g. Durante el periodo de vigencia de este estatuto, los saharauis gozarán de todos los derechos inherentes a la nacionalidad española.

    h. El Jefe del Estado español encarna la comunidad existente entre España y el Sahara. Será representado en el territorio por su gobernador general.

    i. El Estado español garantizará la integridad territorial del Sahara, lo representará en el ámbito internacional y asegurará su defensa. Los asuntos internos serán competencia de los órganos propios del territorio.

    j. A la Asamblea General del Sahara, como supremo órgano representativo del pueblo saharaui, le corresponderá elaborar las disposiciones de carácter general relativas a los asuntos internos del territorio, sin perjuicio de la sanción que corresponderá al gobernador general. Podrá igualmente proponer iniciativas y medidas que estime convenientes sobre dichos asuntos.

    k. Se confirmará e intensificará la promoción de los usos y costumbres tradicionales, así como de la justicia coránica.

    7. Si la Asamblea General se manifestara de acuerdo con estas bases, las mismas serán desarrolladas en forma articulada en el correspondiente estatuto, que será aprobado por la ley.

    8. La aceptación por la Asamblea General del Sáhara de estas bases, no menoscaba el derecho de la población saharaui a la autodeterminación sobre su futuro, del que esta nueva etapa es preparación necesaria.
    Puesta la confianza en Dios, el pueblo saharaui y la nación española se encaminan hacia su futuro de alianza fraternal de paz y prosperidad.

    Francisco Franco”

    Fuente : Sahara, el retorno a España como comunidad autónoma

    Tags : Sahara Occidental, España, Frente POlisario, Franco, Yemaa, descolonización,

  • Efemérides : Marcelino Oreja en Mauritania por los temas del Sáhara y la pesca

    La pesca y el Sahara, temas claves en la visita de Oreja a Mauritania

    DOMINGO DEL PINO

    El País, 5 jun 1979

    Los asuntos bilaterales, principalmente la pesca y el conflicto del Sahara, son, al parecer, los dos temas más importantes que lleva en cartera a Nuakchott, en donde inició ayer una visita de cinco días el ministro español de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja. Ninguno de los dos temas son fáciles. La pesca española en estas regiones encuentra cada día más dificultades debido a la intención de los países de la región de proteger sus costas y de obtener beneficio de una de sus riquezas naturales.

    Mauritania, confrontada con serios problemas financieros, tiene la intención de hacer de la pesca, junto con su otra gran fuente de ingresos que representa la exportación de hierro, un pilar para la recuperación de la economía.El ministro de pesca mauritano había declarado recientemente a EL PAIS que la pesca era uno de los aspectos clave con que contaba Mauritania para su desarrollo y que, en consecuencia, a España se le pediría una mayor contribución, tanto en concepto de cánones por derecho a la pesca en sus aguas jurisdiccionales como en cooperación para el desarrollo de una industria derivada de la pesca en Mauritania.

    En lo que al conflicto del Sahara concierne, la estancia del ministro español ha cobrado un particular relieve a la luz de los cambios de jefatura de Gobierno, Gobierno y jefatura del Estado, ocurridas prácticamente en las últimas horas en Nuakchott, y de la proclamada intención de Madrid de mediar en el conflicto y jugar un papel más activo en la búsqueda de una solución.

    Si para los marroquíes la mejor actitud de España seria mantenerse al margen y dar por concluida su acción después de los acuerdos de Madrid de 1975, los mauritanos, que han ratificado ayer mismo su apoyo al derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui y afirman que su principal preocupación es salir ante todo de la guerra, la actitud española, muy parecida, ofrece para ellos grandes puntos de interés.

    La llegada del señor Oreja se produce pocas horas después de que se hiciese público un comunicado oficial del Comité Militar de Salvación Nacional en el que se da cuenta de la dimisión del que hasta ahora era su presidente, coronel Mustafá Uld Mohamed Salek, y de que ha sido elegido para sustituirle el teniente coronel Mahmoud Uld Ahmed Louly.

    El mismo comunicado añade que ha formado Gobierno el nuevo primer ministro mauritano, teniente coronel Mohamed Uld Haidalla, que fue nombrado el pasado día 31 de mayo para sustituir al teniente coronel Ahmed Uld Buceif, muerto en accidente aéreo. Todos estos cambios en la dirección del país no afectan a los grandes temas bilaterales que abordará el señor Oreja.

    * Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de junio de 1979

    Tags : Sahara Occidental, España, Mauritania, pesca,

  • Migración : España pide a la UE que aumente la ayuda a Marruecos

    RABAT, 3 de junio (Reuters) – España instó el lunes a la Unión Europea a aumentar su ayuda financiera a Marruecos para ayudar al país del norte de África a contener la salida de migrantes a Europa.

    « Marruecos nos está ayudando », dijo el ministro de Relaciones Exteriores español, Josep Borrell, durante una visita a Rabat.

    La UE se comprometió el año pasado a pagar 140 millones de euros a Marruecos, de los cuales 30 millones se desembolsaron este año.

    Desde principios de año, Marruecos ha impedido que unas 30.000 personas crucen ilegalmente la frontera con España y desmantelaron unas sesenta redes de contrabando, dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Marruecos, Nasser Bourita.

    De acuerdo con las estadísticas compiladas por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en los primeros cinco meses del año, 7.876 inmigrantes ilegales llegaron a España por mar, un 3% menos que el año pasado durante el mismo período. ). Las cifras de la OIM para el mes de mayo muestran una caída del 67% en las llegadas por mar, en comparación con mayo de 2018, con 1.160 llegadas.

    Unas 57.000 personas llegaron ilegalmente a España el año pasado, mientras que Marruecos dice que ha bloqueado unas 89.000 salidas a Europa.

    (Ahmed Eljechtimi Jean-Stéphane Brosse para el servicio francés)

    © Thomson Reuters 2019

    Fuente

    Etiquetas: Marruecos, España, Josep Borrell, migración, UE

  • Literatura saharaui en español : « Lágrimas de alegría »

    Por Conchi Moya

    La incipiente literatura saharaui en español tiene una nueva obra, la novela “Lagrimas de alegría”, de Abderrahman Budda Hamadi (Edchería, El Aaiun, 1968).

    Se trata de una literatura todavía en ciernes, aunque en realidad los primeros escritos saharauis en español comenzaron a producirse en los años 60. En 1958 el Sahara, colonia española desde 1884, pasó a ser provincia española. De esta forma la metrópoli empezó a dar más importancia al territorio africano y, entre otros ámbitos, a la educación. Este hecho no fue casual. España comenzó la explotación de las minas de fosfatos descubiertas en los años 40 y en toda Africa comenzaban los primeros movimientos independentistas. Con la maniobra de convertir el Sahara en provincia el gobierno de la dictadura pretendía de alguna forma “blindar” el territorio y demorar todo lo posible la independencia de la colonia.

    Los escolares saharauis de los años 60 y 70 estudiaban español en las escuelas, el árabe no era materia lectiva, aunque muchos niños aprendían el Corán y poesía árabe con maestros saharauis en clases particulares. Por eso todos los niños que pasaban por la escuela llegaron a alcanzar un nivel de español más que correcto. La asistencia a clase era elevada en las principales ciudades (El Aaiun y Dajla principalmente) y en los puestos militares (Auserd o Bojador); sin embargo los niños de la badia no acudían a la escuela, al igual que los niños que acompañaban a sus padres en el nomadeo. En los centros escolares de la época se fomentó la creación de revistas en las que participaban conjuntamente los alumnos españoles y saharauis. Un ejemplo es la revista Irifi, del Instituto General Alonso de El Aaiun. Esas publicaciones supusieron un vehículo para que aquellos jóvenes divulgaran sus primeras creaciones: cuentos, relatos, reflexiones y poemas, con un tema preferido, el desierto saharaui, su paisaje, flora, fauna, sus leyendas, tradiciones e historia.

