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  • ¿Sirve de algo que Marruecos y el Frente Polisario hablen de nuevo ?

    Marruecos y el Frente Polisario se han vuelto a sentar en la mesa de negociaciones. El pasado 22 de marzo concluía la segunda ronda de conversaciones entre las dos partes en la ciudad suiza de Ginebra. Esta es continuación de una primera acontecida en diciembre y a la que, muy probablemente, seguirá, al menos, una tercera. Hacía seis años que no sucedía algo similar, ¿qué ha cambiado ahora? Posiblemente, este logro tiene mucho que ver con el nombramiento, el 16 de agosto de 2017, del expresidente alemán Horst Köhler como Enviado Personal del Secretario General de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental.

    «Köhler comenzó su misión con una nueva estrategia basada en contactar a todos los actores internacionales que tienen intereses en el asunto: la Unión Africana, la Unión Europea, Francia y España, entre otros», explica Bashir Mohamed Lahsen, periodista saharaui e investigador de la Universidad de Sevilla que se desplazó hasta Ginebra para seguir de cerca la reunión. Esos contactos se tradujeron en el primer encuentro entre las dos partes en conflicto que tuvo lugar, también en Ginebra, en diciembre de 2018. En él, Argelia y Mauritania, países vecinos, estuvieron presentes en calidad de observadores.

    Las dos primeras rondas de conversaciones han tenido una agenda muy similar y han servido para romper el hielo. Pero en ningún momento se trató el fondo del conflicto. Se discutió sobre temas más generales, que también hay que tener en cuenta a la hora de buscar soluciones, como la integridad de los países del Magreb, el terrorismo, la inmigración o los desafíos que afrontan los países de la zona. «En definitiva, se trataron asuntos que pueden ayudar en la construcción de la confianza entra ambas partes», afirma el periodista. «Pienso que la estrategia de Köhler consiste en tratar primero los temas genéricos sobre los que ya existe bastante consenso, y dejar para más tarde los temas en discordia que, en definitiva, son las posiciones finales de cada parte». Estos encuentros, también han servido para que Köhler pueda escuchar a todos los implicados. Con la información recogida «podrá elaborar una propuesta que será la base sobre la cual se pueda negociar una posible solución al conflicto saharaui».

    «Hay una cosa que me llamó la atención en este último encuentro», comenta Lahsen, que ha cubierto las dos rondas de conversaciones. «Sabemos que la terminología y el lenguaje juegan un rol fundamental, son como un canal de comunicación. En un encuentro de tal envergadura los términos se eligen al milímetro y en la rueda de prensa del ministro de Exteriores marroquí, este mencionó por primera vez, y más de una vez, las palabras ‘referéndum de autodeterminación’ e ‘independencia’. Sin embargo, cuando pregunté al ministro si podemos considerar este detalle como un avance en las negociaciones, él respondió que no».

    Ahora, el siguiente paso será una nueva reunión, con un formato similar, aunque todavía no se ha fijado ni la fecha ni el lugar. Este proceso se puede prolongar hasta que el Enviado Personal considere que es el momento para entrar a discutir las cuestiones de fondo. En ese instante se verá si de verdad Marruecos y el Frente Polisario están dispuestos a negociar. No cabe duda de que la prolongación de la situación actual favorece a Rabat que considera el Sáhara Occidental como una provincia a la que está dispuesto a dar algo de autonomía pero nunca la independencia. El silencio y complicidad de la comunidad internacional, especialmente de países como España y Francia que respaldan al régimen marroquí, también ayudan a que se mantenga el actual statu quo.

    Mientras, el pueblo saharaui «está cansado, no solo por las difíciles condiciones en las que vive en los campos de refugiados de Tinduf, Argelia, y la falta de libertades que sufre en las zonas ocupadas, sino también de este proceso infinito en el que lo único que cambia es el nombre de los intermediarios internacionales. Mientras, el sufrimiento en el terreno sigue igual o peor, y eso hace que los saharauis hayan perdido la esperanza en la ONU y en la posibilidad de llegar a un acuerdo de forma pacífica», se lamenta Lahsen. El periodista afirma que cada vez más los jóvenes reclaman la vuelta a las armas, lo que supone «una enorme presión para el Frente Polisario ya que más del 60% de los miembros del Ejército de Liberación Popular Saharaui son jóvenes».

    Si de verdad se quieren conseguir avances en este proceso de negociaciones, las dos partes deberían hacer concesiones. Ahí surge la gran pregunta, ¿están dispuestas a hacerlo? Hasta ahora, solo el Frente Polisario parece haber dado algún paso en este sentido al aceptar la Resolución 2440 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de octubre de 2018 que deja claro que cualquier solución al conflicto pasa por reconocer al pueblo saharaui su derecho a la autodeterminación. También ha aceptado que en un eventual referéndum se pregunte por las tres opciones que están sobre la mesa: independencia, autonomía o integración plena con Marruecos.

    «Intuyo, y esta es mi opinión personal, que el Enviado Personal va a intentar la vía económica, es decir, una solución que incluya compartir recursos naturales o que el futuro Estado saharaui pague durante años alguna cantidad a Marruecos. Es posible que en las próximas rondas de conversaciones podamos conocer esta propuesta», apunta el periodista.

    Al hablar del conflicto del Sáhara Occidental siempre surge la pregunta sobre el rol que España debería jugar. Lahsen opina que debería desempeñar un papel más activo que el que ha tenido desde 1975. «Creo que Madrid debería tomar parte en las negociaciones como observador al mismo nivel que Mauritania y Argelia porque España sigue siendo la potencia administradora del territorio, según la sentencia de la Sala de lo penal de la Audiencia Nacional de 4 de julio de 2014, presidida por Fernando Grande Marlaska, actual ministro del Interior. España debe implicarse más en este tema por su responsabilidad política e histórica pero también por las relaciones culturales que unen al pueblo saharaui con España y porque cualquier futura solución del conflicto afectará a España para bien o para mal».

    Fuente : MundoNegro.es, 16/04/2019

    Tags : Sahara Occidental, Frente Polisario, Marruecos, negociaciones, mesa redonda, España, ONU, Horst Kohler,

  •  El apoyo de Pablo Iglesias a la independencia del Sáhara puede obligar a partidos convencionales españoles a revisar sus posturas (Ignacio Cembrero)

    Según el periodista y experto en asuntos del Magreb Ignacio Cembrero, el apoyo de Pablo Iglesias a la independencia del Sáhara puede obligar a partidos convencionales españoles a revisar sus posturas.

