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  • « Vacaciones en Paz » para dar otra imagen del mundo a los niños del Sáhara Occidental

    Vacaciones en Paz

    “Millones de niños en todo el mundo quedan marcados desde muy temprana edad por la guerra, el hambre o el éxodo; palabras que no distinguen a inocentes de culpables y que siempre que se imponen lo hacen para negar el futuro, la solidaridad y la libertad a quienes más lo necesitan.”

    La campaña de Vacaciones en Paz, es un proyecto solidario que pretende dar a los niños y niñas saharauis la posibilidad de convivir con nosotros y que puedan tener otra imagen del mundo, distinta de las que les aporta su realidad cotidiana en el desierto.

    En verano, la vida de los campamentos es especialmente dura, se puede alcanzar hasta los 60 grados a la sombra y al caer la noche desciende mucho la temperatura. El siroco es también más duro en verano, dificultando la respiración.

    Es por ello por lo que la campaña de Vacaciones en Paz se realiza principalmente en verano, para alejar a los niños y niñas saharauis del duro desierto, que se vuelve especialmente inhóspito en esta estación. La estancia de los niños y niñas se realiza en nuestras casas para que convivan con nuestras familias.Este proyecto es un verdadero símbolo de solidaridad con todos los pueblos que han sido desplazados por la irracionalidad de la guerra. Es un clamor por la paz, la justicia y la libertad. Entre estos pueblos que sufren se encuentra el pueblo saharaui, el cual se ha visto obligado a vivir durante más de 30 años en un desierto inhóspito, refugiados en campamentos situados en Argelia, siendo en este medio donde crecen sus hijos e hijas, quienes deben sobrevivir en condiciones inhumanas desde su nacimiento.

    Cuando las mujeres saharauis idearon este proyecto a mediados de los 80, eran conscientes de las carencias sanitarias y alimenticias importantes existentes en los campamentos de Tinduf.

    Con este proyecto, pretendían ofrecer la posibilidad de que sus hijos e hijas se recuperasen con una dieta equilibrada y variada, así como una cobertura sanitaria para solucionar los problemas de salud derivados tanto de la malnutrición como de patologías incurables en los campamentos.

    Muchos de los niños y niñas saharauis tienen síntomas de anemia provocada por la falta de hierro en su alimentación. Este tipo de anemia es provocado fundamentalmente por la monotonía alimenticia que tienen en los campamentos. En los análisis que se les practican, también se descubre una escasez de vitaminas, proteínas y aminoácidos esenciales.

    Otro de los problemas sanitarios habituales son los parásitos: parásitos intestinales, piojos y otros parásitos dermatológicos que generan problemas de diversa índole, fundamentalmente provocado por la falta de higiene regular debido a la escasez de agua. La mayoría de estas afecciones, son fácilmente solucionables con una dieta rica en fruta, verdura y alimentos frescos y con una higiene normal.

    Se ha demostrado, que los niños y niñas saharauis que han pasado algunos veranos entre nosotros, son más altos y están mejor dotados para resistir las enfermedades que los niños y niñas que no han salido nunca. La variedad dietética, y los cuidados médicos curativos y preventivos aquí recibidos, hacen posible que el resto del año, estos niños y niñas estén en condiciones sanitarias “buenas”. Para nuestra asociación esta es la mejor evaluación posible de este proyecto.

    Además de los cuidados sanitarios, los niños y niñas saharauis, tienen por primera vez la visión de vivencias y acontecimientos que nunca tendrán en los campamentos.

    Muchos conocerán por primera vez el agua potable en un grifo distinto al de un camión cisterna, tienen la posibilidad de conocer y disfrutar de elementos tan sencillos como un cuarto de baño, una piscina, una carretera, una bicicleta… y tantas otras cosas que su situación actual les prohíbe disfrutar. Es gratificante ver la cara de estos niños y niñas la primera vez que ven el mar, un cine, un parque…

    Esta visión de la realidad, tan distinta de su realidad cotidiana, les hace ver a los niños y niñas que su pueblo está viviendo una injusticia que debe ser resuelta a la mayor brevedad posible.

    Aún así, estos niños y niñas son felices en sus campamentos y no debemos preocuparnos por su regreso. Lo importante es lo que se llevan, el cariño de una familia que los ha acogido. No debemos olvidar que el objetivo principal es que puedan volver a su tierra, a recuperar sus costumbres, a sus familias y hogares.

    Fuente : Sadicum

    Tags : Sahara Occidental, Vacaciones en paz, niño saharaui,

  • Yo también fuí niña del « Vacaciones en Paz »

    Yo también fui niña del Programa Vacaciones en Paz, ese programa que trae a España miles de niños y niñas saharauis durante los dos meses de verano a conocer, a experimentar y sobre todo a iniciarse en un mundo totalmente desconocido. Todo empezó cuando mis dos hermanas mayores venían a España, ellas me contaban su experiencia con los ojos totalmente abiertos y es cuando quise ser mayor, llegar a los 7 años cuanto antes y poder compartirlo yo también. En febrero nos solían hacer la foto individual en la “Madrasa” o colegio, que meses más tarde se convertiría en un pasaporte colectivo, lo cual facilitaría nuestro traslado desde los campamentos a España durante los dos meses de verano.

    Llegó mi momento y recuerdo que tenía exactamente 6 años, puesto que hacía 7 en septiembre, cuando dijeron mi nombre y rápidamente me coloqué el pelo, sonreí entre los nervios y la mirada impactante de quienes me rodeaban y que estaban igual o más nerviosos que yo. No volví a ver a aquellos señores que me hicieron la foto y me dieron un número de un documento de identificación. Y ya en mayo nos llamaron en la Daira, o por lo mismo Lidara, en donde habían colgado unas listas con nuestros nombres, comunidad autónoma a la que íbamos a ir y nuestro número de pasaporte.