    Aquella generación no pudo llegar a publicar, a causa de la guerra. La invasión del Sahara Occidental por Marruecos y Mauritania en 1975 dividió al pueblo saharaui. Parte se quedó en las zonas ocupadas y otros muchos marcharon al éxodo de la hamada argelina, huyendo de las tropas invasoras y los bombardeos contra la población civil. Aquella prometedora generación de los años 70 sufrió toda la crueldad de la ocupación, muchos de aquellos jóvenes murieron luchando en la guerra y otros, que sobrevivieron, ocupan hoy en día diferentes cargos dentro de la administración saharaui. La guerra malogró a aquellos chicos que no pudieron desarrollar sus cualidades literarias y de todos ellos el único llegó a publicar es Mohamed Ali Ali Salem, uno de los mejores poetas saharauis en español. Su cuento “Verde como la franja de la bandera” fue editado en 1995.

    La generación posterior, nacida a finales de los años sesenta, vivió unas condiciones diferentes a los de sus hermanos mayores. Despojados del Sahara en su infancia, sufrieron el éxodo siendo aún muy pequeños. A muchos de ellos se les trasladó a a Cuba, donde estudiaron hasta licenciarse en diferentes carreras. Varios de estos jóvenes (Ali Salem Iselmu, Chejdan Mahmud, Limam Boicha, Luali Lehsan, Mohamed Abdelfatah Ebnu y Saleh Abdalahi) fundaron en 2005 el grupo de poetas “Generación de la Amistad Saharaui”, completado con la presencia de otros poetas que no estudiaron su español en Cuba sino en las escuelas de la metrópoli (el mencionado Mohamed Ali Ali Salem y Bahia Mahmud Awah) o en el Sahara y España como el caso de la única mujer del grupo, Zahra Hasnaui. Los poetas de Generación de la Amistad han publicado una serie de antologías y poemarios de varios de sus miembros en solitario, componiendo la más extensa producción de escritores saharauis en español hasta el momento, “Voz de fuego”, “Bubisher” o “Aaiun, gritando lo que se siente” son algunas de sus obras.

    En 2006 se publicó en México “Viaje a la sabiduría del desierto”, de Ahmed Muley Ali. También ha publicado un par de libros en español Fatma Galia, en concreto un poemario y un libro de relatos y tradiciones saharauis. Sas Nah Larosi vio publicado en 2007 su primer poemario “Sahara en el corazón. Y hay más escritores saharauis que, aunque de momento no han visto sus trabajos publicados, participan en antologías, blogs literarios y revistas. Es el caso del poeta Mohamed Sidati, Larosi Haidar desde la universidad de Granada o Mohamidi Fakal-la que escribe sus relatos y poemas desde los campamentos de refugiados saharauis recogidos en su blog “Camino de El Aaiun”.

    La reciente publicación de “Lágrimas de alegría” supone una estupenda noticia para la nueva literatura saharaui en español. La novela de Abderrahman Budda tiene como tema central el conflicto que arrastra este pueblo africano desde hace más de treinta años, como ocurre con la mayoría de producción literaria saharaui. El libro narra el viaje de dos hermanas saharauis de los campamentos de refugiados que se trasladan hasta la badia. Allí esperan reencontrarse con su madre a la que no ven desde que eran unas niñas, cuando partieron hacia el éxodo al empezar la invasión marroquí.

    Abderrahman, con una prosa sencilla y nostálgica, narra con buen pulso el viaje de las dos mujeres a través del paisaje del desierto, aparentemente monótono y vacío pero lleno de vida para el que sabe mirarlo. Protagonistas del libro son también, a la manera saharaui, los accidentes del terreno, montes, cauces de ríos secos, pozos y dunas. Usar los accidentes geográficos como recurso literario es una de las características de la poesía saharaui en hasania y también forma parte de la literatura que se hace en español. El desierto y su paisaje como fuente de inspiración. Es este un relato lleno de añoranza por la tierra arrebatada, pero a la vez pleno de esperanza en el reencuentro que algún día tiene que llegar.

    La literatura saharaui en español, incipiente aún, camina sin embargo con paso firme. Una literatura poco atendida por los medios y desconocida por el gran público. También olvidada por las instituciones españolas, caso del Instituto Cervantes o Casa Arabe, que no se interesan por la cultura de este pueblo árabe africano que también se expresa en español, y que un día formó parte de España. Al menos la ayuda de escritores, universidades y asociaciones solidarias con el pueblo saharaui está consiguiendo romper este otro bloqueo contra un pueblo que lucha pacíficamente por su libertad, que “pide la paz y la palabra” para recuperar la tierra que injustamente le arrebataron.