    Cembrero, que cita un diplomático español acreditado en Marruecos, sostiene que en Rabat no acaban de creerse que Iglesias llegue al poder, « pero sí les tiemblan las carnes porque su apoyo a la independencia del Sáhara puede obligar a partidos convencionales españoles a revisar sus posturas ».

    En un artículo titulado « El cerebro marroquí (y ‘merengue’) de Pablo Iglesias », el ex-corresponsale de El País en Rabat afirma que « la prensa de Casablanca arremete con vehemencia contre un Pablo iglesias al que tachan de « anti-marroquí ».

    No cabe duda de que los sentimientos de los marroquíes hacia el líder de Podemos vienen de sus declaraciones a favor del pueblo saharaui.

    Cembrero recuerda que Iglesias durante una intervención con ocasión del 39ª Conferencia de Apoyo al Pueblo Saharaui celebrada en Madrid en 2014 que « España sigue siendo administrador y soberano del Sáhara Occidental, así que jurídicamente Marruecos está invadiendo un territorio colonial español explotando ilegalmente sus recursos ».

    A pesar de esta declaración incendiaria para Rabat, Iglesias, « en esta ocasión, no anunción que cuando llegue al Gobierno denunciará los Acuerdos de Madrid de 1975 que entregaron a Marruecos y Mauritania la colonial española. Fue, sin embargo, el único jefe de un partido que acudió al acto. Se fundió en un abrazo con el líder del Frente Polisario, Mohamed Abdelaziz, y arremetió por enésima contra la casta.

    En su programa electoral revelado recientemente, Podemos se compromete a establecer “relaciones diplomáticas de alto nivel” con la “República Árabe Saharaui Democrática”.

    Tags : Sahara Occidental, España, Marruecos, Podemos, Pablo Iglesias,

  • Historia : El documento firmado en 1976 por Felipe González y el Frente Polisario apoya la creación de la RASD

    MANUEL OSTOS

    El País, 11 MAR 1983

    Los medios argelinos y saharauis han preferido mantener el silencio oficial ante las declaraciones formuladas por el titular español de Exteriores, Fernando Morán, ya que, según fuentes solventes, carecerían de elementos significativos para aquilatar el sentido de la actual política española hacia esta parte del Magreb. Esta discreción está motivada por el deseo de eliminar todo lo que pueda dramatizar el contexto de la próxima visita del vicepresidente del Gobierno español, Alfonso Guerra, que es considerada como el inicio del relanzamiento de relaciones políticas y económicas de un nuevo tipo entre Argel y Madrid.

    En Argel domina un sentimiento de perplejidad ante la fuerte reacción del Gobierno español para impedir la publicación del comunicado común suscrito por Felipe González y el dirigente del Polisario, Mohamed Abdelaziz, en noviembre de 1976, con motivo del viaje del entonces primer secretario del PSOE a los « territorios liberados de la República Arabe Saharaui Democrática (RASI» ».La precipitación con que habría actuado el Gobierno español, opinan en Argel, obedecería al desconocimiento de que el documento incriminado no tiene nada de secreto, puesto que, en sus partes esenciales, había sido publicado por el diario pro gubernamental argelino El Mudjahid. En ese comunicado, según dicho periódico, « el PSOE reconoce al Frente Polisario como el único y legítimo representante del pueblo saharaui, apoya la proclamación de la RASD y lanza un llamamiento a todas las fuerzas democráticas y progresistas para que se solidaricen con esta posición’ « .

    Este periódico, en un artículo titulado Promesas a cumplir, fechado el 31 de octubre del pasado año, recordaba textualmente que Felipe González « había efectuado una visita a los campos de refugiados saharauis situados en la región de 7induf, en cuya ocasión firmó con el Frente Polisario un comunicado común en el que afirmaba que los acuerdos tripartitos de Madrid eran nulos e ilegales y que las responsabilidades del Gobierno español permanecerían comprometidas mientras que el pueblo saharaui sufriera las consecuencias de esa traición y no hubiera obtenido la liberación total de su territorio nacional ».

    Desconocimiento del Gobierno

    El desconocimiento del Gobierno español de esta publicación le ha llevado a movilizar todos sus resortes para impedir la difusión en EL PAIS de un texto que puede conocerse integramentente consultando la colección de El Mudjahid.

    Ese mismo periódico, en la edición ya señalada, agregaba: « Felipe González ha recordado recientemente que España tiene una responsabilidad histórica en el conflicto del Sáhara Occidental y que, en consecuencia, « no puede permitirse deslices, sobre todo en materia de política exterior », para añadir: « Hoy en día, el Partido Socialista Obrero Español se encuentra en el poder, y tiene enfrente el contencioso del Sáhara Occidental para corregir los errores del pasado. El pueblo saharaui espera del nuevo Gobierno español que uno de sus primeros actos sea la denuncia de los acuerdos tripartitos y sus cláusulas secretas ».

    La presión del Polisario para que se recordaran los términos del acuerdo entre el Partido Socialista Obrero Español y los saharauis se centra, nítidamente, en la misma línea de lo que desea Argel, aunque esta última capital, a diferencia del frente independentista, ha elegido el camino discreto de las conversaciones en la Moncloa, arropadas en el manto de las relaciones fraternales entre el Frente de Liberación Nacional argelino y el PSOE.

    Acuerdo muy interesante

    En noviembre de 1980, Felipe González calificaba el comunicado de « acuerdo muy interesante » en una entrevista concedida al órgano del Frente de Liberación Nacional, Revolución Africana. « Sobre el problema del Sáhara Occidental estamos totalmente de acuerdo con el Polisario. Hemos ido allí abajo, en 1976, y hemos hecho mucho para romper el muro del silencio que rodeaba la guerra. Luego hemos planteado el problema ante el Parlamento español y los foros internacionales. En algunos lugares hemos llegado a hacer que el Frente Polisario fuera reconocido, y admitido en la Internacional Socialista. Hemos adoptado resoluciones que estimo son razonables y próximas de las posiciones que defendemos », subrayaba el dirigente español.

    Por su parte, Alfonso Guerra, en otras declaraciones al diario argelino El Mudjahid (publicadas el 24 de octubre de 1982), aclaraba: « Somos amigos del Polisario. Hemos contribuido a que Europa y la Internacional Socialista tomen en consideración su legitimidad y su representatividad (del movimiento saharaui). Conozco las dificultades que representa hallar una solución a ese problema, pero el PSOE, ahora que está en el poder, continuará siendo partidario de la autodeterminación del pueblo saharaui y el amigo del Polisario ».