    Todo se acercaba y cada vez los nervios aumentaban más, lo reconozco. Volví corriendo a casa y apunté mi pasaporte en la pared, que por cierto allí sigue a día de hoy. Era una cicatriz abierta, una ilusión, una herida de recuerdo. Con 6 años me iba a ir y no sabía dónde iba a aterrizar…

    Llegó junio y como de costumbre empezaron a llamar por la radio desde altas horas de la mañana a todos los pasaportes que les tocaba ir a lo largo de ese día, no sé si era mi buena o mala suerte pero el mío nunca le llamaban, pasaban los días y yo seguía con la misma esperanza. Por fin, en la segunda quincena de julio, cuando ya no me esperaba ningún vuelo, volvieron mis nervios y ahora sí que sí. Era un día caluroso, el silencio impactaba, me tocaba estar a las 4 de la tarde en mi Madrasa “Castilla la Mancha” , escuela que corresponde a todos los niños de Smara como punto de concentración, para iniciar el viaje hacia el aeropuerto.

    Mi familia se repartieron los deberes, mi madre por su parte se levantó, mandó a mis hermanas comprarme algunos detallitos que traería a mi familia de acogida y mi padre escribirles una carta donde les hablaba de toda la familia y sobre todo de mi. Llegó el momento y la temida despedida, era un “vuela hija, es tú momento y no defraudes”. Nunca había salido de mi casa, y tenía que comportarme como es debido, agarré mi mochila como un tesoro y no pegué ojo, es más ese viaje duró tanto que se me pasó volando, detallaría cada momento de aquello pero me quedo con la sonrisa de mi familia de acogida, los brazos abiertos y cómo no, la casa también.

    Nos conocimos, lloré como es lógico y de repente me acordé de los regalitos y rápidamente empecé a repartirlos entre los miembros de mi familia, no recuerdo si les gustaron o no pero sí los abrazos que me dieron; yo entonces era adulta en miniatura, todo era observar, preguntar, y de vez en cuando sonreír.

    Sin olvidar mi cara de fascinación al ver una fuente de agua, la playa, la piscina, y tampoco la de mi madre biológica cuando a las 5 de la mañana de un 2 de septiembre aparecí por casa, como si de un sueño me hubiera levantado. Y sí era un sueño, hasta las 8 de la mañana no pegué ojo, y ésta vez contando todas las maravillas que había vivido, incluidas las caídas de la bicicleta, la cantidad de chuches que comí en dos meses, las mil y una maravillas que a día de hoy sigo contemplando como si tuviese mis 6 años de entonces.

    Ahora, no tengo la edad para poder disfrutar del vacaciones en paz pero sí del vacaciones a los campamentos; cada 9 meses estudiando en España, toca un verano a 50 grados y está vez sin nada material y con todo que observar, más que nada lo que pierdo en 9 meses lo gano en dos.

    Benda Lehbib Lebsir.

    Fuente: 1niñosaharaui

    Tags : Sahara Occidental, Vacaciones en Paz, niño saharaui,

  • ¿Por qué creemos en el programa Vacaciones en Paz?

    “Y es entonces cuando te das cuenta que de un pequeño gesto haces montañas, que un simple paso marca tu vida, para siempre”

    ¿Porqué el Vacaciones en Paz?

    El Vacaciones en Paz es ese programa “proyecto” que permite salir de los Campamentos de refugiados a miles de menores saharauis, de salvarles de las altísimas temperaturas que pueden alcanzar en la zona. Este proyecto tiene por objetivo que los niños conozcan otra cultura, otro idioma, un chequeo médico que en los Campamentos no podrían disfrutar y sobre todo disfrutar de una experiencia que no deja de ser un sueño hecho realidad. El niño que llega a casa a todos los efectos es nuestro hijo, vayamos donde vayamos, de vacaciones, a la playa, a la piscina, le llevamos. Es nuestro hijo.

    La experiencia es fantástica, lo digo desde mi punto de vista como saharaui, y sobre todo desde mi experiencia, los primeros días son algo difíciles, como es lógico, para los niños y también para las familias, biológica y por supuesto la acogedora, es comprensible. Pero, luego nos “acoplamos” los unos a los otros.

    Los niños llegan deseosos de vivirla, pero no dejan de ser niños, se portan bien o mal, y en este último caso hay que reñirlos tal y como lo hacemos con nuestros hijos. Hay que educarles y sobre todo respetar el que su comportamiento los primeros días sea diferente, (que coman con la mano, que quieran sentarse en el suelo, que quieran dormir en el suelo, etc). No deja de ser su costumbre, por eso, hay que enseñarles y no dar por hecho que tienen que saber lo que no saben.

    El vacaciones en paz no deja de ser un guiño de la solidaridad bien entendida, del compromiso y sobre todo del dar sin esperar. A los que os convertís en las épocas estivales en improvisados padres, gracias.
    Gracias a los que hacéis el esfuerzo porque esta experiencia se repita cada año, a los que nos hacéis sentir como en casa, a los que respetáis nuestra procedencia y nos hacéis estar a dos caballos, porque sin vosotros el programa vacaciones en paz no tendría sentido.

    Benda Lehbib Lebsir.

    Fuente : 1niñosaharaui

    Tags : Sahara Occidental, Vacaciones en paz, niño saharaui,