    Es un libro modesto y sencillo. “No es un bello producto. No es un fruto perfecto”, dijo el poeta. “Lágrimas de alegría” es un “arma cargada de futuro”, de un futuro que esperamos sonría pronto a los saharauis. Abderrahman Budda tiene otras obras, aún pendientes de publicar, lo que hace esperar nuevos y poderosos frutos para la literatura saharaui en español.

    *Ver artículo sobre la novela ‘Lágrimas de alegría’ del escritor saharaui Abderrahman Budda Hamadi

    Fuente : Haz lo que debas

    Tags : Sahara Occidental, España, literatura saharaui, Abderrahman Budda Hamadi,

  • Efemérides : El Rey de España promete una Monarquía democrática

    Garantías jurídicas al ejercicio de las libertades civiles

    Acceso al poder de las distintas alternativas de Gobierno según los deseos del pueblo libremente expresados

    Juan Carlos I

    El Rey de España ha prometido ayer ante el Congreso norteamericano que la Monarquía, bajo los principios de la democracia, hará que se mantengan en España la paz social y la estabilidad política. He aquí un amplio resumen del discurso del Rey ante los congresistas americanos:

    «Hace doscientos años nació en esta tierra un sistema de vida pública que habéis preservado con esfuerzo para que llegue intacto hasta el día de hoy. Su filosofía, inspirada en el respeto a la libertad del hombre y a la soberanía del pueblo, dio vida y forma a vuestra nación, cuya fundación ahora celebrais y celebramos todos los países amigos. Os dirijo en nombre del pueblo de España votos sinceros de felicidad y de larga y de próspera vida nacional en este bicentenario.Una reina de Castilla, Isabel, de la que yo desciendo-en línea directa, llevada del instinto profundo que caracteriza el alma femenina, nombró almirante de la Marina española a un desconocido pero experto navegante, Cristóbal Colón, para que hiciera realidad sus proyectos y sus sueños. Las naves de España se encontraron con América, que les esperaba para entrar de lleno en la Historia y convertirse en pocos siglos en singular protagonista del destino humano.

    Homenaje a la fundación de la nación norteamericana

    Y junto a los navegantes he de recordar también a aquellos otros exploradores que, en plazo aún más corto, se internaron por los territorios de dieciséis de los actuales Estados de la Unión, llegando hasta tierras de Nebraska, Kansas y Missouri, y siendo ellos los primeros hombres blancos que contemplaron el impresionante paisaje del cañón del Colorado, y los primeros que alcanzaron las orillas del Mississipi.

    Hoy rendimos homenaje a la fundación de la nación norteamericana, a la independencia proclamada en el Congreso de Filadelfia hace doscientos años. Este homenaje no puede limitarse a unas frases protocolarias, porque tiene motivos históricos profundos en vivencias comunes en las que han participado nuestras dos naciones. No sólo porque España tornó parte en la guerra de, la independencia de los Estados Unidos al lado de las trece colonias, sino porque ha influido también, en los siglos posteriores, en la configuración de las tierras, las gentes y las culturas que hoy se integran en la gran nación norteamericana.

    En este año del bicentenario nos complace recordar el papel que desempeñaron los españoles y España, con sus recursos políticos, diplomáticos, financieros, navales y militares, en la lucha global cuya, victoria consagró el reconocimiento de la independencia de los Esta dos Unidos.

    La obra española en América

    Ya la noticia de la Declaración de Filadelfia encontró en España una resonancia inmediata, y hoy podemos hacer nuestras las palabras con que uno de los mejores periodistas españoles del siglo XVIII comentó aquel acontecimiento histórico. Dicen así: «La pintura de sus quejas y agravios, el acuerdo y madurez que han reinado en su Congreso, el esfuerzo varonil con que se muestran unánimemente resueltos a hacer frente a todos los peligros… todo parece hacer respetable y sagrada su resistencia y sus justas pretensiones.»

    En 1776, la Monarquia española se extendía por inmensos territorios del continente americano, y aún mantenía su ritmo expansivo: en el mismo año de la Declaración de Filadelfia los españoles fundaron la ciudad de San Francisco. A la vez que imprimía a las sociedades de la América hispana importantes transformaciones, el Gobierno español se dispuso a reorganizar su aparato defensivo y diplomático, reconociendo la beligerancia de las trece colonias y procediendo con ellas a un intercambio de misiones diplomáticas extraordinarias.