    No se descarta en la capital argelina que esas presiones discretas y las más espectaculares del Frente Polisario estén conectadas no tanto con el deseo que de Madrid asuma un protagonismo en el tema -lo cual no parece ser, en todo caso, la voluntad de Argel-, sino en la búsqueda de elementos de recambio a una estrategia que tiene en cuenta lo que aquí se define como la intención del Gobierno socialista francés de no ligarse a un esquema de acción diplomática conjunta con España, congelando por el momento las esperanzas que había suscitado en los ánimos del ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, durante el viaje que efectuó un grupo de altos funcionarios españoles a París en enero de este año, la propuesta francesa de actuar conjuntamente en el Magreb.

    Durante el reciente viaje a Argel del subsecretario de Exteriores español, Gonzalo Puente Ojea, éste había podido conocer los consejos dados por sus interlocutores argelinos, en el sentido de sugerir una acción española propia en el área magrebí sin conexión con la estrategia de París.

    * Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de marzo de 1983

    Tags : Sahara Occidental, Frente Polisario, PSOE, Felipe Gonzalez, Argelia, España,

  • España democrática, Argelia y la cuestión del Sahara occidental

    NAIT MAZI

    El PAIS, 16 DIC 1977

    Director del diario argelino «El Moudjahid»

    Hace algo más de dos años que en contra de todo lo que se podía esperar, España, con la firma del Acuerdo Tripartito de Madrid, desviaba el proceso natural de descolonización del Sahara occidental y abandonaba así al pueblo saharaui a la invasión y a la ocupación extranjera, a pesar de sus muy formales y solemnes promesas, sin tener en cuenta la declaración fundamental de las Naciones Unidas sobre la descolonización de territorios no autónomos contenida en la resolución 1.514, suscrita solemnemente por España.

    España habla neg ociado y concluido un verdadero trueque con Marruecos y Mauritania creyendo obtener de la operación cierto número de ventajas económicas en los terrenos de los fosfatos y de la pesca, ventajas que, ironía del destino, iban a ser puestas en cuestión en la primera tría igual oportunidad, como sería igualmente puesto en cuestión el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, privado por la fuerza de su existencia como nación.

    La gravedad del problema no termina aquí: el acuerdo de Madrid, provocando un cambio de fronteras, desestabilizó toda la región noroccidental de Africa Vino a arruinar una política de buena vecindad y cooperación conseguida durante una década en la región, a suscitar tensiones inestabilidad e inseguridad, constituyendo un peligroso precedente para el resto del continente africano, ya que uno de los principios fundamentales de su carta afirma la intangibilidad de las fronteras heredadas de la colonización.

    Un problema que debía haber sido estrictamente de descolonización de un territorio transformó, por sus terribles consecuencias, toda la problemática regional. Marruecos y Mauritania, que no habían contado con la resistencia del pueblo saharaui e incapaces de triunfar, recurren a la fácil coartada del conflicto bilateral con Argelia y a la amenaza del derecho de persecución, de siniestro recuerdo para nosotros.

    Es cierto que España, llamada a ratificar el hecho consumado, ha sabido retirar a tiempo su respaldo político a un deseo anexionista con la declaración valiente y lúcida del 26 de febrero de 1976, puesto que después de la reunión folklórica de la Djemaa había visto claramente los aspectos más sórdidos.

    Pero los envíos continuos de armamento y de equipo, el silencio y el inmovilismo de España frente a la tragedia del pueblo saharaui y el peligro de extensión del conflicto del Sahara a toda la región dan a la política española una impresión de confusión, de ambigüedad y de dimisión.

    España democrática no puede sin riesgo para ella misma, para la credibilidad de los valores y principios que pretende encarna hoy día frente al mundo, persistir en su indiferencia respecto a un pueblo saharaui que ha puesto sus esperanzas en la democracia española y que ha rechazado con coraje y tenacidad los falsos destinos que le han querido imponer por la fuerza y la violencia.

    Después del acontecimiento del 15 de junio, trascendente y dolorosa prueba del más reciente pasado, el pueblo saharaui, encarnado en su legítimo representante: el Frente Polisario, ha multiplicado sus propuestas y sus gestiones cerca de todos los representantes auténticos del pueblo español y de su Gobierno. Sin exclusiones y sin preámbulos, les ha tendido la mano en nombre de ese generoso pasado común y para salvaguardar las posibilidades y las promesas del porvenir.

    Se trata, para este pueblo orgulloso de su pasado y de su historia reciente escrita con letras de sangre sobre la arena del desierto de sobrepasar los paréntesis trágicos del pasado y crear el es quema del porvenir sobre relaciones confiadas y fructuosas con España democrática.

    Se trata, pues, de reunir sin complejos las condiciones de un diálogo que abra el camino de la paz a la cual aspiran tanto el pueblo saharaui como los otros pueblos de la zona.

    Recientemente, con ocasión de la 32 sesión de las Naciones Unidas, España ha tomado una iniciativa en este sentido.

    Argelia, preocupada por aprovechar toda probabilidad de paz, ha aceptado esta iniciativa y añade hoy la llamada a profundizar la reflexión y el acuerdo para traducir estas convergencias en una línea de acción concreta para el retorno de la paz, de la estabilidad y de la seguridad en la región.

    España, para ser consecuente con su deseo de paz, debería decretar un embargo inmediato y total de los envíos de armas destinados a cualquiera de los países implicados en el conflicto, reconocer a ejemplo de otros países la personalidad jurídica del pueblo saharaui (y si ella tiené todavía alguna duda sobre su representatividad, por lo menos reconocerle como interlocutor y como parte en el conflicto), emprender la iniciativa de la convocatoria de una conferencia regional sobre el Sahara occidental con presencia de todos los países implicados y del Frente Polisario, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, para examinar las modalidades de una consulta a todas las poblaciones saharauis, libre y legal, que es además la mejor garantía de una cooperación regional con todos los países del Magreb sin exclusiones y, por qué no, con un Estado saharaui independiente abierto a una cooperación económica y cultural privilegiada con España, cooperación derivada de la historia y la cultura común, la proximidad geográfica, las complementariedades económicas y el peso de las realidades geopolíticas.

    Es decir, España tiene todavía medios para asumir plenamente sus responsabilidades de país miembro de la comunidad internacional, de país vecino y de potencia media que tiene sustanciales intereses en la región.

    Es importante subrayar aquí, en contra de una idea extendida con mala fe, que nadie, ni Argelia, ni el Frente Polisario, ni la ONU, desean ni reclaman el retorno de las tropas españolas al Sahara occidental.

    El problema se establece en términos de compromiso político, jamás en términos de compromiso militar. Se trata de abrir paso a una solución pacifica de este doloroso conflicto.

    Argelia (volviendo a afirmar que no busca ninguna ventaja económica o territorial) y España deben aportar, en una reunión colectiva con las otras partes implicadas a fuerza de valentía, perseverancia y esfuerzo, una contribución positiva a la causa de una paz justa y duradera. Se trata ciertamente de un formidable reto que hay que señalar como interés objetivo y mutuo de todos los pueblos, desde los Pirineos al Atlas, interés, bien entendido, de España y del Magreb.

    * Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 16 de diciembre de 1977

    Tags : Sahara Occidental, Argelia, España, Marruecos, Frente Polisario,

  • Historia – Sahara: desbandada de españoles empleados de Fos-Bucraa

    EL PAÍS, 4 JUN 1977

    La cadena de atentados producida en las últimas horas en el Sahara, que han provocado la desbandada de parte de los trabajadores españoles en Fosfatos de Bucraa, SA, y la renuncia de al menos treinta de los camioneros canarios que transportaban el mineral desde los yacimientos a El Aaiún, parece responder a una ofensiva muy meditada del Frente Polisario, coincidiendo con el séptimo aniversario de su creación, cumplido el pasado 20 de mayo.

    Tras la explosión de una mina el pasado martes cerca de Smara, hecho que causó la muerte de Adolfo Relaño y heridas graves a otro empleado de Fos Bucraa, se han producido nuevos atentados, que han producido bajas entre los miembros de las tropas marroquíes que protegen el diario convoy de fósfatos desde la mina hasta El Aaiún.Las noticias son confusas. Lo seguro es que 129 trabajadores españoles en Fos Bucraa, de los alrededor de cuatrocientos con que contaba la plantilla hasta hace unos días, han decidido abandonar sus puestos de trabajo. Igualmente, alrededor de treinta de los camioneros que diariamente trasladaban los fósfatos extraídos en las minas de Bucraa hasta las instalaciones de la compañía en la playa de El Aaiún, han renunciado a esta actividad y tratan de embarcar sus vehículos con dirección a Las Palmas, sin que hasta el momento hayan obtenido el correspondiente permiso por parte de las autoridades marroquíes.

    La actual situación puede paralizar definitivamente el movimiento en la explotación de Fos Bucraa. Aunque desde hace meses no se extrae ni un gramo de, mineral de los yacimientos, ni funciona la cinta transportadora que, a lo largo de cerca de cien kilómetros de desierto, trasladaba el mineral desde la explotación hasta el punto de embarque, los directivos de la compañía han mantenido un ritmo de la actividad en la empresa que se asemejara a lo normal. Los planes más optimistas permitían pensar en una puesta en marcha de la cinta transportadora a finales del presente año, y un funcionamiento integral de todas las instalaciones en el plazo de doce meses.

    Desde diciembre del pasado año, los directivos de Fos Bucraa (un director general marroquí y un subdirector español), consiguieron poner en marcha la explotación en el aspecto de acopio de mineral, mediante un convoy diario de camiones, fundamentalmente canarios, fuertemente protegido por tropas acorazadas del ejército marroquí, que han transportado una media de 1.100 toneladas de fosfatos. Estos camioneros, que últimamente habían recibido amenazas del Frente Polisario por colaboracionistas con la potencia ocupadora de lo que considera su territorio nacional, y que en su mayoría están controlados por comisionistas o intermediarios que raramente pisan el territorio saharaui, cobran de Fos Bucraa 425 pesetas por tonelada de fósfato transportada, si son transportistas independientes, y 401 si están bajo el control de alguno de los comisionistas.

    Los atentados de estos días parecen dar a entender que el F. Polisario ha considerado rota la tregua concedida a los súbditos españoles que trabajaban hasta ahora en El Sahara y que, en el futuro, las acciones armadas no discriminarán a los marroquíes de los trabajadores españoles de Fos Bucraa.

    * Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 4 de junio de 1977

    Los trabajadores de Fos Bucraa bajo la ley del silencio

    Tags : Sahara Occidental, Frente Polisario, Marruecos, Fosfatos de Bucraa, expoliación, pillage, España, Fosbucraa,

  • Los servicios secretos marroquíes campan a sus anchas en España

    El hombre era alto, llevaba una gabardina marrón y daba la impresión de ser originario de los Balcanes. Entró con paso firme, el 28 de enero, en la cafetería Vips de la madrileña Puerta de Alcalá, casi vacía a esa hora de la noche. Se plantó brevemente ante un televisor encendido. Después dio media vuelta y salió del establecimiento. Nos miró de reojo. Su comportamiento me pareció extraño, pero no le atribuí importancia.

    Tres semanas después supe cuál había sido su cometido en el Vips: fotografiarme a mí y a mi acompañante, el periodista marroquí Houssine el Majdoubi, mientras comíamos un pincho. Lo supe no porque lo haya investigado sino porque el diario digital marroquí Le 360 publicó nuestras fotos en su web junto con un artículo sobre la « conspiración » que tramábamos con un familiar del rey.

    Algunos medios de comunicación independientes marroquíes aseguran que Le 360 es, a través de personas interpuestas, propiedad de Mounir Majidi, secretario particular del rey Mohamed VI de Marruecos y administrador de la fortuna real.

    Le 360 no explica cómo obtuvo esas instantáneas, pero es fácil imaginarse que se las proporcionó alguno de los servicios secretos marroquíes. Para llegar al Vips sus agentes tuvieron que hacer un seguimiento por las calles madrileñas de al menos uno de los dos periodistas que allí se habían dado cita. La toma de esas fotos es una prueba más de que los espías marroquíes campan a sus anchas en España y no solo cuando se trata de perseguir a terroristas.

    La publicación de esas fotos auténticas, junto con un fotomontaje que encabeza el artículo, es además reveladora de la obsesión de Mohamed VI con su primo hermano Moulay Hicham, y de las relaciones que éste mantiene con periodistas, académicos etcétera. Apodado el príncipe rojo, el primo es conocido por sus críticas al autoritarismo del régimen marroquí.

    En esos últimos días de enero Moulay Hicham, también algo obcecado con su primo Mohamed VI, estuvo en Madrid para presentar la edición española de su autobiografía Diario de un príncipe desterrado editada Planeta. A él también le siguieron, le hicieron fotos a hurtadillas en la Plaza Mayor etcétera.