    La prestación de ayuda efectiva y apoyo logístico en los primeros años de la insurrección de los colonos, antes de la entrada de España en la guerra, se realiza por medio de la utilización de los puertos españoles del Caribe por los barcos norteamericanos, y el envío de socorros en forma de equipo militar, vestuario, medicinas y dinero. Además de esta ayuda directa, alcanzó gran importancia la ayuda indirecta que representaban los preparativos bélicos que ya entonces hacía España. En septiembre de 1777, tras la capitulación de Saratoga, España quiso evitar el choque frontal con Gran Bretaña e intentó actuar como mediadora, asegurando el principio de la independencia de los nuevos Estados Unidos. Al fracasar este intento, España entró por fin en la guerra. En ella iba a tratar, entre otros objetivos, de recuperar Gibraltar.

    La conquista del puerto de la Mobila y, sobre todo, el ataque y toma de Pensacola, en mayo de 1781, significó el triunfo de los norteamericanos en Florida y en el golfo de México. Así, esta victoria de Pensacola es un anticipo de la decisiva victoria de Yorktown en octubre de aquel año, en cuyo éxito les toca también una parte a los españoles de La Habana, que proporcionaron recursos económicos, necesarios para sostener la campana.

    Muy pronto la paz consagró los frutos de la victoria conjunta. En virtud de ella, los nuevos Estados Unidos de América y España entraron en vecindad geográfica. Para reglamentarla se llegó a la firma del tratado de 27 de octubre de 1795, cuyo artículo primero decía así: «Habrá una paz sólida e inviolable y una amistad sincera entre Su Majestad católica, sus sucesores y súbditos, y los Estados Unidos y sus ciudadanos, sin excepción de personas ni lugares. »

    No son sólo apoyos en la guerra y relaciones de paz las que unen a nuestras dos naciones al consolidarse la independencia de los Estados Unidos. España se siente ligada a la formación de la gran nación americana por las aportaciones y vestigios de una cultura de origen español, que ha sido conservada e integrada en muchos Estados de la Unión, a veces con esfuerzos y dificultades.

    Más de la mitad del territorio de los Estados Unidos engloba hoy regiones que en otro tiempo estuvieron vinculadas a España. Y en esos territorios se ha producido una síntesis de hombres y culturas, de raíz española, indígena y otras, principalmente europeas, poniendo de relieve las posibilidades de integración y enriquecimiento mutuos, sin merma por otra parte del valor radical y originario que cada nación tiene, y que en el caso de los Estados Unidos imprimieron desde su origen las trece colonias.

    La Monarquía, una institución abierta

    Sabemos que todos los fenómenos de integración de elementos heterogéneos en la unidad nacional suscitan problemas y no son fáciles de asumir. España se ha formado en muchos siglos con elementos iberos, celtas, romanos y germánicos, y en la Edad Media fue un conflictivo crisol de razas y de culturas, musulmana, judaica y cristiana, cuya síntesis, sin embargo, ha dejado una huella imperecedera en nuestra nación. Lo que importa es el hilo conductor de la unidad nacional.

    El Rey de España es hoy el Jefe del Estado de una nación moderna de treinta y seis millones de habitantes que, apreciando su tradición, mira con fe y con optimismo hacia el porvenir. España es hoy un país joven y renovado, en cuya población los dos tercios tenemos menos de cuarenta años. Somos una raza vieja, pero somos al mismo tiempo un pueblo nuevo, dinámico, enérgico, austero y trabajador. En un inmenso esfuerzo desarrollado en las últimas décadas, la economía de mi país sufrió una transformación profunda; nos convertimos en potencia industrial -la décima del mundo-; la explosión cultural llenó escuelas y Universidades e hizo que el nivel tecnológico de nuestros trabajadores y de nuestros profesionales en general, sea equivalente al del resto de los pueblos de Europa occidental.