    Con marroquíes carentes de sangre azul, los agentes de Rabat tienen menos miramientos. « En suelo español [en el puerto de Algeciras, el 1 de noviembre de 2010] hombres marroquíes de paisano me dieron el alto, emplearon la violencia y me arrastraron a la fuerza hasta la bodega del ferry que regresaba a Marruecos », escribió el cocinero franco-marroquí Mostafa el Naim al presidente François Hollande en 2013, tras pasar dos años detrás de los barrotes en Marruecos.

    ¿No conoce fronteras la policía secreta marroquí?, se preguntó en un titular el diario digital francés Slate Afrique. Aludía a la Dirección General de Supervisión del Territorio (DGST), la policía de paisano encargada de la lucha antiterrorista. Con el respaldo de los abogados de la Asociación de Cristianos por la Abolición de la Tortura, El Naim puso el año pasado, en París, una denuncia por torturas contra Abdelatif Hamouchi, director de la DGST, que un magistrado instructor francés está investigando. Esa denuncia y otras dos fueron, hace un año, las causantes de la crisis entre Rabat y París.

    Abdelilah Issou, un ex teniente del Ejército marroquí exiliado en España, también asegura en su libro Memorias de un soldado marroquí, publicado en París el año pasado, que el 12 de agosto de 2010 varios compatriotas suyos intentaron secuestrarle en la puerta de su casa, en Madrid, cuando regresaba de hacer deporte. A diferencia de lo sucedido en Algeciras fracasaron.

    Ignacio Cembrero

    Fuente: Orilla Sur

    Tags : Marruecos, España, servicios secretos, espionnage, DGED, DGEST, Abdelilah Issou, Moulay Hicham,

  • ¿Sabías que el Sáhara Occidental desafió a la España de Franco?

    Por J. Gabriel Jiménez López

    En el caluroso verano de 1970 los españoles del Sáhara Occidental hacían preparativos para la celebración de una gran fiesta. Celebraban la obtención del estatus de provincia que había conseguido la antigua colonia española. Todo se ponía a punto para los grandes banquetes y las alegres manifestaciones que iban a celebrarse en la ciudad de El Aiún y en otras tantas localidades del Sáhara español. El territorio sahariano destacaba por ser, junto con Guinea Ecuatorial, el último territorio de ultramar que le quedaba a España. (1)

    El nacionalismo del Sáhara Occidental y el Águila de san Juan
    Pero no toda la gente de aquel trozo de África estaba conforme con la situación de alegría patriótica, bandera española en mano. La población saharaui se encontraba en plena efervescencia política y se reunía entorno a un hombre: Mohamed Bassiri. Perseguido en España y Marruecos, había logrado formar una asociación llamada Harakat Tahrir cuyo lema ‘Sahara para los saharauis’ es suficiente para entrever sus objetivos. (2)

    Los informes pasaban de mesa en mesa en los despachos de la Gobernación del Sáhara. Pero nadie quería hacerse cargo del grave problema y, aún peor, nadie sabía cómo solucionar aquello. Parece ser una vieja tradición española eso de ir pasando los problemas como si del juego de la patata caliente se tratase. La situación se complicó cuando miles de saharauis coparon las calles de El Aiún. Pretendían hablar con el gobernador en persona; querían darle por escrito sus exigencias.

    El gobernador español hizo una breve aparición pensando que podía calmar los ánimos, pero la muchedumbre no abandonó su protesta. Tras el intento de un representante de la gobernación de hacer que la manifestación se disolviese, la gente lo apedreó a él y a su escolta. Finalmente, se movilizó a la Legión que, tras momentos de gran tensión, hizo fuego contra la multitud.

    Arenas de sangre: interviene la ONU en el Sáhara Occidental
    Sello con motivo del Sáhara Occidental durante el franquismo

    A raíz del terrible suceso, la ONU decidió tomar cartas en el asunto: el Sáhara Occidental debía ser descolonizado. La matanza de Zemla (como se conoció a aquella represión) desacreditó a España como potencia colonial competente, y las Naciones Unidas exigieron la convocatoria de un referéndum en el Sáhara español. (3)

    El referéndum, como era lógico, no se celebró. La comunidad internacional se cebó con España mientras países como Reino Unido y Francia hacían auténticas barrabasadas en sus colonias e ideaban instrumentos legales para mantener la soberanía sobre unos supuestos países independientes. Los saharauis tampoco se quedaron de brazos cruzados y se fundó el Frente Polisario. Las comunidades españolas del Sáhara Occidental sufrieron el azote terrible del terrorismo y los combates de guerrilla. Las bombas estallaban en los cafés, colegios y calles de El Aiún (capital del entonces Sáhara español) y otras ciudades. Además, el Frente Polisario martirizaba a los jóvenes soldados españoles con constantes emboscadas. Finalmente, España accedió a celebrar el referéndum en 1975.

    Un viejo conocido entra en juego

    Aún quedaba un actor que todavía no había entrado en el juego: el halcón marroquí. El rey Hassan II vivía una difícil situación en su país: la crisis económica y los continuos intentos de Golpe de Estado preocupaban al monarca. Desde su lujoso palacio de Salé, los ojos del monarca se fijaron en el Sáhara Occidental.

    Aquella región que luchaba por su independencia e identidad, frente a una oxidada e inoperante potencia europea cuyo líder, el antaño impasible general Franco, vivía postrado en una cama. Pero, antes de actuar, necesitaba un cuidadoso plan. Desde fines de los años 50, Marruecos había hostigado y hasta guerreado con España por el control de Ifni y el Sáhara. Y aunque el resultado de la guerra no había mucho éxito con el Sáhara Occidental, sí habían adquirido posesiones en Ifni. Tras meditar, el Comendador de los Creyentes no lo pensó más: había llegado su momento.

    Referencias

    (1) España perdió las colonias de Puerto Rico, Cuba, Filipinas y Guam en la guerra de 1898. Tras este desastre conservó el protectorado de Marruecos hasta su independencia en el año 1956 con lo cual, a España solo le quedaba en tierra africana el Sáhara y la Guinea.

    (2) La organización Harakat Tahrir contaba entonces con 7.000 afiliados y una gran influencia.

    (3) Resolución 2711.

    Bibliografía

    Cembrero, I., 1999, “La ONU ofrece un censo de 84.000 electores para el referéndum de autodeterminación del Sáhara Occidental”, EL PAÍS, 16 julio.

    García, A., 2010, Historia del Sáhara y su conflicto, Ed. Catarata.

    Perrault, G., 1991, Nuestro amigo el Rey, Ed. P&J Cambio 16, Barcelona.

    Fuente : Kronos Historia

    Tags : Sahara Occidental, Marruecos, España, provincia española, resurrección de Zemla, Mohamed Basiri,

  • España apoyó en el Sáhara una solución favorable a Marruecos

    Ignacio Cembrero

    El País, 13/12/2010

    El Gobierno animó a Rabat a elaborar su propuesta de autonomía y le ofreció ayuda.- Exteriores propuso por escrito que el Sáhara fuera « como Cataluña ».- El presidente argelino Bouteflika tachó al PSOE de « deshonesto » con los saharauis

    Desde que los socialistas llegaron al Gobierno, en 2004, se esforzaron por mantener en público una postura equidistante en el conflicto del Sáhara Occidental, pero bajo cuerda apoyaron e incluso se ofrecieron a asesorar a Marruecos sobre cómo elaborar su propuesta de conceder a la antigua colonia española una autonomía, pero bajo soberanía marroquí.

    Decenas de cables de las embajadas de EE UU en Madrid, Rabat y París ponen de relieve una aparente ambiguedad de la posición española sobre el Sáhara -algunos la describen como « confusa »-, pero, en última instancia, España se alinea, con matices, con las tesis de Marruecos.

    « Los socialistas españoles no han sido honestos con los saharauis ». La frase, pronunciada en agosto 2005 por el presidente argelino Abdelaziz Bouteflika, ilustra el malestar de Argelia con la política exterior de los sucesivos gobiernos socialistas desde hace seis años.

    Bouteflika hizo ese comentario al senador Richard Lugar, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, al que recibió en Argel. De ahí la subida del 20% del precio del gas que exporta Argelia a España, decretada unilateralmente en marzo de 2007. « (…) Muchos, en España, consideran que está vinculada a los comentarios de Zapatero en Marruecos » durante su última visita, escribe el embajador de EE UU, Eduardo Aguirre, en una nota confidencial.

    Negociación cuatripartita

    El Gobierno socialista empezó primero por querer sortear al Frente Polisario como interlocutor. De vez en cuando, se quejó Bouteflika al senador, España propone a Argelia negociar con Francia y Marruecos para resolver el conflicto del Sáhara. Argelia, le recordó, « no negociará en nombre de los saharauis ».

    El entonces ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, negó haber intentado poner en marcha esa negociación cuatripartita, pero él mismo evocó esa idea con regularidad. Lo hizo, por ejemplo, en 2008 al recibir en Madrid a David Welch , asistente de la secretaria de Estado y encargado de Oriente Próximo. En este caso, Moratinos quiso incorporar a EE UU al foro cuatripartito que nunca se llegó a crear.

    Después de haber rechazado el plan de James Baker para el Sáhara, que obtuvo el aval del Consejo de Seguridad de la ONU, Rabat llegó a la conclusión de que no le bastaba con decir « no » y debía presentar una contrapropuesta. Dio un impulso a la elaboración de su oferta de autonomía que vio la luz en 2007.

    Desde el primer momento, España le apoyó. « Marruecos debe presentar un plan creíble de autonomía » , le dijo el embajador español en Rabat, Luís Planas, a su homólogo de EE UU, Thomas Riley, en 2006. Antes de pronunciarse sobre el plan, el Gobierno español necesitará examinarlo, advirtió Planas, pero, mientras, le « ayudará a sentirse cómodo y le apoyará » para que redacte un proyecto serio.

    Ese mismo año, Moratinos elaboró un « non paper » , como se llama en el lenguaje diplomático a documentos sin membrete en los que se lanzan ideas sobre el Sáhara. Lo entregó a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad. En él les propone abandonar los términos de « descolonización, soberanía e independencia » y sustituirlos por el vocabulario de la « globalización » con palabras como « regionalización, autonomía y autogobierno ». Sugiere para el Sáhara « una solución similar a la que España ha dado a Cataluña ».

    Referendo en el Sáhara

    España apoya un referendo en el Sáhara, explicaron a David Welch dos directores generales españoles, Fidel Sendagorta y Andrés Ortega, pero éste solo tiene sentido si valida una determinada opción y no ofrece al votante un abanico de soluciones [integración en Marruecos, autonomía e independencia]. Otros funcionarios repiten machaconamente que la independencia es « irrealista ».

    Una delegación marroquí de alto nivel viajó a Madrid y a otras capitales, en febrero de 2007, para dar, por fin, a conocer el plan de autonomía que Rabat quería convertir en el eje de la negociación con el Polisario. Mencionó los modelos español y alemán de autonomía, pero sin entrar en detalles. Moratinos les rogó que fueran generosos.

    La propuesta marroquí no entusiasmó a la diplomacia española. El consejero político de la Embajada de España en Rabat invitó a sus homólogos de Francia, EE UU, Reino Unido y Alemania a una reunión de evaluación el 14 de marzo de 2007. « Nuestro anfitrión español no estaba contento » , señala su homólogo estadounidense Craig Karp.

    Sin un avance sustancial

    Ninguno de los asistentes estaba contento. Todos se lamentaron: la energía puesta en la iniciativa no desemboca en ningún avance sustancial de la autonomía que pueda convencer a la otra parte. Al mes siguiente Álvaro Iranzo, director de Oriente Próximo, deploró con su homólogo Gordon Gray le negativa de Marruecos a permitir incluso el uso de los símbolos saharauis en la región autonómica.

    El repaso de las numerosas conversaciones mantenidas entre diplomáticos estadounidenses y españoles sobre el Sáhara pone de relieve la coincidencia de sus puntos de vista. Ambas potencias simpatizan, con matices, con la propuesta de autonomía. España se muestra, en cambio, crítica con Francia porque su ciego alineamiento con Marruecos le impide ejercer eficazmente su influencia.

    Jacques Chirac, presidente de Francia, « es más promarroquí que el rey de Marruecos », ironizó Bernardino León tras tomar posesión como « número dos » del Ministerio de Exteriores. Él y su ministro intentaron en 2004 que París « se acercarse a la neutralidad », pero no lo lograron.

    Chirac y Nicolas Sarkozy han sido valedores incondicionales de Marruecos. Hasta Yassin Mansouri, jefe del más poderoso servicio secreto marroquí (DGED), reconoció ante Christopher Ross, enviado personal de Ban Ki-moon para el Sáhara, que Rabat había indicado a Sarkozy que « sería preferible para Francia no ser percibida como tan pro marroquí con relación al Sáhara Occidental ».