    La evolución de nuestra sociedad no deja de ofrecer tensiones, dificultades, contratiempos y hasta violencias. Sufrimos la crisis actual del mundo, es decir que el paro, la inflación, la contracción de la demanda y los altos costos productivos figuran entre nuestras prioritarias preocupaciones de gobierno. Pero ningún obstáculo se opondrá decisivamente a que nuestra comunidad española siga adelante trabajando por la creación de una sociedad cada vez más próspera, más justa y más auténticamente libre.

    La Monarquía española se ha comprometido desde el primer día a ser una Institución abierta en la que todos los ciudadanos tengan un sitio holgado para su participación política sin discriminación de ninguna clase y sin presiones indebidas de grupos sectarios y extremistas. La Corona ampara a la totalidad del pueblo y a cada uno de los ciudadanos, garantizando a, través del Derecho y mediante el ejercicio de las libertades civiles, el imperio de la Justicia.

    La Monarquía hará que, bajo los principios de la democracia, se mantengan en España la paz social y la estabilidad política, a la vez que se asegure el acceso ordenado al poder de las distintas, alternativas de gobierno, según los deseos del pueblo libremente expresados. La Monarquía simboliza y mantiene la unidad de nuestra nación, resultando libre la voluntad decidida de incontables generaciones de españoles, a la vez que coronamiento de una rica variedad de regiones y pueblos, de la que nos sentimos orgullosos.

    Haremos que la Monarquía refuerce el sentido de la familia y del trabajo- en nuestras vidas cotidianas, promueva la asimilación de la Historia por las jóvenes generaciones, proporcione un renovado sentido, (propósito) y una nueva dirección (leadership) a la sociedad de nuestro tiempo.

    La Monarquía, vinculada desde su origen a la independencia nacionaI, velará en todo momento por su mantenimiento. No admitirá injerencias ni presiones extranjeras y toda colaboración con los demás países del mundo, que España, vivamente desea, habrá de realizarse desde el más escrupuloso respeto a la soberanía y a la dignidad nacionales.

    España asume con decisión el papel que le corresponde en el concierto internacional. Situados en un lugar estratégico de primera magnitud, entre el Atlántico y el Mediterráneo, estamos dispuestos a poner todo nuestro esfuerzo para el mantenimiento de la paz, de la seguridad y de la libertad en tan importante región del mundo, vital para nosotros. El pueblo español anhela la descolonización de Gibraltar y su reintegración pacífica al territorio nacional.

    España es parte de Europa y en cuanto tal hemos suscrito la Declaración de Helsinki sobre la Seguridad y Cooperación en Europa, cuyos principios inspiran nuestra política relativa al continente europeo, así como nuestro propósito de mantener relaciones pacíficas y fructíferas con todos los Estados. Al mismo tiempo, España está dispuesta a reforzar su relación con las Comunidades Europeas, con vistas a su eventual integración en ellas.

    España se encuentra estrechamente ligada, por su situación y por su historia, a los pueblos del norte de Africa, y ha puesto de su parte los medios necesarios para que la descolonización del Sahara occidental se realice en paz y armonía. De ahora en adelante, España se esforzará en acrecentar su cooperación con los Estados del norte de Africa, para la paz y desarrollo de la región.

    El Gobierno democrático debe ser fuerte y seguro

    La tradición de cooperación entre España y los Estados Unidos se ha venido manteniendo en nuestros acuerdos para la defensa, vigentes desde 1953, para la protección de los valores de nuestra civilización occidental. Los padres fundadores de Filadelfia, en su inmortal Declaración y en la constitución que redactaron, establecieron un sistema democrático para preservar la libertad humana y fundar el gobierno sobre el Consenso de los gobernados. Pero hace falta también -y vuestros fundadores no se olvidaron de señalarlo-, que el gobierno democrático sea fuerte y seguro, sin cuyas condiciones no serviría al interés general. Vosotros y nosotros conocemos muy bien los peligros que amenazan en el mundo de hoy a la libertad, y por eso nos preparamos para defenderla. El compartir con los Estados Unidos, a través de vínculos de estricta reciprocidad soberana, las responsabilidades de la seguridad, merecerá siempre nuestra preferente atención.»

    * Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de junio de 1976

    Fuente : El País, 3 jun 1976

    Tags : España, monarquía democrática, democracia, transición, Franco,