    Las negativas de Zapatero

    Dos veces el presidente José Luís Rodríguez Zapatero dijo, sin embargo, « no » al rey Mohamed VI . Primero en Oujda, a 13 kilómetros de la frontera con Argelia, dónde el monarca le recibió en julio de 2008. Eligió ese lugar porque pretendía que su huésped español hiciera una declaración a favor de la reapertura de la frontera que Argel mantiene cerrada desde 1994, según la Embajada de EE UU en Rabat. No lo consiguió.

    Zapatero se ofreció, eso sí, a mediar entre los dos vecinos, pero el soberano le contestó: « El momento no es el apropiado ». Antes habían propuesto en vano sus buenos oficios Chirac e incluso el presidente ruso Vladimir Putin.

    Al año siguiente, Mohamed VI despachó urgentemente a un emisario a Madrid, el saharaui Mohamed Cheikh Biadillah, para llevar una carta a Zapatero en vísperas de la reunión de abril de 2009 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Le pedía ayuda para que el mandato del contingente de la ONU en el Sáhara (MINURSO) no fuese ampliado para incluir la supervisión de los derechos humanos.

    Durante muchos meses, el presidente español y Moratinos echaban balones fuera cuando se les preguntaba por una modificación de las competencias de MINURSO hasta que, hace cuatro semanas, las fuerzas de seguridad marroquíes desmantelaron el campamento de protesta saharaui en las afueras de El Aaiún. Once días después, el 19 de noviembre, la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, abogó, por primera vez, porque la MINURSO se ocupe también de los derechos humanos.

    El político español que más respaldó a la Administración del presidente George Bush fue el único que discrepó de su actuación en el Magreb. A principios de 2007, cuando Rabat empezaba a presentar al mundo su plan de autonomía, José María Aznar declaró « rotundamente » al embajador estadounidense en Madrid que la política de EE UU de acercarse a Marruecos « era una mala idea ». Si Washington hace concesiones a Rabat y le proporciona asistencia, Marruecos « abusará de estas cosas », le advirtió.

    Tags : Sahara Occidental, Marruecos, España, PSOE, Zapatero, Wikileaks,

  • España, una democracia poco transparente

    Por Ignacio Cembrero

    Cuando Luís Salom, un joven asesor del Partido Popular en Valencia, preguntó, a través del Portal de Transparencia, por el coste del viaje del presidente Pedro Sánchez y su familia a Castellón en julio, obtuvo en diciembre una respuesta decepcionante: 282,92 euros. El desplazamiento costó obviamente mucho más, pero La Moncloa solo reveló la cifra correspondiente a los gastos de protocolo. El resto es materia clasificada, según la Ley de Secretos Oficiales de 1968 aun en vigor.

    En muchos países europeos, sobre todo en los escandinavos, tal secretismo es inimaginable. En Dinamarca, por ejemplo, las facturas del primer ministro, de sus almuerzos o de sus viajes, se colocan en la web sin que nadie deba preguntar por ellas.

    No solo la oposición al Gobierno de turno -ahora el PP, pero antaño también el PSOE- padece esta opacidad informativa. Los periodistas están en primera línea. Datos relevantes que en otros Estados miembros de la UE se divulgan con celeridad a través, por ejemplo, de las webs de los ministerios, son en la práctica secretos en España.

    Abundan los ejemplos. La inmigración irregular batió un nuevo record en 2018 con la llegada de 64.298 “sin papeles”, un 131% más que el año anterior. El Ministerio del Interior de España proporciona, cada dos semanas a través de su web, los datos globales, pero no el desglose por nacionalidad declarada, sexo, el porcentaje de menores o el puerto de desembarco. En Italia, sin embargo, Interior actualiza a diario su web que contiene todas esas informaciones que facilitarían un análisis más detallado del fenómeno migratorio. Algunas webs de agencias de Naciones Unidas, como la de la Organización Internacional de Migraciones o el Alto Comisionado para los Refugiados, y también de la UE, como Frontex, proporcionan en ocasiones más información sobre las corrientes migratorias que afectan a España que las de Interior y Fomento.

    Cuando un asunto se convierte en sensible las administraciones españolas tienden además a veces a restringir la información. Tampoco faltan los ejemplos. Ya en tiempos del Partido Popular en el Gobierno, Interior alargó, de una a dos semanas, la frecuencia de sus informes semanales públicos sobre migración. Ahora, en diciembre, Fomento ha vetado que Salvamento Marítimo comunique a diario a través de Twitter los rescates que efectúa y a cuantas personas salva la vida.

    Cuando los equipos de prensa de ministerios u otros departamentos de la Administración del Estado no responden satisfactoriamente, los periodistas buscan otros cauces para informarse. Desde 2014 recurren al Portal de Transparencia y también a las preguntas que, a petición suya, algunos parlamentarios, generalmente de la oposición, acceden a formular al Gobierno.

    El método es lento –un plazo de dos meses- aunque suele dar mejores resultados porque el Ejecutivo se los toma más en serio. A veces, sin embargo, contesta solo parcialmente a la pregunta o no responde alegando que se trata de una materia secreta. Ese fue, por ejemplo, el argumento invocado para omitir dar a un senador el desglose, que había solicitado, por lugar de residencia y por sexo, de los 266 yihadistas que salieron de España en los últimos años para incorporarse a organizaciones terroristas en Oriente Próximo. Semanas antes de que el Ejecutivo le respondiera negativamente, la prensa belga y la alemana había publicado esa misma información sobre sus respectivos países. Allí no era secreta.

    Estos episodios dan una idea del camino que le queda por recorrer a España para ser una democracia transparente. La Ley de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno supuso, en diciembre de 2013, un primer paso, pero se ha quedado corta. No prevé sanciones para quienes la incumplan, no obliga a justificarse a quienes no contesten y, sobre todo, no abarca a las administraciones autonómicas ni municipales.

    Otra gran tarea pendiente, más allá de mejorar la transparencia, es elaborar una nueva Ley de secretos oficiales que sustituya a la aprobada hace 51 años y que, en la práctica, impide desclasificar documentos, algo insólito en Europa. Tras años de parálisis, en junio de 2018 se reactivó la ponencia de la Comisión Constitucional que estudia la reforma. La iniciativa la lleva el Partido Nacionalista Vasco que propone desclasificar en 25 años los documentos secretos y en 10 los reservados, pero los grandes partidos han presentado numerosas enmiendas. Apenas se ha avanzado en los últimos siete meses. A la hora de trabajar sobre el siglo XX los historiadores andan aún cojos.

    Fuente : Revista Registradores de España, 2 abril 2019

    Tags : España, inmigración, transparencia, estadísticas,

  • El discreto apoyo de España a Marruecos en el Sáhara

    En público el lenguaje es impecable. Miembros del Gobierno español y diplomáticos muestran, con alguna rara excepción, una exquisita neutralidad cuando se pronuncian sobre el conflicto del Sáhara Occidental que enfrenta desde hace 39 años a Marruecos y al Frente Polisario, respaldado por Argelia. El presidente español Mariano Rajoy fue, por ejemplo, un modelo de imparcialidad al recibir en Madrid, en abril de 2013, al secretario general de la ONU.

    Bajo cuerda, sin embargo, la diplomacia española apoya a Marruecos y su propuesta de autonomía, formulada en 2007, para ese territorio que fue colonia de España hasta 1975. Los cables del Departamento de Estado norteamericano, desvelados en 2010 por Wikileaks, ya mostraban, por ejemplo, al entonces embajador de España en Marruecos, Luis Planas, ofreciendo su ayuda a las autoridades marroquíes para elaborar su oferta autonómica para el Sáhara.

    Ahora el Wikileaks marroquí aporta nuevos datos. Desde principios de octubre cientos de documentos confidenciales de la diplomacia marroquí están siendo desvelados por Chris Coleman, un falso perfil en Twitter. Detrás de él se esconde un hacker o un servicio secreto que ha pirateado los ordenadores del Ministerio de Asuntos Exteriores o del servicio secreto exterior marroquí (DGED).

    En el Grupo de Amigos del Sáhara Occidental (EE UU, Rusia, Francia, Reino Unido y España), la diplomacia española siempre parece dispuesta a echar una mano a Rabat, Sucedió, por ejemplo, en abril del año pasado cuando la embajadora estadounidense, Susan Rice, propuso ampliar el mandato de la MINURSO (contingente de la ONU) en el Sáhara para que vigilase el respeto de los derechos humanos. París y, en menor medida, Madrid evitaron que prosperase esa iniciativa que disgustó a Rabat.

    Este año, en marzo, el embajador adjunto de España ante la ONU, Juan Manuel González de Linares, se volvió a alinear con su colega francés en la reunión del Grupo. Resaltó ante todo « los avances de Marruecos en materia de derechos humanos » aunque también expresó su apoyo a Christopher Ross, el mediador en el conflicto designado por Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas. Rabat abomina a Ross.

    No siempre la diplomacia española estuvo al lado de Ross. A finales de junio de 2012 el titular de Exteriores español, José-Manuel García-Margallo, secundó públicamente las objeciones de Rabat a la mediación de Ross. « Sería bueno que avanzase en el dosier más rápido y se centrase en los temas centrales de ese dosier en vez de perderse en temas accesorios », declaró el ministro en la capital marroquí. Tres meses después el Rey Mohamed VI rectificó tras recibir una llama de Ban Ki-moon. García-Margallo hizo entonces otro tanto.

    El ministro español también se esforzó por evitar que la Unión Africana desempeñe un papel en la negociación entre Marruecos y el Frente Polisario, el movimiento armado que reivindica la independencia del Sahara. Con tal propósito se reunió, a finales de enero en Addis Abeba, con la presidenta de la Comisión de la Unión Africana, Nzosazana Dlamini Zuma.

    Le dijo a Dlamini-Zuma, según anticipó a los marroquíes Ignacio Ybañez, director general de Política Exterior, que « España deseaba preservar el proceso » negociador puesto en marcha por la ONU y evitar « interferencias ». Aún así la Unión Africana nombró, en su cumbre de junio, a un emisario para el Sáhara, el expresidente mozambiqueño Joachim Chissano. En su primera visita a Nueva York, Chissano ya recalcó que, a ojos de la Unión Africana, España sigue siendo potencia administradora del Sáhara aunque no pueda ejercer esa labor porque Marruecos controla el territorio. Sus palabras irritaron a las diplomacias marroquí e incomodaron a la española.

    Actuar así no es fácil para el Gobierno español reconoció, a finales de octubre de 2013, García-Margallo al entrevistarse con Salaheddin Mezouar, recién nombrado entonces ministro de Exteriores marroquí. Hay « presiones de la sociedad civil y de las fuerzas políticas así como de los medios de comunicación y de la opinión pública para tratar de influir sobre la posición oficial de España », le comentó.

    Agradecimientos marroquíes

    Rabat es consciente de los esfuerzos que el Gobierno de Rajoy hace en el ámbito del Sáhara, y en otros muchos, y le está agradecido. Cuando, por ejemplo, la ministra adjunta de Exteriores marroquí, Mbarka Bouaida, se reunió en Madrid con García-Margallo, a finales de febrero, empezó la conversación « dando las gracias a España por su constante apoyo en el seno de las instancias de la Unión Europea (…) ».

    Pero las autoridades marroquíes son también insaciables en su exigencia de apoyo español. Bouaida pidió a su anfitrión que la cooperación española « incluya las provincias del Sur [Sáhara Occidental] sin hacer mención alguna que pudiese poner en duda su pertenencia a Marruecos ». Puso dos ejemplos de expresiones que rechazaría: « territorios bajo jurisdicción » o « bajo administración » marroquí. La ayuda al desarrollo española a Marruecos no abarca, por ahora, al Sáhara.

    A la excolonia han intentado viajar estos últimos años decenas de delegaciones de políticos, sindicalistas y miembros de la sociedad civil española y de otros países europeos. Casi todos han sido expulsados manu militari sin que ningún Gobierno español, ni el socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, ni el de Rajoy, condene la actuación marroquí ni eleve una queja ante Rabat ni siquiera cuando los rechazados son parlamentarios.

    Sí lo hizo, en cambio, el embajador del Reino Unido en Rabat, Clive Alderton, al ser recibido, el 13 de abril de 2013, en el Ministerio de Asuntos Exteriores. « Londres considera que el rechazo y las restricciones impuestas a las delegaciones parlamentarias [europeas y españolas] perjudican los esfuerzos de Marruecos en materia de derechos humanos », declaró el embajador, según la transcripción marroquí de sus palabras. « Marruecos debería de estar interesado en mostrarse más abierto ante las solicitudes de visitas », concluyó. Hasta ahora no ha sido más receptivo.

    Orilla Sur, 28 nov 2014

    Tags : Marruecos, Sahara Occidental, España, ONU, autonomía,